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El decano de los jueces alerta de retrasos en los concursos de acreedores si no se refuerzan los juzgados

X. A./J. C.. 06/07/2011 Pedro Viguer recuerda que harían falta cinco jueces más de lo Mercantil, que sufren una sobrecarga de trabajo debido al aumento de los procedimientos
Expedientes acumulados en los juzgados de lo Mercantil

VALENCIA. La situación en los juzgados valencianos de lo Mercantil resulta insostenible. En mayo de 2011, un informe del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) desvelaba que la Comunitat Valenciana era la segunda autonomía española que más plazas judiciales necesitaba: 63, nada menos.

Según el informe, los juzgados de lo Mercantil de Valencia eran los que disponían de necesidades más acuciantes: cinco magistrados eran necesarios para devolver a la normalidad a unas dependencias que desde 2008 ha visto como se disparan el número de procedimientos.

Dos meses después, la situación no ha mejorado y sigue avanzando hacia el colapso. Los jueces de lo Mercantil reclamaron el lunes un juez y un secretario de apoyo para el juzgado número tres, debido a que hasta ahora sólo existe un refuerzo que comparten los órganos de lo Mercantil 1 y 2.

Uno de los asuntos que ha disparado el trabajo en estas dependencias es el ascenso meteórico de los concursos de acreedores, que en los primeros cuatro meses de 2011 registró un ascenso del 54%, al pasar de 156 en 2010 a 241 en el ejercicio actual. Ahora, se estima que deberán atender unos 725 casos durante 2011.

Preguntado por cómo puede afectar este volumen de trabajo a casos como el de los concursos de acreedores, el decano de los jueces de Valencia, Pedro Viguer, admite que si no se producen los refuerzos solicitados pueden ralentizarse los procesos. "Hay más volumen de trabajo y un personal insuficiente. Si no se resuelve, habrán demoras en todos los procesos, includos los concursales", explicó Viguer a Valenciaplaza.com.

Si bien es cierto que durante el tiempo en que dura la tutela judicial la empresa concursada evita ejecuciones de deuda y puede mantener su actividad, supervisada por la administración concursal y por el juez, el que el procedimiento se alargue en el tiempo no es positivo. El objetivo de un concurso es, si la empieza tiene viabilidad, lograr un convenio con los acreedores que reestructuren la deuda y establezcan carencias, que puede dar un respiro a la compañía. Que el proceso se dilate puede introducir factores no deseados, como una cierta inactividad ordinaria de a compañía, concentrada en resolver su problema financiero, o incluso cierta desconfianza. Alcanzar un acuerdo con los acreedores cuando antes evita procedimientos más complejos, de ahí que exista la figura del preconcurso, que se viene utilizando como medida previa, con resultados dispares.    

El decano de los jueces subrayó su "confianza" en que sus demandas serán asumidas y resaltó la sobrecarga de trabajo que deben soportar los magistrados, ya que el número de demandas que entrarán durante el año -según los datos estadísticos del primer cuatrimestre- será de 1.454, cuando el módulo de entrada fijado por el CGPJ es de 350, lo que supone en una carga del 315%.

CSI·F LAMENTA EL HACINAMIENTO DE LOS TRABAJADORES

Por otro lado, desde la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI·F), han denunciado mediante escritos al Comité de Seguridad y Salud Laboral el hacinamiento de trabajadores en los juzgados de lo Mercantil así como el bloqueo de las salidas por la acumulación de expedientes.

La Central Sindical considera que estos juzgados son "los grandes perdedores de la crisis" ya que, al margen de los jueces y secretarios, "tampoco está previsto el refuerzo de las plantillas con funcionarios ni la ampliación de las instalaciones".

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1 comentario

Luís escribió
06/07/2011 15:18

Y si se pensara en que se trabaja más en los juzgados existentes. Acudo a ellos a menudo y cuando no hay un funcionario fuera son dos (o tres). Y no son de los que tienen que hacer gestiones en la calle. Aquí nadie mete mato en el control de la eficacia, no de horas, sino de trabajo realizado. Y así nos va. Una justicia de risa.

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