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Alberto Fabra: tras las huellas del presidente Francisco Camps

X. AGUAR. 23/03/2011 El alcalde de Castellón, tras cumplir seis años al frente del consistorio, aspira a dar el salto a la máxima responsabilidad autonómica 

VALENCIA. El alcalde de Castellón y diputado autonómico, Alberto Fabra (Castellón de la Plana, 1964), es un hombre sosegado. En pocas semanas cumplirá 20 años en el consistorio donde entró en 1991 ocupando el área de Juventud. Tras su paso por Medio Ambiente y Servicios Públicos, alcanzó la Concejalía de Urbanismo en el año 2000. Sus estudios de arquitectura técnica le facilitaron su adaptación y logró destacar en este área, desde donde se catapultó a la Alcaldía de Castellón en enero de 2005, tras la renuncia del anterior responsable consistorial, José Luis Gimeno.

En las elecciones municipales de 2007, su posición como alcalde fue refrendada en las urnas logrando 14 concejales, aunque con el PSPV cerca con 12 ediles. Su trayectoria demuestra que se ha tomado las cosas con calma. Pasos lentos y seguros.

Casado y con dos hijos, Alberto Fabra es un político pulcro y de buena presencia. Hijo de un destacado miembro de Alianza Popular, creció políticamente bajo la tutela del todopoderoso Carlos Fabra (del que no es familia). Tras lograr la presidencia de Nuevas Generaciones en el ámbito local, dio el salto al ayuntamiento con 27 años y ya no lo abandonó. Aficionado del Club Deportivo Castellón, aunque algunos aseguran que también simpatiza con el Real Madrid, le gusta comenzar el día llevando a sus hijos al colegio y practicar la natación en sus ratos libres.

Discreto, sólo en la última legislatura se ha exhibido fuera de la política local. Nombrado coordinador general del PPCV, el dirigente castellonense se ha prodigado en el ámbito autonómico con mayor asiduidad. El año pasado, cuando arreciaba el caso Gürtel y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, estaba desaparecido, comenzó a sonar su nombre como alternativa razonable.

Fabra es discreto, pero tiene ambición. No asomó la cabeza para evitar que se la 'cortaran', pero sí la nariz para empaparse del ambiente conspirativo y escuchar cómo sonaba el desenfundar de sables. Observó a Rita Barberá sin ánimo de presidir, escuchó a José Joaquín Ripoll con la mano tendida -antes de que estallara el caso Brugal- y no descuidó el dominio de Alfonso Rus en la provincia de Valencia. Sin embargo, la oportunidad no surgió. Camps se recuperó del golpe y los opciones de sucesión se diluyeron. "No hay plan B, sino C de Camps", llegó a decir Alberto Fabra en mayo de 2010 cuando se le empezó a señalar como sucesor en los medios de comunicación. En política, ya se sabe: quién se mueve no sale en la foto.

No obstante, Alberto Fabra sigue esperanzado en alcanzar las máximas cotas de responsabilidad autonómica. Fuentes populares aseguran que tanto al líder del partido, Mariano Rajoy, como a Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, les gusta el perfil del político castellonense: un político con buena imagen que contrasta con los problemas judiciales que se han vivido con Carlos Fabra. "Más allá de alguna querella sobreseída en su época de concejal de Urbanismo y algún acto aislado junto a Orange Market, tiene un perfil absolutamente impoluto en sus 20 años en el consistorio", afirma un dirigente del partido.

En cuanto a la capacidad de Alberto Fabra como político, las fuentes consultadas consideran en su ‘haber' que es "afable en el trato, inteligente, hábil y buen estratega". Sin embargo, también apuntan en su ‘debe' que es un orador "demasiado plano". "Le falta mejorar la comunicación frente a grandes públicos y no utiliza casi nunca el valenciano", puntualizan.

TÁNDEM ALBERTO FABRA-JAVIER MOLINER

Una de las relaciones más interesantes en la política castellonense es la de Alberto Fabra y el que puede ser relevo de Carlos Fabra en la Diputación, Javier Moliner. Las carreras de Moliner y Alberto han crecido unidas: el primero fue asesor del segundo en el Ayuntamiento de Castellón. Si bien ahora aparecen algo distanciados hay quien lo considera una estrategia de cara al futuro.

"Alberto Fabra siempre ha estado preparado para un eventual relevo de Francisco Camps al frente de la Generalitat si Rita Barberá no estaba dispuesta. De ser así, tendría en Moliner un perfecto aliado para controlar la provincia de Castellón y, además, dispondría de otro de sus afines, Vicent Sales, como relevo en la alcaldía de Castellón. Tras dos décadas en el consistorio, el salto a la política autonómica es su objetivo", señalan las fuentes consultadas.

"La principal virtud de Fabra es que no tiene enemigos. Es una persona fiable, ponderada y equilibrada", asegura un compañero de partido. ¿Puede compararse a Camps? "Alberto es más pasivo que Paco. Le gustaría ascender pero no lo pedirá ni se postulará", aseguran los que le conocen.  

De momento, sólo son quimeras, ficción política. Tal vez esta legislatura vuelva a ser, ‘simplemente', el alcalde de Castellón. Pero, de la misma manera que a Francisco Camps le llegó su momento dulce y casi inesperado, Alberto Fabra espera su ocasión caminando despacio, trazando su camino de forma pausada para así seguir las huellas del president mientras sueña que un día alguien se fijará en su presencia reflexiva y le señalará.

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1 comentario

Christian escribió
23/05/2011 00:19

Es falso, son primos, podeis verificar la informacion en la biografia de Alberto Fabra

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