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emprendizaje extremo

La revolución de la economía colaborativa

DANIEL PERELLÓ. 08/06/2015

'Emprendizaje' extremo

Daniel Perelló

Profesor y fundador de SchoolMars.
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VALENCIA. Imaginar un mundo en Internet donde puedes conocer y confiar en todo el mundo puede parecer una utopía pero la realidad es que cada día se consigue dar un pasito más hacia delante. Reputación online, intercambio, economía colaborativa...son conceptos que quieren cambiar el planeta.

Compartir en lugar de poseer. De hecho el propio MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, calcula un potencial para el mercado de 110.000 millones de dólares (actualmente ya ronda los 26.000 millones) y el total de personas que participan activamente de este sistema a través de las diferentes plataformas tecnológicas, ya se han embolsado la friolera de 3.500 millones de dólares (según la revista Forbes).

¿Pero de dónde sale este afán por compartir? ¿Por qué esta cambiando la economía y la forma de ver el planeta de las personas? Algunos creen que es consecuencia de la digitalización, otros del propio capitalismo, de los precios abusivos de algunos servicios, o la respuesta a la inquietud y la ineficiencia del mundo.

Para mi ha sido un mix de todas esas cosas unidas a las inquietudes, el talento y la creatividad de las personas. De hecho de eso parte emprendizaje extremo, de buscar soluciones a temas ineficientes e inquietantes (en mi caso la educación). Intentando echar la vista atrás para descubrir dónde empezó el afán colaborativo, destaco dos puntos de inflexión:

- El primero lo encuentro en Couchsurfing, una plataforma que te permitía recorrer el mundo entero "saltando de sofá en sofá". Cualquier persona podía (y puede) ofrecer el sofá de su casa de manera gratuita a cambio de una gran experiencia, y con la que posiblemente conseguirás que luego tú, tengas un sofá en la otra parte del mundo.

- El segundo, aunque no lo englobaría dentro de la economía colaborativa pero si del concepto que nace del abuso de precios o la ineficiencia, es Whatsapp. Cuando todos estábamos hartos de pagar 15 céntimos por un SMS, de repente a alguien se le ocurrió que podían "salirnos gratis". Actualmente he enviado 163.313 mensajes, imaginar si tuviera que multiplicar por 15 céntimos.

La respuesta para todo este debate (que no ha hecho nada más que comenzar) es eficiencia. El 80% de las segundas viviendas en España están más de 9 meses al año vacías, en EEUU hay 80 millones de taladradoras cuyos dueños solo la usan 13 minutos de media, o los coches particulares pasan el 95% de su tiempo parados.

De hecho el caso de las taladradoras es uno de los casos de estudio más sonados. El propio Black & Decker, el mayor fabricante de herramientas del mundo, "pivotó" su modelo de negocio a en lugar de vender, alquilar o prestar por horas sus máquinas e incluso permitió a sus clientes hacerlo con las herramientas que habían comprado con anterioridad. Multiplicaron por 10 sus ingresos y además generaron economía colaborativa.

El debate sigue y seguirá abierto, en España ya lo hemos vivido, prohibiendo la entrada de Uber, que conecta conductores con pasajeros, (para mi, el mejor servicio en cuanto a confianza, facilidad de uso, experiencia, diseño, comodidad... que he probado en mi vida y que ha sabido crecer y adaptarse a una necesidad sobre todo en las grandes ciudades), y en los EEUU ha pasado con Airbnb, para buscar y compartir alojamiento, donde en la gran manzana está prohibido reservar un alojamiento particular por menos de 30 días.

Coches compartidos, casas, viajes, maleteros, maletas, plazas de aparcamiento, herramientas, redes Wifi,... parece que cualquier cosa está expuesta a sumegirse de una u otra forma en el consumo colaborativo.

Quizá sea porque estos productos luchan contra los grandes movimientos económicos, o lo que es lo mismo, contra "lobby´s" del transporte, el turismo o los bancos (con este último, en España tenemos el caso de Kantox que propone el intercambio de divisas entre empresas) o quizá porque los verbos compartir, prestar, alquilar, colaborar están cada vez más en boca de todo el mundo, pero la realidad es que el éxito de esta forma de consumir, está cambiando las reglas de el juego y revela una sociedad que quiere cambiar la manera en la que vive.

Solo el progreso determinará el fin de estos y muchos otros productos, porque en este mundo de cambios, nada de lo que llega se queda y nada de lo que se va, se pierde. Seguiremos atentos a todos estos cambios.

'Emprendizaje' extremo

Daniel Perelló

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1 comentario

Sebastian Mariz escribió
09/06/2015 12:06

Interesante que se hable de los "lobbies" del sector del transporte, el turismo y los bancos, cuando justamente se tildó a Uber del lobby de los grandes fondos de inversión americano que venían a romper los modelos tradicionales de empresa y negocio. Todos somo lobbies porque todos queremos defender nuestros intereses, y esa es la razón de ser del lobby!

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