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AGITACIÓN CULTURAL

Madres artistas:
Los desafíos de crear y criar

MARISOL SALANOVA (ILUSTRACIÓN: JOAN TURU *). 15/08/2015 ¿Es necesario ser madre para sentirse realizada como mujer? ¿Es realmente compatible criar con tener una carrera laboral?

VALENCIA. Esta semana unas declaraciones públicas de la actriz Maribel Verdú sobre la maternidad desataban la polémica en redes sobre si es necesario ser madre para sentirse realizada como mujer y si es realmente compatible criar con tener una carrera laboral satisfactoria. Parecía un tema olvidado, en muchos círculos se asume la libertad para elegir tener descendencia o no, el caso de Verdú, que tiempo atrás ya insinuó otra vez que no pensaba tener hijos, no es único.

Difícilmente se respeta el ir a la contra de la mayoría y a menudo las mujeres que no han parido se ven sometidas a interrogatorios y a presión social. Pero es que las que deciden ser madres también sufren presiones, a veces no tan evidentes. A continuación ahondaremos en el reto que supone trabajar además en una actividad creativa con menos tiempo para una misma y ser madre, sin eludir el hecho de que es toda una proeza y que los hombres comúnmente no tienen tanta traba para compaginar vida familiar con trabajo o decidir no tener hijos.

María Llopis es una artista valenciana que vive entre Londres y Benicàssim (Castellón), últimamente más aquí que allí. Acaba de terminar su segundo libro, todavía anda con las correcciones pero a finales de septiembre o principios de octubre saldrá publicado en la editorial Txalaparta con el título Maternidades subversivas. Se trata de un interesante compendio de 18 entrevistas realizadas por la autora a diferentes personas siempre con el tema de la maternidad de fondo, partiendo de la concepción del cuerpo en nuestra sociedad, "pues la maternidad no es una cosa que involucre solo a la madre que gesta y pare si no que la crianza incumbe a todos, incumbe a la sociedad entera, así como la salud de las mujeres" introduce la autora en primicia para esta entrevista.

María Llopis

En su libro leemos las experiencias de un papá transexual que gestó a su niña teniendo cuerpo masculino, a la activista feminista y también controvertida artista Alicia Murillo, y otros tantos testimonios repletos de reveladoras anécdotas para terminar con una reflexión sobre el denominado ecofeminismo entrevistando a las norteamericanas Annie Sprinkle y Beth Stephens, performers que trabajan sobre nuestra conexión incesante con la naturaleza.

El libro de Llopis profundiza en la visibilización de los orígenes de la gineconogía moderna de forma muy crítica, desde el asesinato de mujeres a manos de médicos para experimentar con sus cuerpos y saber detalles de cómo funcionaba el embarazo (por ejemplo en la Alemania Nazi de los años 30 pero también se remite a bastante antes y otros países, otros contextos), así como en la figura de la matrona o la doula. Entiende las maternidades desde la lucha por los derechos de la mujer, la maternidad como catarsis, como proceso de transformación, como algo que suma y nos enriquece desde todo el amplio abanico de maneras de ser madre.

"La maternidad requiere una red. Que una persona sola se encargue de todo es imposible", dice Llopis. Criar en tribu es habitual en otras sociedades tal vez remotas desde el punto de vista occidental, "hemos pasado de vivir en núcleos individuales, que está muy bien cuando estás solo, sano y sin resposabilidades, a necesitar vivir en comunidad, de eso te das más cuenta cuando eres madre", concluye. Lo que resalta la crianza es el tema de los cuidados, son constantes e imprescindibles. Eso sucede también cuando tenemos a un familiar anciano o alguien temporal o crónicamente enfermo, el ser humano necesita que lo cuiden y no puede depender de una única persona, no es sostenible, requiere de un trabajo en grupo combinado con los demás quehaceres.

Los padres son las principales figuras de apego pero el papel de un padre o de una madre no lo cumplen necesariamente los biológicos, cuando un niño es dado en adopción los padres no biológicos, o sea, adoptivos, se convierten en esas figuras, el modelo de familia ha ido cambiando y ampliándose a muchas posibilidades diferentes, desde familia monoparental hasta grupal. Aletha Solter es una psicóloga suiza americana a cuyas publicaciones se refiere mucho María Llopis por afinidad, combina principios de la crianza con apego con la comprensión del impacto que crean el estrés y el trauma. "Hay que dejar llorar y acompañar en el llanto. Los límites y el consentir no existen, los niños comprenden y tienen sus necesidades así como sus maneras de expresarlas", según Llopis. Abandonados emocionalmente, los niños que se educan en la represión/castigo o la recompensa material sistemática son después adultos con problemas, de eso tratan los estudios de Solter.

"Las redes de los conocimientos entre mujeres se han perdido", afirma Llopis, pero su libro tiene un enfoque positivo testimonial para demostrar que se están recuperando a la vez que contribuye a esa recuperación, pone varios ejemplos y habla desde el optimismo de una madre que como artista y escritora no ha parado de idear, crear, antes y después de dar a luz. Iniciativas como El Parto es Nuestro, una asociación sin ánimo de lucro, formada por usuarios y profesionales, que aboga por mejorar las condiciones de atención a madres e hijos durante el embarazo, parto y postparto en España, reestablece algunas de esas redes a las que la artista se refiere.

En busca de una mejor conexión con nuestros cuerpos, se combate el desempoderamiento de las mujeres, Llopis habla de ese volver a tomar las riendas del parto, de que la lactancia no tiene por qué ser dolorosa si no que hay lactancias extásicas, es decir, que se experimenta una sensación fuertemente placentera. Pero ¿quién gana cuando una madre decide no dar el pecho? Tal vez las compañías farmacéuticas que venden leche en polvo y comida preparada para bebés, pues el sistema capitalista, según argumenta María Llopis, siempre se beneficia de que la mujer flaquee. 

La mujer está en una fase muy vulnerable y necesita apoyo los primeros meses, a través de las entrevistas que realiza Llopis en su libro la autora transmite estrategias reales, prácticas y factibles para vivir la maternidad entendida desde sus múltiples facetas. No obstante no va dirigido a madres o padres o quienes quieran serlo si no a todo lector que desee comprender tanto lo que supone tener hijos hoy como lo que supone no tenerlos, pues aparecen personas entrevistadas que han querido y no han podido tener o que han decidido no ser madres por una serie de razones que explican y nos llevan a reflexionar.

Preguntamos a Concha Martínez Barreto, otra artista que vivió algunos años en Valencia, ciudad donde también cursó Bellas Artes y con la que se siente muy vinculada, aunque es murciana y ahora vive en Fuente Álamo, situada en la comarca natural del Campo de Cartagena. "Fui unas Fallas con unos amigos, cuando tenía 16 años, y me prometí que debía volver a vivir allí. Así que en el 96 me matriculé en la Universidad Politécnica de Valencia, y eso, que estuve 6 años y es la ciudad de mi corazón" cuenta. Aun tiene proyectos pendientes aquí especialmente y en otras ciudades, sin embargo mientras sus dos hijos (una niña y un niño) sean tan pequeños nota que necesita centrarse en cuidarlos y en su carrera docente, dedicando menos horas a la pintura, su pasión, además, en gran formato.

Siempre ha seguido trabajando y temáticas relacionadas con el ser mujer inundaban sus cuadros ya antes de ser madre, si bien es cierto que en la actualidad curiosamente se ha volcado en trabajar la memoria familiar, pinta retratos a partir de fotografías familiares propias antiguas cedidas por sus padres con una particularidad; en ellas traza unas líneas que nos recuerdan la fragilidad del ser humano y lo fugaz que es nuestra existencia. Son personas, con sus rostros más o menos nítidos, que guardan un vínculo sanguíneo y de historia común con la artista pero que ella no recuerda bien sus nombres, figuras que tal vez fueron importantes en su educación y crecimiento pero que el paso del tiempo las ha desdibujado en su memoria.

"Es el encuentro con estas viejas fotografías y la dificultad para hacer una lectura de ellas el germen de mi trabajo, que me permite reflexionar sobre la capacidad de las imágenes para retener la memoria y me lleva a desarrollar un discurso sobre la propia identidad, las conexiones intergeneracionales, la muerte y el olvido", explica Concha. El miedo a la ausencia de memoria apunta en definitiva hacia el miedo a la propia muerte, a dejar de ser, como algo unido intrínsecamente al nacimiento, a crear vida. "La necesidad de arraigo de la que hablan mis dibujos me lleva a buscarme en las fotografías de mi familia, con la idea de que parte de mí está realmente presente en esas imágenes. Puede que en ellas no haya nombres ni historia: tan sólo hombres, mujeres, niños, pero a los que me sé unida por un vínculo", concluye su reflexión.

 Concha Martínez

Y es que tanto la obra de Martínez Barreto como la de María Llopis ponen el acento en que crecemos en comunidad, que las personas a nuestro alrededor, su apoyo y comprensión, son fundamentales. En una serie producida en 2010 a partir de una videoperformance en Nueva York, antes de tener a sus hijos, la primera pintaba solitarias figuras femeninas que aludían a Alicia en El País de Las Maravillas, dando cuenta de que el aislamiento y la incomunicación con el mundo llevan a un estado de melancolía y, en cierto sentido, a no crecer.

"Casi ningún hombre artista renuncia a ser padre: la mayoría o muchos de los que conozco lo son. En cambio, conozco a muchas compañeras que renuncian, porque entienden la dificultad de compatibilizar. Y son la mayoría... Así está el tema," afirma Concha Martínez Barreto. Por su parte, María Llopis, concreta: "El problema no es el trabajo de artista o cualquier trabajo, cuando mi hijo tenía 6 meses empecé a escribir el libro, pero curraba a ratitos porque estaba mi pareja y nos repartíamos las tareas, nos apoyamos".

"La maternidad en sus primeros días postparto es un estado que habría que honrar y sin embargo a menudo se desprecia en esta sociedad misógina que pide que a las dos semanas estés en unas condiciones físicas y mentales imposibles, que propicia las depresiones postparto," suma Llopis. La artista se refiere a cuestiones tales como el hecho de que se increpe a una mujer que está dando de mamar en público, se ponga en duda sus capacidades o se le exija hacer todo sola, cumplir con el ideal de ama de casa y madre ejemplar además de liberada y trabajadora, todo en uno y mientras otra vida depende al cien por cien de ella hasta para lo más básico. No se valora lo suficiente en nuestra sociedad el papel de las mujeres y vemos incrementados los casos de maltrato día tras días.

Por supuesto que hay maltrato de género también de parte de mujeres a hombres pero el índice es menor, lo que sucede mayoritariamente es el sufrimiento femenino. Al respecto, Llopis, termina alegando: "La maternidad es un viaje increíble, tan maravilloso, que no entiendo cómo hay tanto odio, cómo se mata a mujeres, cómo no paran de surgir noticias de hombres que asesinan a sus parejas o a sus hijos". Estas emotivas palabras nos recuerdan la importancia de educar en el respeto y la igualdad para caminar juntos, grandes y pequeños, hacia una sociedad más justa que probablemente no tenga cabida sobre las bases del sistema patriarcal, requiriendo éste un cuestionamiento urgente.

* Joan Turu es ilustrador especializado en temática infantil

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1 comentario

Yushintei escribió
16/08/2015 18:13

Estoy muy de acuerdo con lo que dice pero también me cansa oir siempre lo mismo sobre la lactancia artificial. No dar el pecho a tu bebé no significa que el sistema capitalista o las farmacéuticas estén presionando a la sociedado a la mujer.. Por favor aceptemos la lactancia artificial como una opción más y no dejemos q las "matronas talibanes" y la misma sociedad, cusnfo pregunta ¿ se ha cogido bien al pecho?, nos hagan sentir culpables por no optar por la lactancia de pecho. Al igual que tampoco pasa nada cuando una mujer decide libremente no tener hijos.La mitad de mi generación se crió con leche artificial y yo no veo que sea menos inteligente o más débil de salud o chorradas varias q he oido. Y con presiones de este tipo sólo veo a la mujer iendo hacia atrás. Que cada uno elija libremente lo que mejor crea!!

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