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MITO DE LA RADIO

Carlos Pumares,
mito radiofónico:
"El cine se muere"

JAVIER CAVANILLES. 27/06/2015

El crítico de cine más polémico de España, excolaborador de Crónicas Marcianas, recuerda su etapa en el programa 'Polvo de Estrellas'

VALENCIA. "Sí, buenas noches ¿dígame?", decía el presentador. Al otro lado del teléfono, un venerable anciano le pedía al locutor ayuda para recordar el título de una película que había visto años atrás. El único dato que podía aportar era que salía un señor con bigote. En unos minutos, cuando no existía Google y había que tirar de memoria, Carlos Pumares (Portugalete, 1943) no sólo encontraba el título, sino el nombre de los protagonistas, el guionista, el productor y añadía dos anécdotas más. Así era el día a día de Polvo de estrellas, probablemente el mejor programa de cine de la historia de la radio española.

Primero en Antena 3 Radio y luego en Onda Cero, Polvo de estrellas duró más de dos décadas y creó toda una generación de cinéfilos para los que el programa fue parte de la banda sonora de sus vidas. Sin embargo, los más jóvenes conocen a Pumares como a ese señor mayor y bajito, de pelo blanco convertido en parodia de sí mismo, que salía gritando en Crónicas Marcianas y participó en basuras como F.B.I (Frikis Buscan Incordiar), la única película (gracias a Dios) del periodista Javier Cárdenas. Lo del cameo en Torrente 3 es más fácil de perdonar.

"Cinema Jove es como Cannes, Berlín o San Sebastián, un sitio donde ponen películas que nunca se van a estrenar", dice. La primera, en la frente. "Eso sí", añade, "los festivales son el último refugio del cine, porque se está muriendo", añade con su inimitable tono de voz. El periodista estuvo esta semana Valencia, como redactor de La Razón, para cubrir el festival.

"Se ha perdido la tradición de ‘ir al cine', ahora se va -si se va- a ver una película. Pero en las ciudades las salas están cerrando y en las afueras hay multicines con 20 salas y en cada hay cinco espectadores. La gente prefiere ver las películas en el móvil, que no se ve nada, y les da igual", asegura.

"Pero no sólo eso. Vas a la tienda y un DVD cuesta 20 euros. ¿Cómo puedes cobrar 20 euros por una cosa que te ha costado menos de uno. Lógico que la gente se lo descargue", añade. Del IVA, mejor ni hablar.

Un clásico de Polvo de Estrellas era el oyente que no se enteraba de nada. Bastaba que el presentador dijera airado que no iba a hablar más de tal estreno -ya le habían preguntado cuatro veces por la misma película- para que sonara el teléfono y un alegrías volviera a preguntar por ella. Entonces se desataba la tormenta y temblaba el transistor. No en vano, la biografía que le escribieron Ivan Reguera y Juan José Aparicio se subtituló Un grito en la noche.

¿Con gente así, llegó a perder la Fe en la Humanidad?, pregunta ValenciaPlaza.com ."Tanto como eso no, pero casi. Hay que tener en cuenta que entonces no existían los frikis, se les llamaba pesados. En el control teníamos una libreta que en la portada ponía ‘Indeseables' e íbamos apuntando los teléfonos de los más pesados. Al final teníamos páginas y páginas de números", recuerda.

Algunas de esas llamadas eran tan absurdas que se extendió la leyenda de que las hacían dos jóvenes locutores de la cadena, Juan Luis Cano y Guillermo Fesser, que tenía un programa muy loco que se llamaba Gomaespuma. "No es cierto. Es verdad que nos conocíamos porque éramos compañeros de la cadena, pero no. Por mucho que algunas llamadas parecieran de broma, eran auténticas".

Su programa empezaba de madrugada, sin hora fija, cuando acababa Supergarcía. Se habló mucho de su mala relación con el mítico periodista deportivo José María García. "Tampoco es cierto, la relación era muy buena. Yo, cuando acepté el programa sabía que empezaría después de Supergarcía y que tenía que acabar a las dos. Un día, acabó a las dos menos cinco. Yo saludé, puse una canción y me despedí. Pero gracias a eso fueron ampliándome el horario y al final llegó a durar hasta las 4 de la madrugada".

Técnicamente, Polvo de estrellas tenía cero oyentes. A esas horas de la madrugada no había estudios de audiencia así que es imposible cuantos miles de personas desafiaban el sueño para meterse en vena (quizás sería mejor decir 'oreja') una buena dosis de cine vía ondas hertzianas.

 

"Eso era un problema para conseguir publicidad, pero al final ya teníamos a El Corte Inglés y a Sony. Al final, un directivo me reconoció que mi programa era el más rentable de la cadena. García ingresaba millones, pero era un equipo inmenso de gente, con periodistas en todas las ciudades de España. Polvo de Estrellas éramos mi técnico, yo, y la bolsa en la que llevaba los discos", explica.

Pero el programa era más que una lección para aprender de cine, era una escuela de música. Cada noche, Pumares sacaba de su leonera, así lo llamaba, discos que no sonaban en ningún otro programa. Lo mismo pinchaba un bootleg de Dylan que un concierto de Barbra Streisand. Su colección era tal que hasta le prestaba vinilos al igualmente mítico periodista musical José Ramón Pardo.

Pumares recuerda una anécdota. "En 1985 estaba cubriendo los Oscars y ví un disco en el que salían muchos cantantes y pensé ‘esto le va a gustar a la gente'. Como hacía el programa desde allí, lo pinche esa misma noche y fue un éxito", recuerda. Fue la primera vez que sonó en Europa una canción que luego se haría famosa: We are the World.

NO SE VAYAN TODAVÍA QUE AÚN HAY MÁS

Poca gente lo sabe, pero Pumares también el encargado de seleccionar la película que, cada viernes, proyectaban en La Clave, uno de los programas de televisión más míticos de la Transición y que presentaba José Luis Balbín. "Fue una época maravillosa", recuerda. España se dividía entonces entre los que veía ese programa y los que preferían Un, dos, tres.

"Nunca tuvimos ningún problema pese a que eran los tiempos que eran. El verdadero problema no era la censura sino los funcionarios. Yo iba a pedir una película y me decían ‘esta no, que es para nosotros'. Como el programa se hacía en el UHF [la segunda cadena de la televisión pública] yo les decía ‘¿Qué pasa, que nosotros no somos nosotros? Pues así todas las semanas", recuerda.

Donde sí hubo problemas es en otro de los programas que colaboraba ya que, nadie se acuerda, pero Pumares fue guionista de El hotel de las mil y una estrellas, el programa más picantón de la RTVE del tardofranquismo y que se emitía a última hora de los viernes.

Lo presentaba el gran Luís Aguilé que en la ficción regentaba el citado establecimiento, siempre al borde de la quiebra, y en el que cada semana recalaban alguno un famoso o un primer espada de la canción melódica del momento (Bibí Andersen, Micky, Junior, Rocío Durcal...) mientras una malvada multinacional, la Agencia Thomsom, intentaba que lo cerraran para hacerse con el terreno. Un día -estamos hablando de 1979-l ajovencísma Loles León interpretaba a una espía vestida de monja que hacía un pseudo-streap tease. A más de un franquista se le paró el corazón y la cadena le dio carpetazo.

No es la única sorpresa de este licenciado en Física enamorado del cine desde pequeño. "Yo vivía en Melilla y, por entonces, me tocaba la Universidad de Granada. La única forma de ir a Madrid era buscar una carrera que no se impartiera en Granada, así que me apunté a Física como me hubiera podido haber hecho cura. Lo que quería era ir a la capital", cuenta.

¿Más sorpresas? Es director de cine titulado por la extinta Escuela Oficial de Cine de Madrid —con varios títulos a sus espaldas—, ha escrito una docena de libros y, desde hace 20 años, conduce un programa titulado Salud Natural (ahora en Radio Voz). ¿Pero cree usted en la homeopatía? Pregunta incrédulo el periodista. "No solo creo, sino que la practico", sentencia. Como para intenatar explicarle que es un placebo.

Se acaba la entrevista, Pumares tiene que irse a ver una película. Quedan mil preguntas en el tintero y la satisfacción de haber podido pasar 45 minutos hablando con un mito de la radio. Un tipo lúcido, amable —nada que ver con el personaje— y con un gran sentido del humor. Pero sobre todo con un periodista que siempre ha dicho lo que ha querido y jamás se plegó a los intereses de nadie. La conclusión está clara: aquel tipo que salía en Crónicas Marcianas no era Pumares sino un señor que se le parecía. ¿Qué ha salido en Sálvame diario o en ¡Mira quien salta!? Bueno, él es así.

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6 comentarios

pepito escribió
30/06/2015 11:52

para el que ha dicho que Pumares es ultraconservador, a ver si va a que le revisen el cerebro, gracias.

MRG escribió
29/06/2015 21:15

Muy buen articulo. Que pena que no siga haciendo el programa de cine. Lo mejor del programa era esperar a que perdiese los papeles en directo y le echase la bronca a un radioyente. Eso es lo que intentaban "los pesados." Menudas risas.

Paco escribió
29/06/2015 09:23

Depecionante el final. No me esperaba que Pumares se creyese esas chorradas. Se ve que la carrera no la tomó en serio porque el principio en el que se basa la homeopatía (la memoria del agua) contradice todo lo conocido en física y química. Lo dicho, una lástima.

Rents escribió
29/06/2015 01:04

Le oí durante años, no todas las noches porque era un niño-adolescente. Era un ultraconservador, culto, gracioso y huraño hasta decir basta. La verdad es que me encantaba su programa. Seguramente no piense lo mismo que él sobre casi nada y le hubiese mandado al carajo si hubiese llamado al programa y me hubiese contestado como a veces hacía, pero he de reconocer que ese pequeñajo me hizo pasar buenos ratos y me enseñó cosas. No se le puede pedir más a un locutor de Radio.

Nemigo escribió
29/06/2015 00:39

era un crack en su tiempo. Lo que él hacía no lo hacía nadie. Pero nunca estuvo reconocido en antena 3 y se quejaba con razón. No le hacían caso. Se hizo algo de hueco cuando le dejaron salir en otros programas de contertulio y cuando hizo migas con el mítico santiago amón. Hacían buena pareja y la muerte de amón fue un punto de inflexión. Él con quien se llevaba mal era con los segundas de josé maría garcía, esos sí chupaban micrófono y la publicidad que él tenía en el programa era testimonial. Era fan 100% de Sony, esos eran de los pocos que se lo valoraron.

Mr_yes escribió
28/06/2015 23:11

Pues qué quereis que os diga. Un hombre de memoria enciclopédica y más bien pocas luces aupado por La poca oferta radiofónica del tardofranquismo. Como físico quedó bastantamte retratado con su opinion de Parque Jurásico al no enterarse que la electrificación depende más de la diferencia de potencial con que se halla diseñado la valla que de su "puesta a tierra", un concepto teórico que es evidente que no entendió.

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