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memorias póstumas

Gerard Mortier, desde la tumba: "El Palau de les Arts es una aberración"

MANUEL MUÑOZ. 11/04/2015 Al célebre director de teatros de ópera, que falleció el año pasado, el edificio de Calatrava le parecía digno de Hitchcock

VALENCIA. A Gerard Mortier, el célebre director de teatros de ópera, que falleció el año pasado, el Palau de les Arts le inspiraba miedo, lo consideraba "una aberración" y "un edificio lleno de enormes errores". Estas afirmaciones están recogidas en el libro Reflexiones sobre la ópera, el arte y la política, que recoge conferencias, intervenciones públicas y otros textos suyos correspondientes a la época en que Mortier fue director artístico del Teatro Real. Nacido en Gante (Bélgica) en 1943, dirigió el Real desde 2010, después de haber adquirido una gran fama internacional como gestor cultural tras dirigir el Festival de Salzburgo, la Trienal del Ruhr y la Ópera de París.

Las referencias al Palau de les Arts Reina Sofía, obra de Santiago Calatrava, se encuentran en un capítulo titulado 'Escenografía y ópera, historia de una emoción', en el que expresa de manera extensa y profunda su opinión sobre la arquitectura de los teatros de ópera. Después de un amplio recorrido por algunos de los más importantes del mundo, Mortier dice: "Ahora voy a criticar también, a decir cosas que tal vez no sean políticamente correctas. Por ejemplo, he visto muchas cosas buenas de Calatrava, pero el Palau de les Arts de Valencia me parece una aberración. No entiendo toda esa arquitectura que no invita... Me inspira miedo. Me parece perfecto para rodar una película de Hitchcock; pero me parece muy peligroso para caminar por la noche".

Mortier explica que con ese comentario pretende "invitar a los arquitectos a reflexionar realmente sobre lo que significa el teatro antes de emprender una obra nueva", ya que "es importante que el público no tenga miedo de entrar en un teatro de ópera como ocurría en el siglo XIX".  Para el autor, lo que construyen los arquitectos "debe invitar a entrar y no a huir". "Para la arquitectura es muy importante el ejemplo de Calatrava, que ha creado un objeto que me recuerda a un pez poco atractivo, y cuyo interior es blanco". Esta elección es duramente criticada por Mortier: "Lo peor para el teatro es construir una sala blanca, porque toda la luz se refleja y nunca se puede concentrar sobre el escenario".

"COMPRENDO POR QUÉ VALENCIA ESTÁ EN BANCARROTA"

"El de Calatrava", añade, "es un edificio lleno de enormes errores. Y cuando sé lo que costó, comprendo por qué Valencia está en bancarrota. Se han gastado una cantidad de dinero desmesurada, cuando creo que España posee edificios fantásticos que podrían aprovecharse". Para Mortier, "España puede dar ejemplo a toda Europa sobre arquitectura, pero también se deben evitar crasos errores que proceden del desconocimiento, de una ignorancia total sobre la evolución y la función del teatro".

Este es el último dardo dirigido a Calatrava, que cierra un muy interesante capítulo en el que, por ejemplo, se cita como paradigma de lo contrario el teatro que Wagner hizo construir en Bayreuth para sus festivales y que fue inaugurado en 1876. Wagner defendía volver a la idea griega del teatro e hizo construir una sala con plena visibilidad desde todas las localidades. "Se trata", dice Mortier, "de una arquitectura magnífica, que vuelve a unir al público en una sala de 1.700 butacas".

Aunque Mortier no lo cita expresamente, el de la visibilidad es uno de los principales problemas de la sala de ópera del Palau de les Arts, concebida anacrónicamente a la italiana, y en la que, pese a haberse suprimido algunas de estas localidades, sigue habiendo muchas con visibilidad deficiente. Por no hablar de la escasez de espacio entre las filas o lo minúsculo y mal concebido de los aseos, en algunos de los cuales los caballeros que están en los urinarios pueden saludar a las señoras que hacen cola cada vez que alguien abre la puerta. O de una sala sinfónica a la que se debe acceder en ascensor, con los problemas que ello supone.

En cualquier caso, el libro de Mortier está lleno de interesantísimas reflexiones sobre la música, el teatro, la música, la política y la cultura en general, con la visión privilegiada de una persona de amplísimas referencias culturales. En la portada se incorpora su lema In audatia veritas, tiene 232 páginas y está publicado por Editorial Confluencias.

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5 comentarios

Javier Pons-Fuster. escribió
13/04/2015 12:23

Todos apoyamos la continuidad de les Arts, pero fue una aberración se mire como se mire. Capricho de políticos despilfarradores de plantar una megafalla que dejara boquiabiertos a los visitantes y al propio pueblo-electorado, con absoluta subordinación del contenido, para lo que concedieron manos libres y cheque en blanco (casi ná) a un devorador de presupuestos públicos ignorante en el ámbito de los auditorios y teatros de ópera y al que la funcionalidad se la trae y traía floja. Mortier, visto desde aquí, se quedó corto, muy corto.

Alfons escribió
13/04/2015 10:45

@Nacho: de lo que se trata realmente no es que sea bonito o feo estéticamente hablando, a ojo humano del espectador de a pie, que no entiende de los tecnicismos del teatro. De lo que se trata es de que a nivel técnico tenga una funcionalidad, es decir, lo de siempre: que no nos quedemos sólo con el continente (la falla, la estructura, la foto de inauguración), sino también con el contenido (lo práctico, las facilidades, lo técnico, lo profundo, lo complejo). Porque sino, es una ópera a medias. Y ya vemos como ha terminado... de obras otra vez.

Nacho escribió
13/04/2015 09:50

Pues para que todo no sea negativo, a mi me encanta, me emociono cada vez que voy y me siento muy orgulloso de que este maravilloso teatro esté en Valencia. Claro está, no es perfecto. El que quiera ver teatros feos, puede darse una vuelta por la Bastille o por el Metropolitan.

jj escribió
12/04/2015 09:39

totalmente de acuerdo con el sr Mortier, cada vez que acudo a una representación pienso que el edificio está mas hecho para enseñarlo que para usarlo.

Carlos escribió
11/04/2015 18:37

Nacho Duato cuando vio el teatro x dentro dijo que le parecía un polideportivo . Si llueve te mojas además de lo peligroso de las escaleras de granito cuyos peldaños me han dicho que no tiene la profundidad debida. Los baños son de gasolinera . La filas de butacas son demasiado largas y se producen muchas molestias en las entradas y salidas. La entrada parece de cine de barrio. El foyer pues eso.....de polideportivo. Los toros del restaurante de anunció de carretera. Lo único quen me gusta las escaleras. En definitiva la funcionalidad y comodidad indignas. Además parece que la caja escénica tiene 26 Mtrs cuando los teatros modernos tienen 30 y para esa profundidad se diseñan muchas coreografías. Lo de la inundación y el trencadis son vergüenzas constructivas por empecinamiento del arquitecto a pesar de que ya tenía cuando se construyó informes negativos

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