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OPINIon

"Si vis pacem, para bellum"

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 09/03/2012

VALENCIA. Hay multitud de situaciones en las que la una decisión aparentemente lógica produce un efecto contrario al esperado. Lo que lo romanos sabían ya desde hace milenos "Si vis pacem, para bellum" (Si quieres la paz, prepara la guerra), lo interpretamos hoy mediante la teoría de juegos.

Si queremos mantener y prolongar la paz necesitamos... armas. Y no solo el mero hecho de tenerlas, sino estar dispuestos a utilizarlas ya. Como recuerda el premio Nobel Robert Auman, la guerra fría fue en realidad una paz fría que duró 60 años. No es por casualidad que el mayor periodo de bienestar y progreso coincidiera con la mayor escalada militar de la historia. Si alguna de las partes (soviéticos o americanos) hubiera renunciado a su armamento nuclear posiblemente no podríamos leer estas líneas (ni yo escribirlas).

Una situación similar se da en la hacienda pública, si quieres aumentar la recaudación... baja los impuestos. Una subida drástica de las tasas impositivas puede retrotraer el consumo, la subida de salarios y la actividad económica y acabar recaudando menos que antes de subirlos.

Si deseas reducir el déficit... aumenta el gasto. Una reducción drástica del gasto público, puede redundar en más déficit de la administración. Una minoración abrupta del gasto repercute negativamente en el crecimiento, que a su vez frena la recaudación y acelera el gasto asistencial en forma de subsidios.

Para reducir costes... contrata a más gente. Tan solo con equipo convenientemente preparado se puede afrontar a una competencia global (incluso contra la competencia internacional con respaldo estatal) y tecnológicamente sofisticada. El dilema del tamaño innovador de Schumpter parece haberse resuelto en favor de las empresas grandes. Atomizando las empresas, aunque a corto plazo se reduzcan costes, no lleva a otra situación que ostracismo económico.

Para ser solvente... pierde clientes. El 20% de los clientes cusan el 80% de los problemas. Pero si solo se tiene un cliente, éste causa el 100% de los problemas. Las empresas no presentan EREs por impagos de la Administración, sino por una nula diversificación de la facturación y una pésima planificación de riesgos, que es sustancial cuando se tiene a un cliente problemático en cartera.

En Valencia se confundido durante demasiado tiempo ser Empresario (con mayúsculas) con ser proveedor de la Administración pública. Por otra parte, más al norte, invertir las plusvalías de la industria azulejera en promociones inmobiliarias de la misma provincia es brillante: aumentan los clientes, pero si no se venden los pisos pierdes el doble.

Renunciar a gran parte de la plantilla puede ser la única respuesta viable a una inexistente organización empresarial. Pero es a nivel agregado, cuando se conculcan despidos en masa, cuando la consecuencia de este particular equilibrio de Nash es preocupante. ¿Sirve de algo una producción low-cost de coches, lavadoras o pisos, si no quedan trabajadores para comprarlos? Mientras tanto, la industria americana echa en falta a 600.000 trabajadores cualificados que tiene que suplir con horas extra costosas.

El Henry Ford de 2012 diría "quiero tener empleados que puedan comprar mis coches". Afortunadamente hay empresas de nuestra terreta con otro estilo de hacer negocios y que adoptan decisiones que no son comunes en estos tiempos: contratan a gente, emprenden en el exterior e incluso obtienen beneficios. Mercadona está preparada para la guerra, con una estrategia, ha instruido a sus soldados con diligencia, y no ha dejado nada al azar (Flavius Vegetius Renatus, Epitoma rei militaris, 3. Praef., a fines del siglo IV d.C.).
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Jordi Paniagua Soriano, es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la Universidad Católica de Valencia

5 comentarios

Alejandro Palop escribió
15/03/2012 19:31

Sr. Consultor de Salon, a mi parecer el Sr Paniagua no juzga nada, tan solo da su opinión, la razona y la publica en una columna de "opinion" que firma. Lo que es muy fácil es criticar el trabajo de la demás sin dar la cara.

ricardo escribió
13/03/2012 09:55

Los comportamientos obvios tienen consecuencias contradictorias. No hace falta ser empresario para reflexionar tan bien sobre los comportamientos económicos. El empresario debe ganar dinero y exigir el marco apropiado. La reflexión es libre.

consultor de salon escribió
12/03/2012 15:43

Sr Paniagua, para juzgar de la forma que lo hace; me imagino que usted tendra empresas con trabajadores a su cargo, le debera dinero la administracion, tendra en esa empresa una cartera de clientes diversificada, sin riesgo y solvente, habra abierto mercados en el exterior, etc, etc, etc. Si no es asi, le aconsejaria mas prudencia a la hora de hablar de las empresas, y de los empresarios de una forma tan superficial. tenga en cuenta que Juanes Roig, con todo el respeto del mundo hay uno en Valencia.

Incurrí escribió
09/03/2012 14:12

Para mases. ¿ Me puede Vd. decir nombres de los proveedores de Mercadona que han dejado la piel en el camino?, ¿Me puede decir los plazos de pago de Mercadona a sus proveedores? ¿Me puede decir las compras de Mercadona en España? Seguro que no, porque difamar es gratis y la ignorancia es la madre del atrevimiento. Gracias

mases escribió
09/03/2012 11:26

Sr. Paniagua, no basta con saber latín para enjuiciar los actuales problemas económicos, su artículo me parece una relación de obviedades sin ton ni son. Cuando menciona "si solo se tiene un cliente, éste causa el 100% de los problemas", ¿se refería a los proveedores de Mercadona que se dejaron la piel en el camino? Por otra parte, asignar a las inversiones inmobilarias de algunos azulejeros los problemas de la in dustria azulejera me parece el paradigma de la ignorancia o de las ganas de desinformar.

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