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CONSPIRANOIA TIMES /I

Los eurocobradores
del frac

JAVIER CAVANILLES (*). 03/08/2012

VALENCIA.  Así son las modas. En los últimos meses es casi imposible encontrar un artículo sobre la crisis económica que no incluya a los misteriosos 'hombres de negro'. Por lo visto son simples técnicos, hombres con un conocimiento arcano sobre la economía, que saben lo que hay que hacer cuando todos los demás fallan. Los aficionados al cine seguro que ven en ellos una especie de Sr. Lobo, el de Pulp Ficcion, con MBA. Su misión: solucionar problemas. Bueno, en Grecia quizás no lo vean así.

Pero ¿existen los 'hombres de negro' económicos? El primero en popularizar la idea de que unos extraños personajes se dedicaban a tutelar la política económica de determinados países -en nombre de alguna organización económica internacional y al servicio de la 'super elite'- fue el norteamericano John Perkins en su libro Confesiones de un gángster económico (2004). En él aseguraba haber sido uno de ellos. Sin embargo, utilizó otra metáfora menos sutil para definirlos. Estas fueron sus palabras:

"Los gángsteres económicos (Economic Hit Men, EHM) son profesionales generosamente pagados que estafan billones de dólares a países de todo el mundo. Canalizan el dinero del Banco Mundial, de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) y de otras organizaciones internacionales de «ayuda» hacia las arcas de las grandes corporaciones y los bolsillos del puñado de familias ricas que controla los recursos naturales del planeta. Entre sus instrumentos figuran los dictámenes financieros fraudulentos, las elecciones amañadas, los sobornos, las extorsiones, las trampas sexuales y el asesinato. Ese juego es tan antiguo como los imperios, pero adquiere nuevas y terroríficas dimensiones en nuestra era de la globalización. Yo lo sé bien, porque yo he sido un gángster económico."

Aunque el libro fue editado por una pequeña editorial (Berrett-Koehler Publishers), el éxito fue tal que llevó a traducirlo a unos 20 idiomas. Mientras, la parroquia conspiranoica de internet la que se encargó de rebautizarlos en honor de 'hombres de negro', tan conocidos en el mundillo de la ufología: unos misteriosos agentes pertenecientes a una no menos misteriosa agencia gubernamental, dedicados a la caza del extraterrestre. Recientemente, cuando los países más afectados por la crisis empezaron a recibir la visita de funcionarios europeos armados con maletines llenos de recetas económicas tan impopulares como de dudosa eficacia, el término se popularizó y llegó a la prensa. Era más mediático que llamarlos 'tecnócratas', y quizás más apropiado.

Al margen de polémicas sobre la veracidad del libro, que las hubo, la cuestión sobre Perkins era si su descripción del mundo de las altas finanzas se aproximaba a la realidad. Según él, cuando los EHM (o los ‘hombres de negro') fracasaban en su intento de doblegar a un gobierno del Tercer Mundo para que aceptara la ayuda envenenada del FMI, el Banco Mundial o cualquier otra institución llegaba la fuerza bruta. La lucha por el control del Canal de Panamá con Omar Torrijos (1981), el asesinato de Jaime Roldós en Ecuador (1981), el fallido golpe contra Chávez en Venezuela (2002) son algunos de sus ejemplos.

Reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial en WashingtonEn libros y artículos posteriores, John Perkins fue más allá a la hora de plantear el verdadero funcionamiento de las instituciones internacionales. Según él, se había alcanzado ya el momento en el que estas entidades (tanto públicas como privadas) se habían quedado sin nada que esquilmar en el Tercer Mundo. Así que como su supervivencia depende de transferir riqueza hacia arriba para dar la falsa sensación de desarrollo económico, el próximo objetivo serían los llamados países ricos. Dado que los sumos sacerdotes de las finanzas internacionales defienden la insólita hipótesis de que es posible el crecimiento perpetuo (con alguna crisis ocasional) o que el mercado se autorregula, la única opción posible para mantener este esquema Ponzi parecía empezar a alimentarse de su propia carne (como un zombie en una cárcel).

Los 'hombres de negro' no son, como dicen, técnicos que buscan las soluciones más eficaces a la crisis, sino los encargados de hacer llegar a los estados las decisiones tomadas en ámbitos superiores y que, como dogmas de Fe, hay que abrazar. No propondrán sistemas tributarios más justos, acabar con los paraísos fiscales ni ninguna otra medida que perjudique a los que de verdad representan: son los eurocobradores del frac y vienen a pasar la factura.

Presentando sus 'consejos' u 'opiniones' como simples dictámenes basados en criterios racionales, se da la sensación de que sus propuestas no sólo son las mejores, sino las únicas posibles. Cuestiones, las que ellos tratan, demasiado complicadas para dejarlas en manos de los votantes. En realidad, su misión no es otra que la de asegurar que el circo siga abierto una temporada más, hasta la próxima crisis.

Protestas en Atenas (Grecia) por las condiciones del rescate de la Unión Europea

¿Encaja la visión de Perkins con lo que estamos viviendo? Por supuesto, es opinable. Sin embargo, no se puede negar que aquí están los tecnócratas, con su presunto 'rescate' que no es más que añadir una deuda de proporciones bíblicas a otra que supera lo dantesco y que nadie podrá pagar. Así, si ahora un niño cuando llega al mundo trae varios miles de euros de deuda bajo el brazo, lo más probable es que cuando muera deba todavía más (y pienso sólo en los intereses). El ‘rescate' no es a los ciudadanos, sino a los banqueros, y más concretamente a los alemanes, que se aburrieron de prestar dinero a los países hoy más hundidos (España, Grecia, Portugal...) en los tiempos de bonanza. Los beneficios para ellos, las pérdidas para los demás.

La misión de los ‘hombres de negros', que no son más que una pequeña pieza del sistema financiero internacional, es justificar como inevitable el mayor éxito de la alquimia financiera: convertir deuda privada en deuda pública. En 2001, según los datos del Banco de España, la deuda privada era de unos 3,44 billones de euros (el 80% del total, que alcanza 4,3 billones). De ella la cuarta parte (unos 0,86 billones) corresponde a la familias y el resto a las empresa privadas, sobre todo a las más grandes (el 95%). Pues todo ese dinero, lo vamos a pagar vía impuestos y recortes sin tocar un pelo a los que de verdad provocaron la crisis.

Por supuesto, esto es pura conspiranoia y sólo un loco puede pensar algo así. Sería como decir que "el precio de esta crisis lo está soportando la gente que para nada la creó". Lo curioso es que el autor de la frase fue Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra. Sin duda, sabía lo que decía.

Pero si existen esos ‘hombres de negro', de algún lugar tendrán que salir. ¿Sirven a una especie de gobierno mundial en la sombra, que organiza guerras y crisis a puerta cerrada, y aspiran a subyugar a toda la humanidad?. Tienen, dicen, hasta una especie de consejo de administración llamado el Club Bilderberg. Quizás, pero eso merece otro artículo.

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(*) Javier Cavanilles es periodista y escritor. Autor de los libros 'Los caras de Bélmez' y 'El tarot, ¡vaya timo!', Cavanilles está especializado en temas paranormales y conspiranoias. Puede seguirle en twitter en @desdelmasalla

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