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LA PANTALLA GLOBAL

‘Kung Fury':
regreso al videoclub

EDUARDO GUILLOT. 05/06/2015 El mediometraje de producción sueca, de estética retro y financiado mediante una campaña de 'crowdfunding', ha revolucionado la red

VALENCIA. Hubo un tiempo, lo crean o no, en que las películas casposas no eran trendy. Hace algunos años, quienes disfrutaban con films como El vengador tóxico (The Toxic Avenger, Michael Herz y Lloyd Kaufman, 1984) y otros subproductos de serie Z eran tildados de freakies, y los devotos de Ed Wood (antes de que Tim Burton lo convirtiera en una figura popular) constituían una selecta e incomprendida minoría, que valoraba Plan 9 from Outer Space (Ed Wood, 1959), comúnmente considerada la peor película de la historia del cine, por el ingenuo candor que desprendía, y no solo por las carcajadas involuntarias que generaba la torpeza con que está realizada. Hoy en día, sin embargo, han cambiado las tornas, hasta el punto de que se producen films que buscan voluntariamente ser objeto de culto desde su misma concepción.

Con la llegada de las tecnologías digitales y el consiguiente abaratamiento de costes, cualquier empresa cinematográfica de medio pelo puede hacer sus películas casposas a la carta. Y no es mal negocio. El cine basura tiene un mercado cada vez más amplio, como demuestra el eco obtenido por películas en las que los protagonistas son tiburones voladores o zombies nazis. Son productos que antaño se consumían a través del VHS y que hoy llegan incluso a la pantalla grande, como es el caso de Cooties (Cary Murnion y Jonathan Milott, 2014), una cinta sobre una plaga de niños zombies que de barata tiene bien poco (produce Lionsgate, protagoniza Elijah Wood) y que se estrenará en España en octubre.

Como el lector ya debe saber, el penúltimo fenómeno del cine casposo se llama Kung Fury (2015), y es una película sueca, escrita, dirigida y protagonizada por el novato David Sandberg, que ni siquiera ha necesitado rodar un largometraje para dar la campanada. Treinta minutos le han bastado para poner patas arriba las redes y generar un culto inaudito. No sabemos si la acabarán proyectando en el festival La Cabina, pero de entrada hay que quitarse el sombrero ante el talento de su creador, capaz de despertar una enorme expectación con solo dar a conocer un proyecto que logró recaudar más de seiscientos mil dólares (sí, han leído bien). Lejos del millón que pedía para que fuera un largo y tuviera distribución normalizada, pero bastante más de los doscientos mil que necesitaba cuando puso en marcha el crowdfunding a través de Kickstarter para producirla.

TODO VALE EN CASA DE JUAN PALOMO

A diferencia de ese otro cine trash que lo es casi contra su voluntad, Kung Fury juega desde el principio con las cartas marcadas, empezando por meter en el mismo saco todos los temas que, según las estadísticas, baten récords de viralidad en internet. A saber: Hitler, Thor, dinosaurios y nostalgia de los ochenta. Si creen que es imposible escribir un guión combinando todos estos elementos (y algunos más, como el kung fu, el gore y los videojuegos), se equivocan. David Sandberg lo ha conseguido. Y justo es reconocer que lo hace con gracia, aunque es obvio que si la operación funciona es porque apela a la complicidad de un espectador que asiste al espectáculo reconociendo todos y cada uno de los infinitos guiños que se le ofrecen en bandeja.

Tratar de desmenuzar el escaso metraje de la película llevaría semanas, ya que no hay detalle alguno abandonado al azar, desde el nombre y el logo de la productora (Laser Unicorns, homenaje a Atari) hasta una textura fotográfica que imita la de las viejas cintas VHS. El rodaje se realizó con dos cámaras digitales, la Canon EOS 5D y la Sony FS700, pero se añadieron los efectos necesarios en postproducción para dar a la imagen ese aspecto vintage, al que se añaden también las interferencias y correcciones de tracking típicas de las cintas de video. Un recurso que, en el presente caso, va más allá del chiste, ya que uno de los momentos en que se utiliza impide ver con claridad a uno de los personajes. ¿El motivo? La actriz que lo interpretaba no estaba disponible y Sandberg tuvo que recurrir a otra. Difuminar la pantalla permite que no se note el cambio.

Ambientada en el Miami de 1985, la película celebra la estética hortera de series como Corrupción en Miami, la música sintetizada y con percusión electrónica, la prehistórica imagen de síntesis de Tron (Steven Lisberger, 1982) o la filosofía de baratillo sobre artes marciales de Karate Kid (John G. Avildsen, 1984), pero tampoco olvida al público actual, convirtiendo una máquina de videojuegos Arcade en un primitivo Transformer o introduciendo un episodio de animación de inspiración japonesa. El mashup es de tal envergadura, que Kung Fury fue seleccionada en la pasada Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, para participar en el Director's Fortnight. Entre los directores con que compartió el honor estaban Takashi Miike, Arnaud Desplechin, Sharunas Bartas, Miguel Gomes o Philippe Garrel. Poca broma.

Al cierre de estas líneas, la película lleva más de doce millones de visionados en YouTube, y no es el único canal donde está disponible. La locura se ha desatado hasta el punto de que el crítico Maximiliano Torres, en el diario mexicano Milenio, la compara con Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, George Miller, 2015): "Kung Fury es un recordatorio (infinitamente más humilde, pero igual de honesto) de cómo el entretenimiento está alcanzando mayor expresión en manos de distintas generaciones. A diferencia de emisarios de Hollywood como Michael Bay, Joss Whedon o Jon Favreau, el realizador de Mad Max tiene 71 años y había estado en el banquillo durante décadas, en tanto que el de Kung Fury nació en Umea, una ciudad sueca de cien mil habitantes".

Sí, la cosa se nos ha ido de las manos. ¿Va a cambiar la historia del cine un mediometraje resultón, entretenido y sin pretensiones? Quizá no, pero su éxito puede ser considerado como un síntoma. Habrá que ver cuánto tardan en llegar las ofertas de Hollywood a Sandberg, que probablemente sea el primer sorprendido ante los efectos causados por una broma tan inocente como inocua, aunque fruto de un meritorio trabajo. Y es que hay que tener mucha fe en uno mismo y toneladas de paciencia para disponer de un solo uniforme de policía y rodar separadamente a cada extra con objeto de componer una escena en la que aparecen varios de ellos dentro de una comisaría.

LA GUINDA Y EL INGREDIENTE ESCAMOTEADO

Pero, como decía Super Ratón, "no se vayan todavía, aún hay más". Porque la guinda de este despropósito en que Hitler es un experto en artes marciales (Kung Führer), las amazonas vikingas usan ametralladoras y los dinosaurios viajan en el tiempo para engullir soldados nazis, es nada menos que la intervención estelar de David Hasselhoff, definitivamente convertido en el icono de los ochenta más cutres. En la película, su participación se limita a poner la voz al Lamborghini que conduce Kung Fury, en un chiste doble que combina sin rubor El coche fantástico con 2001: Una odisea del espacio (el ordenador del coche se llama... Hoff 9000), pero en la banda sonora se incluye también una canción titulada True survivor, cuyo videoclip lleva días haciendo las delicias de sus fans en internet. ¿Quién le iba a decir al acartonado actor de 62 años que viviría otro revival?

No queda otra que descubrirse ante David Sandberg. Ha irrumpido en el mundo audiovisual como un elefante en una cacharrería, aprovechando al máximo el presupuesto de que disponía y sabiendo tocar todas las teclas necesarias para convertir su película en un fenómeno de culto. ¿Todas? No, no todas. Cuando mencionamos las búsquedas más virales de internet olvidamos una: El sexo. De hecho, los desnudos femeninos también eran uno de los objetivos evidentes en las visitas adolescentes a los videoclubs en los ochenta, y un ingrediente casi imprescindible en las películas de serie Z. Pero si Kung Fury incluyera unas cuantas actrices en topless quizá no hubiera sido tan fácil su distribución en YouTube. El sexo y la desnudez siguen siendo uno de los mayores tabús en la industria del cine. Así que, al final, habrá que convenir que Lars Von Trier o Gaspar Noé son bastante más transgresores que unos jóvenes talentos que, sin duda, llegan con muchas ganas de epatar, pero resultan totalmente inofensivos.

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1 comentario

Uno de por ahi escribió
06/06/2015 00:20

Hollywood lleva ya mucho tiempo resucitando muertos de los 80 para sacarles la pasta a los nostalgicos y a las nuevas generaciones. Podria ponerle una lista de aqui a Lima.Cuando Spilverg hizo super-8 todos los medios de comunicacion y critiquillos de 3 al 1/4 hacian cola para hacerle f-l-cion-s, pero este tipo es un "espabilao". Este mismo diario dedico hace poco un articulo al aniversario de la Cannon films.Cuyas peliculas se emiten hoy en dia todas las noches en un canal en abierto. Sin embargo lo hace un avispado emprendedor y lo llamamos cutre-caspa cuando cada frame de esta pelicula esta cuidadosamente estudiado. Disfruta con la pelicula hombre que es para lo que esta hecha. PD : si que hay contenido sexual , aunque sea subliminal. Usted mismo lo sabe, si se viera siquira medio pezon ,no se podria distribuir por you tube.

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