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Andrés García Reche: "El plan industrial es correcto pero llega tarde. Ahora veremos cómo se ejecuta"

Por PEDRO MUELAS / Fotos: EVA MAÑEZ. 15/11/2010 El profesor Andrés García Reche es un reconocido experto en política industrial. Alaba el plan recientemente firmado por sindicatos, patronal y Generalitat, aunque "llega con más de diez años de retraso". Habla  con cierta ironía de los SIP de las cajas ("mejor que nos manejen desde fuera"), opina sobre las patronales y la corrupción y pide la urgente reforma de las administraciones públicas

EL GRANO
Es profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València y fue director general de Industria y conseller de Industria, Comercio y Turismo entre los años 1983 y 1993, desde donde impulsó la creación del Instituto de la Mediana y Pequeña Industria Valenciana (IMPIVA), los institutos tecnológicos, las incubadoras de empresas (CEEI), el Parque Tecnológico de Valencia, el Instituto Turístico Valenciano, el Instituto Valenciano de la Energía y de Promociones de la Comunidad Valenciana, Procova, actual IVEX.

Todo aquel que ha gestionado desde un gobierno tiene una perspectiva especial. Si además es profesor de Economía Aplicada, la altura de miras le coloca, como a García Reche, al borde del escepticismo. Aún así el último conseller de Industria y Turismo con Joan Lerma siente como propio el pálpito de la economía valenciana y trabaja por su remedio. Ha vuelto a hacerlo en su papel de coordinador del trabajo universitario para la patronal de la provincia de Valencia, la CEV, cuyo texto ha  sido recogido ampliamente en la Estrategia de Política Industrial que acaban de firmar Consell, empresarios y sindicatos.  

EL GRANERO
-"¿Bancaja, CAM? Si no podemos manejarnos entre 
nosotros mismos, más vale que nos manejen desde fuera, que suelen 
tener más sentido común..."

-"Cuando yo era conseller, la patronal protestaba mucho. Entonces la culpa no la tenía el Gobierno central, sino la Generalitat..."

-"Hablemos del copago cuando realmente lleguemos al lí­mite máximo en la eficiencia del sector público"

-"No me fio de esos estudios que se encargan a consultoras carísimas para que nos digan exactamente lo que queremos oír"

-"Lamento que no haya en el plan industrial una apuesta más valiente por el capital riesgo"

-"El modelo económico debería estar basado en la innovación"

 -"Sigo pensando que aquí necesitábamos un parque temático de verdad"

-"La marca Mediterrània sigue siendo la solución a nuestros problemas de comunicación de la CV"

 
-¿Qué opinión le merece la polí­tica de eventos que ha llevado hasta ahora el Consell?
-Visto aisladamente del contexto no puede valorarse negativamente. El problema es que esto hay que analizarlo desde dos puntos de vista: En primer lugar, qué es lo que obtenemos como consecuencia del evento, qué nuevas actividades se han estimulado, qué cluster especializado se ha constituido... En fin, qué beneficios permanentes proporciona. Y en segundo lugar, cuál es su coste de oportunidad (si hago esto qué otra cosa dejo de hacer). Pues bien, yo creo que ambos ejercicios están bastante ajenos a la práctica política en esta Comunidad. De lo contrario no podrían explicarse actuaciones como el Ágora o Terra Mí­tica, inversiones cuantiosí­simas con un impacto reducidí­simo. Claro que se puede argumentar que a priori esto no se sabe. Niego la mayor, en el caso de Terra Mítica, a priori se sabía.
 
-Pues se habla ahora de traer un parque temático de Ferrari.
-Pues muy bien, cuando sepamos las condiciones, qué impacto general, si tiene una rentabilidad sostenida para el territorio y genera flujo suficiente de visitantes y actividades conexas, me parecerá bien. Y si no, pues no. Ahora lo que ya le digo es que no me voy a fiar de esos estudios que se encargan a consultoras carísimas para que nos digan exactamente lo que queremos oír. Esto sí que sale caro.
 
-¿Pero es que no hemos visto ya cómo van los parques temáticos?

-Ya, pero es que hay dos formas de enfrentar el desarrollo de un territorio. Trabajar todos los días muy duro, buscar consensos, soluciones, ser eficientes en lo que a cada uno le toca hacer. Y otra mucho más fácil, que no requiere tanto esfuerzo, es intentar traer grandes eventos o cualquier cosa con tal de que sea "grande". Esto es mucho más agradecido y te genera menos estrés. Y además a la población no le parece mal, entre otras cosas porque suele desconocer el coste de oportunidad que ello supone. En todo caso, yo sigo pensando que aquí necesitábamos un parque temático de verdad. No el que se hizo, ni como se hizo, ni donde se hizo.
 
-¿Por qué siempre desde Valencia, desde el centro del poder, el turismo se ha visto como una cosa menor?
-Yo tampoco lo entiendo. Lo hubiera entendido si hubiera habido una apuesta muy decidida para que se convirtiera la ciudad en un producto turí­stico por sí mismo. Valencia tenía bastantes posibilidades para que fuera así, pero aquí se suele creer que basta con tener la Torre Eiffel (La Ciudad de las Ciencias y las Artes) para ser París. 
 
-Pero eso se está produciendo.
-De manera dispersa y confusa. Se habla de notoriedad, que no niego que sea importante. Pero la notoriedad por sí sola no es suficiente para convertir una ciudad en destino turístico. Una vez que uno sabe donde se ubica en el mapa, debe saber qué ofrecer de manera específica para justificar el gasto que a los visitantes le supone el desplazamiento.
 
-¿Respecto a las respectivas fusiones de Bancaja y CAM se sitúa entre los apocalípticos o entre los integrados?
-Soy apocaliptico porque pienso que nunca hubiéramos debido llegar a 
ésto si nuestras dos cajas se hubieran fusionado cuando tocaba, 
dejando de lado los intereses localistas y partidarios. Pero ahora me 
integro entre los que piensan que si no podemos manejarnos entre 
nosotros mismos, más vale que nos manejen desde fuera, que suelen 
tener más sentido común.

-¿'Su' Mediterrània sigue siendo un concepto vigente?
-(Sonrí­e) ¡El término innombrable! Da lo mismo donde vayas. Todo el mundo te habla de Mediterráneo, de la enorme potencialidad del estilo de vida mediterráneo, la calidad de vida que se le asocia, etc. pero por razones que todavía hoy se me escapan no se quiere ligar nuestra imagen al Mediterráneo. Yo sigo pensando que la marca 'Mediterránea' siempre ligada a las cuatro marcas hoy vigentes, es la solución a nuestros más que evidentes problemas de comunicación cuando intentamos promocionar la Comunitat Valenciana en su conjunto. Además no lo digo yo, lo dicen todos los estudios y encuestas que en su día realizamos para asegurarnos el éxito de su lanzamiento, que contradicen la inexplicable persecución que se emprendió en su día en contra de algo que al fin y al cabo era sólo una marca turística que amparaba y dotaba de significado a todas las demás.
  
-¿Cree que los empresarios están cumpliendo su función con independencia?
-Como en otros ámbitos institucionales, a excepción quizá de los sindicatos, creo aquí hemos tenido algunos problemas para consolidar una representación potente del mundo empresarial. El primero de ellos es que CIERVAL nace como una superestructura de las tres patronales provinciales. Es mejor que lo que teníamos, pero no es suficiente. La integración debería continuar hasta vertebrar en una única organización regional la representación sectorial. Y el segundo es que hasta la llegada de José Vicente González a la CEV ha habido una cierta proliferación de líderes extraídos de actividades no industriales, lo cual, quiero que se me entienda, no prejuzga su capacidad. Lo que ocurre es que la visión desde la industria suele ser mucho menos cortoplacista y especulativa que la que se tiene desde otras actividades, se quiera o no. El campo de visión se amplia, si me permite la expresión.  
 
-¿Morata, Boluda?

-Por eso le digo que afortunadamente ahora parece que las cosas están cambiando para mejor.

-¿También porque no se les ve muy apegados al poder?

-Pues eso al menos parece. Recuerdo que en mi época al frente de la Consellería de Industria la patronal protestaba mucho. Entonces la culpa, al parecer no la tenía el Gobierno central, sino la Generalitat. No es que me parezca negativo. Eso significaba que se creía en la capacidad de resolver problemas del Gobierno autonómico. En todo caso creo que ahora los empresarios se están dando cuenta que son ellos los que tienen que luchar por ellos mismos y ejercer un cierto liderazgo económico que esta sociedad necesita. Lo cual no implica en absoluto que eso deba hacerse a favor o en contra del gobierno de turno que es el único legitimado para representar los intereses generales de la población. Precisamente el Plan que acaba de firmarse es una muestra evidente de que este planteamiento acaba dando sus frutos.
 
-¿La corrupción va ligada necesariamente al desarrollo económico de un territorio?

-Totalmente, pero al revés, Cuanta más corrupción, menos desarrollo económico. Mire el índice de Transparency International. Excepto en el caso de España e Italia, que están mejor situados en el ranking de la corrupción que en el de la renta per cápita (o sea que son más corruptos de lo que le correspondería por el nivel de ésta), en general la baja renta y la corrupción van de la mano. Y el problema de la corrupción no sólo es que es inmoral, es que destruye el mercado y hace irrelevante la eficiencia empresarial.  
 
-¿En sus tiempos había corrupción?
-Vaya pregunta. En todos los tiempos hay corrupción, mayor o menor. Eso es un dato, no una opinión. Pero por lo que yo conocí en mi hábitat natural de actuación, que era la Generalitat, nunca me encontré con ella. O sea que no debía haberla.

-Me gustó aquello que dijo usted: "Estábamos mal cuando creíamos que estábamos bien".
-Es que a veces da la impresión de que es la crisis de estos tres últimos años lo que explica todos nuestros problemas. El impacto de la globalización sobre nuestras empresas y la pérdida de competitividad de la economía valenciana no es un asunto que pueda abordarse con un enfoque coyuntural. Nuestro crecimiento arrastraba serios problemas estructurales desde finales de los años 90, cuando la globalización genuina irrumpió con fuerza en los mercados y nuestras empresas y sectores mostraron una escasa capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias. Yo suelo resaltar el bajo valor añadido que generan nuestras empresas, y, por tanto, el reducido nivel de su productividad. Cuando creíamos que estábamos bien, en efecto, no lo estábamos. Era entonces el momento de reflexionar y sentar las bases de la mejora de nuestro tejido productivo.
 
-¿A qué problemas estructurales se refiere?
-El primer problema que pone de manifiesto la globalización es que las empresas industriales, y muchas de servicios, compiten en un único mercado y necesitaban por tanto organizarse en red y controlar todos los eslabones de la cadena de valor, desde los proveedores hasta los clientes finales, y no sólo el estrictamente productivo. El ejemplo de Mercadona, Inditex o Ikea puede servir para ejemplificar esto que digo. Naturalmente para que ello sea posible se requieren dos condiciones al menos. Una que las empresas alcancen cierto tamaño. Y otra que introduzcan nuevas formas de organización y gestión utilizando de manera intensiva las TIC y la logística.
 
-Hace mucho hincapié en la productividad.
-Es la variable básica que determina, en ausencia de movimientos migratorios, la renta per cápita de un territorio. El nivel de vida de una región es el reflejo directo de la productividad de sus empresas. La productividad por hora de trabajo en España está por debajo de la media europea, pero es que la productividad en la CV es inferior a la media española. Esta es una de las principales causas que explica nuestra baja renta per cápita.

-¿Cómo se soluciona, entonces?

-Pues tocando muchas piezas y todas a la vez. Con un aumento de la dimensión de las empresas manufactureras, en primer lugar. Pero no me refiero a construir grandes empresas en el sentido convencional del término, esto es una utopía, sino a la necesidad de aumentar la dimensión hasta el punto, sea cual sea éste, que permita funcionar a las empresas en un mercado global, organizarse en red y controlar el conjunto de la cadena de valor. Lo que quiere decir por tanto no perder de vista al consumidor final dejando esa responsabilidad en manos exclusivas de los distribuidores. La empresa global es un mix entre actividad industrial y de servicios.
 
-Otra medida.
-La innovación es conocimiento útil y, por tanto, la segunda condición es que el conocimiento llegue a la empresa de manera efectiva y continuada. Yo mantengo que unos de los problemas principales de la competitividad en este país no es solo que gastamos poco en I+D o que nuestras empresas ocupen los puestos más bajos del ranking europeo de la innovación, sino que nuestro sistema de innovación no funciona bien, impidiendo que el flujo de conocimiento llegue adecuadamente a las empresas.
 
-¿Por qué?
-Porque los mecanismos de interfaz con el sistema productivo no son eficaces. Ocurre en la Universidad por ejemplo. Los incentivos de los profesores e investigadores a la hora de construir su currículo académico están exclusivamente ligados a la llamada producción científica (publicaciones en revistas especializadas). Por cierto, éste es un problema que podría solucionarse con un simple decreto. A esto es a lo que yo llamo funcionamiento ineficiente del sistema de innovación. O sea, que gastando más en I+D no se arregla todo.
 
-¿Falla algo más?
-La ausencia clamorosa de un verdadero mercado de capital riesgo, especialmente en su vertiente de capital semilla y arranque que es el que afecta realmente a los nuevos emprendedores y a los nuevos proyectos diversificadores. España tiene cifras muy bajas de capital riesgo, pero es que el porcentaje de éste que se dedica a ambas modalidades es el 10%.
 
-¿Ese asunto se aborda en el plan  estratégico para la industria que se firmó recientemente?
-A mí el plan, hasta donde conozco, me parece correcto en términos generales. Creo que llega con diez años de retraso, pero gran parte del diagnóstico y muchas de las medidas que se proponen están en la línea correcta. Cuando veamos cómo se concreta y ejecuta (que suele ser lo más decisivo) podremos tener una opinión más precisa. Lamento que no haya una apuesta más valiente por el capital riesgo, porque si se desea además de mejorar el modelo productivo existente, diversificar y capturar las actividades emergentes, es ya el momento de tomárselo en serio y apoyar al nuevo emprendedor, o al ya existente que inicie la nueva actividad, situando fondos de capital-riesgo público/privados en el interior mismo de cada uno de los centros especializados que alberguen algún conocimiento susceptible de convertirse en empresa: Institutos tecnológicos, universidades, incubadoras de empresa. No basta con patronatos bien intencionados como hasta ahora.
 
-¿Esa Estrategia de Polí­tica Industrial la posría hacer indistintamente tanto el PP como el PSOE?

-Yo creo que sí. Lo mejor naturalmente hubiera sido un 'pacto de estado' en una cuestión tan central como ésta. Pero me temo que aquí nos falta algo de tradición en este campo. Esto sería lo ideal porque garantizaría su permanencia por encima de avatares electorales. Dicho lo cual, un pacto tripartito entre los tres principales actores del sistema productivo: Generalitat, organizaciones empresariales y sindicatos me parece un buen punto de partida. 
 
-¿Ve alguna deficiencia en el documento?

-Pues creo que se ha perdido una gran oportunidad para hacer también una innovación institucional. Me cuesta creer que con esta dispersión de competencias e instituciones sea suficiente con la voluntad de coordinar. En mi opinión una Agencia Valenciana de la Innovación que dependiera de la Presidencia y estuviera jerárquicamente por encima de nivel de conselleries, con plenos poderes para actuar de manera horizontal en esta materia, garantizaría mejor una correcta ejecución de proyecto.
 
-¿Alguna objeción más?
-También creo que la pata de la sostenibilidad está contemplada de manera algo tímida y muy centrada, casi en exclusiva, en el terreno mediombiental. Y no es esto a lo que se refiere la UE cuando reitera que la sostenibilidad, como la responsabilidad social de las empresas, debe asumir desde el inicio los aspectos económicos y sociales, además de los ambientales.
 
-Le veo muy escéptico.
-Mi escepticismo tiene que ver con la experiencia personal. Cuando pusimos en marcha el IMPIVA y la red de institutos tecnológicos el éxito relativo que alcanzamos entre todos sólo puede explicarse porque hubo desde el principio un planteamiento estrictamente profesional y políticamente neutro en la ejecución de la estrategia, lo que generó rápidamente una elevada credibilidad entre el empresariado que no veían en la práctica defraudadas sus expectativas. 
 
-Por resumir, ¿qué modelo de desarrollo se deberí­a seguir?

-Hombre, puestos a resumir diría que un modelo económico basado en la innovación, en todos sus aspectos -producto, proceso productivo, mercadotecnia y organización-, con empresas desplegadas en red en el mercado global y que controlen el conjunto de la cadena de valor en base a las nuevas tecnologías de la información, las comunicaciones y la logí­stica. Y todo ello teniendo como referencia ineludible el requisito de sostenibilidad en todas sus vertientes. Ese es el desideratum.
 
-¿Con la gran crisis y la falta de ingresos en las administraciones no cree que sería necesario una gran innovación institucional?
-Yo creo que aquí todo el mundo hace el presupuesto pensando que esto escampe. En mi opinión se ha vuelto a perder otra gran oportunidad para reformar a fondo la Administración pública en todos sus tentáculos. Es ineficiente no porque los funcionarios lo sean, sino porque el sistema de provisión pública de servicios está mal diseñado desde el principio generando excesos en el gasto corriente y costes externos innecesarios. Suelo decir, exagerando algo a conciencia, que muchos de los problemas de este país encontrarían solución no tanto cambiando el signo de la ideología de quienes nos gobiernan, sino reduciendo significativamente los niveles de incompetencia generalizada que en ciertos asuntos unos y otros muestran. 
 
-¿Y terminamos hablando del copago?

-Normal, si. Pero claro es que si usted me dijera que vamos a hablar del copago porque realmente hemos llegado al lí­mite máximo en la eficiencia del sector público, y ya no hay nada en lo que recortar, entonces tendría sentido reflexionar sosegadamente sobre este asunto. Pero es que no me lo creo. Si sometiéramos a una revisión detallada todas las partidas presupuestarias y los organigramas de las distintas administraciones públicas, yo le aseguro que hay mucho margen de maniobra para reducir gastos corrientes innecesarios, entre los cuales desde luego no se encuentra el sueldo de los funcionarios públicos.
 

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5 comentarios

Alarce escribió
27/11/2010 11:11

García Reche que siga dando clases en la Facultad y que deje a los demás encargarse de la política industrial. Me nombran por aquí un pasado socialista pésimo que precisamente se acabó en 1995. Muchos catedráticos son personas respetables pero eso no significa que sepan hacer política. Y como uno por aquí ha dicho, efectivamente, los docentes terminan por colocar a sus amiguetes en las instituciones ocupando cargos más que los demás. Si quiere usted aportar sus conocimientos teóricos señor García Reche, póngase usted a las órdenes de cualquier político o alto funcionario y asesore. Es más, la política y la economía han ido mejor cuando no se han encargado docentes. Los docentes a las clases. Ahora necesitamos buenos empresarios que arriesguen su capital y aporten esos conocimientos prácticos que ustedes no hacen porque les gusta sólo dirigir, vamos que muchos todavía les cuesta aceptar la realidad de que aquellos años se acabaron y que no se puede estar en la política eternamente.

Enrique escribió
15/11/2010 19:33

Magnifica entrevista a Andres Garcia Reche. El equipo de Consellers, Directores Generales que hubieron en la Generalitat Valenciana antes de 1995, estaba formado por Catedraticos, y Profesores, Aurelio Martinez, Leandro Garcia, Francisco de Paula, Ernest Reig, Vicent Ahuir y muchos mas, que por haber estudiado la estructura economica de la Comunidad Valenciana, supieron crear organismos que paliaran las carencias, IVF, SGR, Impiva, Procova, AVT, IVEN, CEEI, Parc Tecnologic, etc. Totalmente de acuerdo con al papel reivindicativo de las patronales, dirigidas todas por personas del sector del ladrillo, que no veian mas alla. Y continuan pidiendo lo mismo al Gobierno Central. A partir de 1.995 todo eso se perdio y fijense como languidezen todos esos organismos, que ya no sirven por estar dirigidos por personas que no conocen la estructura economica y por tanto no pueden diseñar mas que Planes de Competitividad sin fondos que son inutiles.

Nikolai Jonas escribió
15/11/2010 12:18

Andres Garcia Reche no fue el último conseller de Industria con Joan Lerma. Tal mérito -si acaso- corresponde al también profesor Matin Sevilla.

klaus escribió
15/11/2010 11:59

Menos mal que hay profesionales que aun hablan con claridad y coherencia de las cosas

sm escribió
15/11/2010 09:46

Otra de las reformas inaplazables es la del monstruo universitario, un verdadero depredador de recursos que sólo sirve para colocar a amiguetes y formar parados.

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