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OPINIÓN / 'NADA ES GRATIS'

Encuestas electorales y
libertad de expresión

JESÚS FERNÁNDEZ VILLAVERDE. 21/03/2015

VALENCIA. España debe cambiar radicalmente la normativa de encuestas electorales. Más en concreto, España de liberalizar totalmente la elaboración y publicación de las mismas. Tres razones justifican este cambio de política:

1. El sistema actual es una atentado contra la libertad de expresión.

2. El sistema actual solo beneficia a las élites políticas y económicas.

3. El sistema actual dificulta la entrada de nuevos partidos y las alternativas políticas.

Para explicar en detalle estos argumentos, hay que recordar que la elaboración y publicación de encuestas electorales entre el día de la convocatoria y el de la celebración de cualquier tipo de elecciones esta regulado por el artículo 69 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (más los posibles complementos de las leyes electorales autonómicas). Este artículo determina, a grosso modo, que:

1. Las encuestas publicadas lo hagan con una serie de información técnica.

2. Que durante los cinco días anteriores al de la votación queda prohibida la publicación y difusión o reproducción de sondeos electorales por cualquier medio de comunicación.

La primera regulación es sencillamente absurda y demuestra la determinación de nuestro legislador de legislar por legislar. La libertad de expresión significa que yo, en mi medio de comunicación, puedo publicar lo que quiera, sea verdad o mentira (con el límite del derecho al honor y la intimidad de las personas y otras limitaciones menores).

Si yo mañana quiero colgar en este blog o en mi periódico que he realizado una encuesta y que me sale que el 99% de los encuestados quieren votar al Partido de Perico de los Palotes (el PPP), ¿qué razón ha de tener el legislador para cercenar mi derecho fundamental a hacerlo? El derecho a la libertad de expresión no es el derecho a decir la verdad.

Es el derecho a decir lo que quiera, algo muy diferente. De igual manera que es el derecho a no publicar lo que quiera -incluidos artículo no solicitados, cartas al director o comentarios- sin tener que dar explicación alguna. Argumentar que si el legislador no obliga a incluir información técnica las encuestas serán manipuladas sufre de tres problemas fundamentales:

1. Es tratar a los ciudadanos como niños pequeños que no tienen el criterio de determinar qué medio de comunicación es creíble y cuál no lo es.

2. Es una regulación trivialmente sencilla de incumplir mintiendo (la ley electoral no establece mecanismo efectivo para la comprobación de la veracidad de la ficha técnica) y que no protege de los verdades peligros de manipulación de una encuesta (por ejemplo, cómo realizo el muestreo).

3. Es una regulación que abre la puerta al concepto de que un criterio de determinar si algo debe publicarse es su veracidad, lo cual es el primer paso hacia un sistema represor de la libertad de expresión. Aunque tal peligro no se haya realizado en las últimas décadas no significa que no continúe existiendo. Es más, seguimos permitiendo que muchos ciudadanos no terminen de interiorizar los fundamentos de la libertad de expresión (la cantidad de comentaristas enfadadas que se quejan que los "censuramos" cuando no aprobamos sus comentarios demuestran lo poquito que se entiende el contenido de la libertad de expresión en España).

Pero la necesidad de publicar la ficha técnica palidece en importancia frente a la prohibición de publicar encuestas en los últimos cinco días antes de las elecciones.

Como decía antes, recorta sin un poderoso motivo mi libertad de expresión, argumento suficientemente contundente como para que el resto de esta entrada fuera redundante. Pero, solo por completar:

1. Los líderes de los principales partidos (PP y PSOE) y los grandes grupos económicos tienen acceso a encuestas actualizadas hasta el último momento. Los partidos pequeños (desconozco si IU o UPyD en el pasado han tenido presupuesto suficiente para ello, pero otros partidos más minoritarios seguro que no) y la gran mayoría de los ciudadanos no tienen acceso a esas encuestas. ¿Qué razón existe para esa asimetría? ¿Alguien se cree que el argumento de "evitar la manipulación" o "dejar que los ciudadanos reflexionen" no es más que un paternalismo condescendiente que solo esconde la hipócrita defensa de las ventajas de los que sí se pueden pagar sus propias encuestas?

2. El sistema actual dificulta la entrada de nuevos partidos y la circulación electoral. Pensemos en la últimas elecciones europeas. Es absolutamente plausible pensar que muchos votantes de IU y del PSOE, de haber sabido el repunte que Podemos tuvo en los últimos días de campaña, habrían cambiado su voto. De igual manera, muchos votantes de UPyD, de haber conocido el buen comportamiento de C's al final de la campaña, podrían haber cambiado su voto.

Esto ocurrirá de igual manera en las próximas elecciones. Por ejemplo, IU y UPyD, según las actuales encuestas, están en el borde de quedarse fuera de muchos parlamentos autonómicos. Los potenciales votantes de estas fuerzas tienen todo el derecho del mundo a saber, hasta el último momento, si su voto estará representado en esos parlamentos o si es mejor el voto "útil" y pasarse a Podemos o C's. O al revés, si un votante sabe que un partido al que pensaba apoyar va a obtener una cómoda mayoría, puede decidir votar a un partido más pequeño bien como contrapeso o como "muestra de apoyo".

Y antes de que los comentaristas protesten que tal comportamiento estratégico es una perversión de la democracia: todo voto es voto "útil". Jamás ha habido un partido político que refleje las preferencias de un votante perfectamente. Incluso los candidatos del partido probablemente preferirían algunas políticas diferentes de las que proponen pero estas, o no son factibles políticamente o son incompatibles con la necesidad de crear un bloque de votantes.

Por eso, en los extremos políticos (donde el interés en crear una coalición ganadora es menor que la pureza ideológica) uno ve docenas de partidos que solo los más metidos en ese mundo saben diferenciar. El votar es siempre, absolutamente siempre, un ejercicio de compromiso y para determinar el compromiso adecuado, uno tiene que tener la información correcta y actualizada.

Por último resaltar que en muchísimos países avanzados esta idea de regular las encuestas en periodos electorales, además de ser considerada totalmente inconstitucional, despertaría la mayor extrañeza. Por décadas se han publicado encuestas sin restricciones (incluido el mismo día de las elecciones y sin ficha técnica alguna) y no pasa nada, absolutamente nada.

Eliminemos pues el artículo 69 de la Ley de Régimen Electoral General y sustituyámoslo por la libertad total:

1. El legislador empezará a apreciar que no hay que legislar por legislar.

2. Pondremos a todos en una situación mucho más equilibrada.

3. Ayudaremos a la circulación electoral.

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