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TRAS EL OSCAR

'El renacido' acaba su rodaje infernal en Argentina mientras crece su leyenda negra

C. A.. 31/07/2015 Iñárritu graba con Leonardo DiCaprio en Ushuaia las últimas secuencias de una película que iba a costar 60 millones y ya va por 95

VALENCIA. A quienes han trabajado con él no les ha extrañado lo más mínimo lo que ha pasado. Este miércoles llegaron a la localidad argentina de Ushuaia los miembros del equipo de la última y ambiciosa película de Alejandro González Iñárritu, El renacido, un filme que antes de estar terminado ha sido noticia. Protagonizado por Leonardo DiCaprio y Tom Hardy, el rodaje de la película ha estado plagado de dificultades y ya hay quien la compara con La puerta del cielo (1984), el largometraje que hundió la carrera de Michael Cimino y a la United Artists.

Ambas tienen en común que son la primera película que han rodado sus respectivos directores tras ganar el Óscar, el hecho de ser westerns y estar inspiradas en hechos reales. En el caso de la película de Iñárritu, su largometraje recrea la historia del explorador Hugh Glass (1780-1833), que ya fue llevada al cine en 1971 en El hombre de una tierra salvaje, dirigida por Richard C. Sarafian, protagonizada por Richard Harris y John Houston y parcialmente rodada en España. Glass fue atacado por un osa grizzly y abandonado por sus compañeros. Tras recuperarse de sus heridas, fue en pos de quienes le habían dejado atrás para dar cumplida venganza.

La nueva versión de esta historia es un proyecto que lleva tres lustros dando vueltas por los despachos de Hollywood. Está basada en una novela de Michael Punke, cuyos derechos fueron adquiridos por el todopoderoso productor Akiva Goldsman (Una mente maravillosa, Soy Leyenda) en agosto de 2001. Entre los candidatos a dirigirla se encontraban Park Chan-wook, y entre los que se plantearon como protagonistas se hallaban Samuel L. Jackson o Christian Bale. Finalmente, hace cuatro años la película cayó en manos de Iñárritu quien decidió ponerse al frente de la nave y consiguió a DiCaprio como protagonista. Después anunció que rodaba Birdman (2014) y más tarde llegó el Óscar.

Cuando comenzó a rodarse la película se hablaba de un presupuesto de 60 millones. Las estimaciones que se manejan en la actualidad hablan de un gasto superior a 95 y un gasto final de 135 millones, según revela Kim Master en un extenso reportaje en Hollywood Reporter publicado este viernes. Algo que no sorprende a quienes han trabajado con Iñárritu. Al cineasta, al que el equipo de Babel apodaba Stanley Kubrick por su perfeccionismo obsesivo, se lo conoce bien en España donde rodó la fallida Biutiful (2010), un largometraje que constituyó un tour de force para los integrantes del equipo de producción. Su "megalomanía" es inmensa, dicen quienes le han tratado.

En el caso de El renacido se han juntado su perfeccionismo, las circunstancias medioambientales y toda una serie de desgraciadas coincidencias. El rodaje ha sido calificado por algunos miembros del equipo como un "infierno". Por si fuera poco, no se están cumpliendo los plazos de producción. La filmación comenzó en septiembre del año pasado y tenía que haber concluido hace cuatro meses, en marzo del presente. La película se estrenará el 25 de diciembre, de cara a la carrera por los Oscar. En cuatro meses Iñárritu tiene que acabar de filmar y montar la película. Va contrarreloj.

Iñárritu con DiCaprio, durante el rodaje de 'The Revenant'.

UNA INCÓGNITA PARA MUCHOS

El renacido es una incógnita para muchos productores, que dudan si calificarla de fracaso o heroicidad. Las comparaciones van desde Tiburón (1975) de Steven Spielberg a la ya mentada La puerta del cielo. Como ambas, su coste se ha multiplicado. Como ambas, los conflictos durante el rodaje han sido constantes. En el caso del filme de Iñárritu ha tenido un papel decisivo la decisión del cineasta de rodar sólo con luz natural; en el de Spielberg, por ejemplo, lo fue la de hacerlo en alta mar en lugar de un tanque de agua, como le recomendaba todo el mundo.

Tomas repetidas una y otra vez, cambios, las indecisiones de Iñárritu por cuestiones nimias han conllevado un gasto inesperado para la producción. Como Cimino en La puerta del cielo, Iñárritu se ha encargado personalmente de los detalles más insignificantes ralentizando los tiempos de grabación. Una secuencia con 30 tramperos y otros tantos nativos americanos acabó convirtiéndose en una escena con más de 200 intérpretes, relata Master. Actores sumergidos en agua helada, desnudos por la nieve, escenas de dolor real, la negativa de Iñárritu a usar croma y luz artificial en pos de un supuesto verismo irritó a componentes del equipo. Algunos de ellos presentaron su dimisión.

Por si fuera poco, la película se optó primero por rodarla en Canadá, pero se ha ido alargando tanto la filmación que a la postre Iñárritu, DiCaprio y compañía se han tenido que recorrer todo el continente e ir a la ciudad más meridional del mundo, la argentina Ushuaia donde se hallan en pleno invierno, porque en Canadá ya no queda nieve. Tal y como le comentó Iñárritu a Chris Connelly de Grantland, planeaban filmar la secuencias finales en una localización en la que supuestamente iban a encontrarse nieve y lo que hallaron allí fueron "abejas".

Por el momento, para ir adelantando faena, en los tiempos muertos entre localización y localización, Iñárritu ha montado parte de la película en su oficina de Santa Mónica. La estancia en la ciudad argentina durará un par de semanas, rodarán allí entre seis y siete días, y está previsto que concluya por fin la grabación para que el cineasta mexicano pueda sentarse a montar el resto del film.

Iñárritu no se esconde y de hecho no ha tenido reparos en dar la cara. "No tengo nada que ocultar", le aseguró a Kim Master. "Hubo problemas, pero ninguno de ellos me avergüenza", insistió el ganador del Oscar por Birdman. Él los justifica en cuestiones de producción e invita a los escépticos a esperar a que esté montada la película y vean su verdadera dimensión. "Dirán... ¡wow!", les vaticina. Pero hay otros muchos que no son tan optimistas y están inquietos. En esta situación hay quienes, parafraseando la famosa frase que escribió Gabriel García Márquez cuando concluyó Cien años de soledad, sostienen que Iñárritu está filmando un ‘bolero' con El renacido: "O da el palo, o hace el ridículo", sentencian. No hay término medio.

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