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VALENCIA. Hasta en el último cajón de toda la administración ha rebuscado la Generalitat Valenciana durante las últimas semanas para presentar ante el Ministerio de Hacienda un total de 578.000 facturas impagadas. 4.069 millones que se adeudan desde hace varios años (de Sanidad las hay fechadas en 2009) a 10.050 empresas, entre corporaciones, pymes y autónomos.

En el paquete, el mayor de los que han presentado las comunidades autónomas y que supone el 23,6% del total en euros presentado por todas las regiones españolas. "Vamos a intentar poner el contador a cero", explicó el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, que reconoció que el proceso ha sido laborioso. Todo el cuerpo de interventores de la Generalitat se ha dedicado en cuerpo y horas extraordinarias a revisar cada una de las facturas y especialmente que cumpliera las condiciones para optar al préstamo gestionado por el Gobierno central para pagar a los proveedores.

El envió que ha realizado el Consell tiene básicamente tres patas: las faturas con consignación presupuestara de las consellerías, 982 millones; la deudas con proveedores de las empresas públicas 1.237 millones más y finalmente las facturas de Sanidad que estaban, como popularmente se dice, en los cajones, otros 1.850 millones. Esta última cifra es notablemente superior a los 1.300 millones que el Síndic afloró a finales del año pasado.

Para Vela este es el primer paso de otros dos esenciales para dejar las resetear la operativa económica de la Generalitat. En esta tanda de pago a proveedores solventa el primer problema. Pero no es gratis: No es que el Gobierno pague. Se trata de un préstamo a 10 años con un 5% de interés y dos años de carencia en los que se amortizará capital. A su vencimiento, el total de intereses pagados ascenderá a más de 1.200 millones.

El montante total prestado se sumará a la deuda de la Generalitat, que aumentará de golpe en esos 4.069 millones, se acercará al 25% del PIB. La ventaja es el largo plazo de amortización, aunque no hay que olvidar que una vez venza la carencia, el Consell tendrá un vencimiento anunal de algo más de 600 millones durante ocho años.

LOS VENCIMIENTOS DE DEUDA

Vela tambien se nostró convencido de que los fuertes vencimientos de deuda que llegan ahora y que suponen varios miles de euros se podrán atender si ni se renuevan con las líneas de liquidez del ICO. "Superar el mes de junio con la deuda que nos caduca ahora con todo refinanciado será un alivio para la segunda parte del año", dijo el conseller.

LOS IMPAGOS QUE TAMPOCO SE PAGARÁN AHORA

Fuera del plan de pagos están las deudas a los ayuntamientos o las transferencias de capital a empresas públicas, unos 1.300 millones, que Vela espera pagar con las emisiones de hispabonos prometidas por el Consell para después del verano. "Con esas medidas dejaremos la caja de la Generalitat en la mejor sotuación posible", presumió Vela.

Y es que ese es el objetivo, poner el contador de los impagos a cero con la intención de que no se vuelva a poner en marcha con tanta alegría.

LOS ÚLTIMOS SERVICIOS DE VELA AL CONSELL

Pero al conseller Vela aún le queda trabajo por hacer antes de su posible salida del Consell en verano, para cuando se espera una remodelación del Gobierno autonómico. La última pata de su labor será más ingrata: la reforma de la función pública en busca de ahorros puede provocar una conflictividad social de la que Vela deberá asumir el desgaste.

Pero seguramente mayor coste político llegará con la aplicación de nuevas medidas de recortes que irán aplicandose a medida de que lleguen las directrices de Moncloa en terrenos como Sanidad -mañana pueden anunciarse reformas vinculadas a pagos por recetas por ejemplo-, Educación (para el viernes) y otras más de carácter general relacionadas con impuestos. Una vuelta de rosca a la fiscalidad que tendrá que aplica sin rechistar Vela para incrementar ingresos, una medida sin alternativa si se quiere, además de recortar gasto, aumentar los ingresos.

En ese momento, Vela, posiblemente, se haya 'quemado' de manera notable. "Esta es una legislatura para dos o tres consellers de Hacienda, otros tantos de Sanidad y alguno más de Educación, porque las reformas que se necesitan les van a que mar uno tras otro", explicó a ValenciaPlaza.com un responsable del Consell.

EL FANTASMA DE LA INTERVENCIÓN

La aprobación por parte del Gobierno del plan de viabilidad que ahora se está elaborando la Generalitat y que debe ser aprobado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera incluirá todas las medidas de ajuste que se empiezan a perfilar en todos los departamentos básicos. Si se supera, y las previsiones de los hispabonos se cumplen, el fantasma de la intervención que ayer planeó por la calle Palau, podría alejarse.

"Es verdad que la ley que el Gobierno quiere aprobar y que prevé la intervención de CCAA, hay muchísima prisa en que se llegue a aprobar y a aplicar, y yo lo veo muy bien, cuanto antes mejor", ha sentenciado. Pero ha insistido en que la Comuitat Valenciana no tiene constancia de que eso le vaya a ocurrir, "y menos antes de septiembre o octubre". Fechas a las que Vela quiere que las cuentas lleguen limpias de deuda y con los vencimientos atendidos.

En ese momento, quizá, el conseller posiblemente ya esté desembalando sus cajas en su despacho en la Universita de València. Las mismas que tuvo que sacar del coche cuand Francisco Camps le 'obligó' a seguir en una consellería a la que ya había dicho adiós.