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Vuelven las turbulencias al PP

Camps y Carlos Fabra agrietan el nuevo orden que intenta aplicar el jefe del Consell

X. A.. 05/09/2011 El nuevo líder parecía haber pacificado la formación ‘popular', pero la reaparición de Camps, los devaneos de Carlos Fabra y la situación de Ripoll, han reavivado los problemas

VALENCIA. El presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Alberto Fabra, había logrado en poco tiempo transmitir una sensación de calma en la formación ‘popular' con su llegada. Su aperturismo al diálogo con los zaplanistas alicantinos, sus propias raíces castellonenses que facilitaban el equilibrio territorial y el pequeño ‘enganchón' que tuvo con Alfonso Rus, presidente provincial de Valencia, solventado con comparecencia pública conjunta, propiciaron con la coyuntura veraniega una etapa de tranquilidad.

En sólo unas semanas, poco más se podía hacer. El nuevo ‘boss' del partido tuvo palabras y gestos para todos, siguiendo la máxima en política de que primero hay que arreglar la casa propia para después gobernar y gestionar: lo realmente prioritario para el ciudadano.

Fabra, un político hábil, tenía el deseo de ponerse manos a la obra cuanto antes para coger el toro por los cuernos y traer el ‘aire fresco' que se había augurado con su llegada. Sus anunciados recortes o sus encuentros con la oposición así lo indican: de la burbuja de Francisco Camps al aperturismo, de las inversiones millonarias a los recortes. Sin duda, un golpe de timón en la Generalitat que conviene no admirar prematuramente hasta que no se constate en hechos.

Sin embargo, las cuestiones de ámbito orgánico, los asuntos de partido en definitiva, continúan suponiendo un dolor de cabeza para el presidente cuyos ‘parches' veraniegos pueden no ser suficientes para disponer de manos libres en su mandato.

LA DELICADA REAPARICIÓN DE CAMPS

El expresidente de la Generalitat y PPCV, Francisco Camps, reapareció públicamente en la cena de inicio de curso político del partido celebrada el viernes en Benicàssim. El hecho ha despertado no pocas suspicacias en el entorno de Alberto Fabra, que entiende el gesto del exjefe del Consell, así como el discurso que emitió, como una intención de permanecer cerca de la primera línea política.

Cabe recordar que el nombramiento de Fabra partió de la dirección nacional del PP. Precisamente el número 3 de Mariano Rajoy, Esteban González Pons, estuvo en el acto y cedió su turno de palabra a Camps, un gesto de cara a la galería que, según apuntan fuentes consultadas, no se le hizo muy grato.

Así pues, Fabra se verá obligado a mirar de reojo las evoluciones del expresidente, quien cuenta entre sus fieles a la vicepresidenta del Consell, Paula Sánchez de León, y en una posición a medio camino al secretario general del PP, Antonio Clemente. Eso sí,  en cuanto a tropa en la militancia, las fuentes consultadas del partido la consideran mínima.

Otro de los asuntos que Fabra debe resolver esta semana es la incorporación de José Joaquín Ripoll, presidente provincial del PP de Alicante y considerado último gran líder afín a Eduardo Zaplana, al frente del Puerto. Para ello, las fuentes consultadas señalan que el dirigente abandonará el jueves el acta de concejal en el ayuntamiento para ser nombrado posteriormente como responsable de la autoridad portuaria. Una circunstancia que deberá ser digerida por el sector opuesto a Ripoll, los llamados campistas alicantinos.

Ripoll había causado cierto revuelo a finales de julio cuando acudió a las oficinas del Inem para apuntarse al paro, haciendo patente su situación de arrinconamiento dentro del consistorio liderado por Sonia Castedo, considerada entonces fiel a Francisco Camps.

¿FABRA CONTRA FABRA?

Por otro lado, en la provincia de Castellón ha existido un barón durante dos décadas llamado Carlos Fabra. Ahora, el relevo parecía claro a favor de Javier Molinero, quien preside la Diputación. No obstante, el todavía líder provincial de la formación ‘popular', pese a que aseguró en el pasado que no repetiría en el cargo orgánico, se ha retractado este verano por dos veces, insinuando que no sabe si optará a la reelección.

Las palabras de Carlos Fabra no han gustado a su probable sucesor en el cargo Javier Moliner, según apuntan fuentes de su entorno, y tampoco han sido acogidas de buen grado por Alberto Fabra. De hecho, Rafael Blasco, portavoz del grupo parlamentario, vaticinaba el pasado viernes Carlos Fabra no se presentaría, en lo que suponía un toque de atención encubierto desde el Palau de la Generalitat.

Pese a los frentes abiertos, Alberto Fabra deberá multiplicarse para posponer o resolver temporalmente estas cuestiones orgánicas hasta después de las elecciones generales. La crisis económica urge acometer actuaciones de gobierno que palien la precaria situación de la administración pública y mejoren las expectativas de empleo.

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