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CIENCIA Y CINE

'Tomorrowland' vs. Einstein, o los imposibles viajes en el tiempo y otras digresiones

C. AIMEUR. 15/05/2015 La película de Brad Bird que protagoniza George Clooney se suma a una larga tradición de fantasías en las que no hay límites

VALENCIA. El personaje de Casey, que encarna Britt Robertson, coge un broche del suelo. Todo a su alrededor cambia. Está en otro sitio. En otro lugar. En medio de un gran campo de trigo. Es un momento impactante, uno de los puntos de giro de Tomorrowland, la película de Brad Bird. Es muy emocionante. Es imposible. Físicamente imposible.

La fantasía de Disney formará parte a partir de este año del subgénero del cine fantástico que trata los viajes en el tiempo o similares. En este caso cabría hablar de fantasía y no ciencia ficción ya que, de entrada, el viaje en el tiempo es prácticamente irrealizable y tiene muy poco de ciencia. O casi. Hace ahora un lustro el físico británico Stephen Hawking publicó un artículo en el diario Daily Mail en el que planteaba cuáles eran los tres supuestos en los que se podría realizar: los agujero de gusano, los agujeros negros y viajar a velocidades próximas a la velocidad de la luz.

De las tres opciones, la única que se aproxima a un viaje en sentido estricto sería la tercera, ya que partiríamos de un concepto que sí manejamos, que es el de la máquina. Pero, como apunta el físico valenciano JJ Gómez Cadenas, profesor del CSIC, director del experimento NEXT en el Laboratorio Subterraneo de Canfranc y colaborador habitual de Jot Down, "no disponemos de la maquinaria adecuada para alcanzar esas velocidades".

"Nadie sabe lo qué es un agujero de gusano; más allá del simple concepto, de que la noción existe en las ecuaciones matemáticas de la teoría, no tenemos ninguna idea más. No hay ninguna manera de visualizarlos. A día de hoy son pura magia", explica Cadenas. Dicho de otro modo: la magia del cine. "En cambio el viaje al futuro en el contexto de la nave especial es tecnológicamente entendible. Muy complicado pero incluso podemos imaginarnos la tecnología necesaria para ello. Pero nadie sabe cómo hacer una nave que viaje a la velocidad de la luz", ríe Cadenas.

Posiblemente sea la serie Cosmos de Carl Sagan la que mejor ejemplificó esta forma de viaje en el tiempo. En el capítulo 8, ‘Viajes a través del espacio y el tiempo', Sagan imaginó a un adolescente italiano, Paolo, que viajaba cerca de la velocidad de la luz en una Vespa. Cuando terminaba su paseo por la campiña se encontraba a su hermano pequeño Vincenzo convertido en un anciano. Para él apenas habían pasado unos minutos; para su hermano, varias décadas. Paolo había viajado al futuro.

Los viajes en el tiempo, a otras dimensiones, a otros lugares que están en este universo pero son otro, son un habitual de la historia del cine y de la Literatura. El gran referente, sin duda, La máquina del tiempo, de H. G. Wells, publicada en 1895 y que ha tenido varias versiones cinematográficas y televisivas con dos destacadas: La de 1960, de George Pal, y la de 2002, que realizó un descendiente del escritor, Simon Wells. "La novela es la obra de un visionario", dice Cadenas con admiración. Y sabe bien de lo que habla porque él es novelista también, con éxitos como Materia extraña (Ed. Espasa).

Es admirable, sí, pero imposible porque, recuerda, no existe forma de viajar hacia el pasado. Si se viaja al futuro, no hay billete de vuelta. Al margen de las cuestiones básicas que plantea la Lógica, las famosas paradojas espacio temporales, el viaje en el tiempo hacia atrás rompe todas las convenciones. Algo que no es óbice para que los científicos también disfruten con las películas, pero partiendo de ese hecho: son fantasía. "Terminator (James Cameron, 1984) toca muy bien el tema, me gusta mucho", señala Cadenas. Y otro tanto dice de El filo del mañana (Doug Liman, 2014), una película de la que resalta su hábil relato de lo que es un bucle temporal. Pero su deleite es puro ocio.

Así lo explica otro astrofísico valenciano, Vicent Martínez, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València y Premio Nacional José María Savirón de Divulgación Científica. "Me divierten mucho las películas de viajes en el tiempo pero las veo con escepticismo. Me interesan como algo imaginativo, tiene atractivo literario, y es muy lícito estas ficciones". Y ya está. No le busquemos tres pies al gato.

Cadenas establece una tipología de narrativa de viajes en el tiempo o multiversos. Por un lado se encontrarían las que fantasean con el pasado. Ahí podríamos enmarcar, por ejemplo, clásicos como Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985) o series como El Ministerio del Tiempo de TVE. Se trataría de jugar con los condicionales, con el ‘y si'.

Por el otro lado se encontrarían las fantasías que miran hacia delante, que especulan con lo que vendrá el día de mañana. "Hay algo de aventurero en ello, de explorar", dice Cadenas. Obviamente ahí se incluiría también la segunda entrega de Regreso al futuro y, quizás, Tomorrowland, la película de Brad Bird que se estrena el 29 de mayo y que se presentará la semana que viene en Valencia, en L'Hemisféric, en la que el concepto es más elaborado, ya que El mundo del mañana al que alude el título es realmente un lugar en el espacio y tiempo donde los mejores se unen para crear una sociedad más avanzada. Y está aquí. O no.

Estaría pues más cerca de la teoría de los múltiples universos, de los multiverso. Y dentro de este subgénero Cadenas destaca Universo de locos, una novela de Fredric Brown, considerada por muchos como una de las obras maestras de la ciencia ficción. "Juega no sólo con los viajes en el tiempo sino con los universos alternativos y da uno de los planteamientos más creíbles".

En realidad, con la ciencia en la mano, el único viaje posible en el tiempo o a otro universo es el que describió Ray Bradbury en su relato ‘El convector Toynbee'. En él el protagonista es un hombre que ha viajado al futuro y le muestra a la humanidad cuánto ha progresado la sociedad. La gente al principio no le cree pero, inspirados por sus hallazgos, cambian el mundo y lo hacen un lugar más habitable.

En el relato el protagonista le confiesa a un periodista que todos su viajes son falsos. Que todo se lo inventó. Y le pide que diga la verdad. Que le cuente al mundo lo que ha sucedido. El periodista, como los de El hombre que mató a Liberty Valance, no le hace caso. Cuando se duda entre publicar la leyenda y la verdad, hay que apostar siempre por la leyenda.

A partir de ahora, a la lista de películas que fantasean con los espacios alternativos, con el futuro, con los viajes de aquí para allá en la flecha del tiempo y el espacio, se hallará también Tomorrowland, un largometraje que dice Cadenas que tiene "muchas ganas de ver". Y no es el único. Compañeros de Martínez también le han comentado que esperan a que llegue el estreno para ir a disfrutar con una fantasía que todos esperan que cumpla con lo que George Clooney ha prometido. El protagonista del filme cree firmemente que "la gente quiere salir y pasar un buen rato" cuando va al cine. "Y eso es lo que espero que esta película sea para ellos". Un buen deseo.

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