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VALENCIA. "Tenemos la hipoteca económica y la hipoteca de la reputación. Esa es la primera que debemos amortizar para hacer posible un renacimiento de la Comunidad Valenciana". Así lo afirmaba nuestro nuevo Presidente, Ximo Puig, en unas recientes declaraciones. Sin duda una tarea crucial y nada fácil dado el continuo deterioro que la imagen de nuestra tierra viene sufriendo en los últimos tiempos por mor de numerosos y variopintos casos de corrupción y mala administración.

Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra estudioso de la resiliencia psicológica, explica que el trauma tiene dos componentes: el daño, y la representación del daño;  y a menudo las etiquetas pueden ser más dañinas que la propia experiencia, pues parecen abocar a quien ha sufrido un trauma a un desesperanzador futuro. Por eso el renacimiento al que alude el President haría bien en pasar por realzar los aspectos positivos que sigue presentando nuestra Comunidad, celebrándolos como hitos de necesaria autoestima, y no solo en ahondar de modo mortificante en el lado oscuro de la fuerza, sin perjuicio de exigirle la responsabilidad que proceda.

En esta línea quizá pudo encontrar algo de inspiración en su entrevista con Juan Roig, y le pidiera la receta para mejorar esa reputación. No en vano el empresario valenciano ha sido elegido en 2015 como el líder empresarial español más reconocido, y Mercadona la segunda empresa nacional con mejor reputación corporativa, por el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (MERCO). Porque ambos interlocutores ya deben saber que "si eres importante siempre te esperan", como le decía John Travolta a Danny DeVito en el film Be cool (F. Gary Gray, 2005).

No hay que redescubrir la rueda para identificar cuáles pueden ser las áreas en las que trabajar en la reconstrucción de la reputación de la Comunidad Valenciana. Así el Reputation Institute, analiza los países en virtud de 15 variables que son perfectamente extrapolables para la nuestra comunidad, y que nos permitirían una rápida autoevaluación, a saber:

• Seguridad
• Uso eficiente de los recursos públicos
• Entorno económico favorable
• Dirigido por un gobierno eficaz
• Políticas de mejora para el bienestar social
• Participante responsable en la comunidad global
• Poseer marcas y empresas reconocidas
• Tecnológicamente avanzado e innovador
• Producir bienes y servicios de alta calidad
• Gente bien educada y confiable
• Sistema educativo avanzado
• Oferta variada de ocio y entretenimiento
• Gente amable y simpática
• Estilo de vida atractivo
• Bello entorno natural

A título informativo, aplicando estos indicadores, en 2015, España se ha situado en el puesto 17 de 55 países (la mejor posición fue el puesto 12 en 2010). Y a nadie se le escapa que la reputación de un país tiene una incidencia sobre sus territorios y sus ciudades.

Y a propósito de ciudades, City Rep TRak mide la reputación de 100 ciudades de todo el mundo, pero de las españolas solo Madrid y Barcelona se incluyen en el ranking, ocupando el puesto 32º y 9º respectivamente. Este informe revisa 13 indicadores agrupados en tres dimensiones: nivel de desarrollo (tecnológicamente avanzada, financieramente estable,...), calidad de vida (belleza, seguridad, oferta cultural y de entretenimiento...), calidad institucional (favorece los negocios, posee políticas sociales progresivas, líderes respetados...).

Si queremos buscar una referencia en el ámbito nacional hemos de remitirnos al último estudio de MERCO CIUDAD en 2010, en el que sobre 81 ciudades españolas, Valencia ocupaba el 6º puesto, Alicante el 30º y Castellón el 63º, siendo significativo que las 3 empeoraron posiciones respecto a ediciones anteriores. Esperaremos con avidez el próximo ranking, si bien parece que la tendencia no cambió a la vista de que en 2012 la OCU  situó a Alicante y Valencia entre las 10 ciudades españolas con peor calidad de vida sobre un total de 30. Hay por tanto amplia oportunidad de mejora, pero sin duda nuestra comunidad tiene recursos materiales y personales para hacerlo posible.

En general, estos informes son relevantes porque vienen a confirmar que una mejor reputación suele llevar aparejados mejores resultados económicos, pues es generadora y multiplicadora de confianza, estima, admiración y respeto, todos ellos factores decisivos para que en la toma de decisiones de cualquier naturaleza nuestra comunidad aparezca de nuevo entre las mejores alternativas posibles. Y es que como decía Hesíodo, "una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar". Qué ironía que lo dijera un griego...