Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• PSPV, Compromís y Podemos presentan la proposición de ley para recuperar RTVV 
• El Gobierno manchego recurrirá el nuevo trasvase del Tajo al Segura
• Montiel (Podemos), con 67.500 euros, el portavoz con más retribuciones en 2014

VALENCIA. "Hubo un momento en el que me pregunté: ¿Pero qué hace aquí?". Lo relata un trabajador del IVAM. Este viernes la exdirectora Consuelo Císcar se plantó sola en el instituto. ¿Para qué? Nadie lo sabe. No lo explicó. Simplemente llegó y fue a reunirse con el director. O eso pretendía.

Císcar accedió al museo por la puerta principal a mediodía, en torno a la una, y dijo que quería hablar con el director. Le dijeron que no estaba prevista ninguna reunión con su sucesor, José Miguel G. Cortés. Lejos de arredrarse, la exdirectora despistó a la seguridad, según las fuentes consultadas, y subió en ascensor a la cuarta planta donde se encuentra el despacho del director. Una vez dentro, Císcar se encontró con el recibidor donde se hallan las secretarias de dirección.

Para acceder al despacho dirección ellas debían abrirle la puerta, y se adentraría en el módulo donde se encuentran Cortés y su equipo. Sólo le habría separado una puerta, la del despacho de Cortés. Pero éstas le repitieron lo mismo: No estaba previsto ninguna reunión en la agenda; no podía por tanto acceder. Císcar no explicó para qué quería hablar con él.

En el museo de arte moderno especulan que era para hablar del informe de Intervención de la Generalitat. Dicho informe constata más de 60 irregularidades durante su gestión, que incluyen desde compras por encima del precio de mercado a gastos sin justificar. El documento se dio a conocer justo al día siguiente de hacerse oficial la condena al marido de Císcar, el exconseller Rafael Blasco, quien este viernes se presentó por sorpresa en el TSJ para acordar su ingreso en prisión.

Aproximadamente a la misma hora, Císcar se encontraba en el IVAM, hablando con las secretarias sobre su intención de reunirse con Cortés. Los responsables de seguridad del instituto le pidieron por favor que saliera de allí. La exdirectora bajó a la cafetería del museo donde permaneció unos instantes. Siempre estuvo sola. Ningún trabajador habló con ella.

Finalmente, sola, tal y como había llegado, Consuelo Císcar salió a la calle, se subió a un taxi y se fue del museo que ha dirigido durante diez años y en el que ahora no podía tener ni una entrevista con el director si no lo había acordado antes.