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VALENCIA (EP). El Consell no sabe cuándo podrá pagar a todos los colectivos a los que les debe dinero. Esa es la realidad, por mucho que el presindente de la Generalitat, Alberto Fabra, anunciara este viernes que elaborará un calendario de pagos para que todos los acreedores tengan al menos una idea cuándo podrán saldar las cuentas que mantienen con la administración valenciana.
El problema, pura y llamanamente, y así lo reconoció de forma más o menos clara el vicepresidente del Consell, José Císcar, es que no hay dinero. Y lo que es más graves, no sabe cuándo y cuánto podrá disponer de los fondos para y partiendo de ahí, todas las declariones bienintencionadas sobre una solución más o menos pronta a los imapagos no deja de ser una declaraciones de intenciones.
Lo grave del problema es que, lejos de solucionarse, el Gobierno de Alberto Fabra ha visto como tras afrontar los pagos pendientes a través del plan de proveesores con los 4.200 millones prestados por el Gobierno a primeros de año, en todas las consellerías están volviendo a acumularse facturas.
Tras la liquidación de las mayor parte de deudas con ese macroplan de pago a proveedores, el Consell insistió en que ponía "a cero" el marcador de los pagos pendientes. Pero el paso de los mes, con la caída de los ingresos, la situación sigue siendo insostenible.
"Hay que tener en cuenta que los ingresos han caído de manera casi inmediata" porque entre 2010 y 2012 han descendido casi 2.000 millones" y, sin embargo, "la maquinaria de la administración no se puede parar a la misma velocidad", reconoció Císcar con cierto tono de resignación,
Por ello, ha continuado, el Consell, con sus medidas "va parando y reestructurando la administración para que eso se pueda producir". Císcar, ha apuntado que se están "sentando las bases" para reducir la deuda con las cuentas de 2013 ha apuntado que contarán con deuda anterior a este ejercicio pero que continuarán recibiendo el Fondo de Liquidez Autonómica en 2013 "como pensábamos que iba a ser".
"Parar una administración tan grande y la inercia que tiene, pararla y poner el contador a cero, necesita un tiempo" pero esa es una de las "grandes labores que está haciendo el gobierno de Fabra". "Ojalá eso se pueda hacer en tres meses", ha apostillado.
Con este escenario, el Consell ya ha asumido que la conflictividad social va a ir en aumento. El caso más evidente es el de las farmacias, que ya levan una semana con un cierre patronal. Si hace unos meses el Consell logró parar estas protestas por el grave impacto social que tiene, en la actualidad el Gobierno de Alberto Fabra prefiere no hacer profemsas que no sabe cuándo podrá cumplir.
LAS PALABRAS DE VELA Y EL 'SENTIR' DEL CONSELL
Císcar se ha referido también, a preguntas de los medios, al tono de las declaraciones del conseller de Hacienda, José Manuel Vela, quien aseguró que el modelo de financiación para la Comunitat es "una injusticia intolerable" y que "ya está bien, hasta aquí hemos llegado".
Al respecto, ha afirmado que estas palabras "expresan fielmente el sentir del gobierno valenciano" ante un sistema de financiación "injusto" y que "nos maltrata". "No es cuestión de valentía sino de decir las cosas como son", ha agregado.
Por ello, ha subrayado que "cuando antes se modifique el sistema de financiación, muchísimo mejor" porque la Comunitat "tiene que competir con otras comunidades, en una situación de desigualdad" y eso "se sufre más cuando ingresos de una administración pública se ven mermados".
Vaya, vaya. Ahora resulta que el Consell nos sale anarquista: el objetivo es "parar la administración" y "poner el contador a cero". Pues nada: presupuesto de la Generalitat para 2013: Ingresos CERO, gastos CERO. Se dimite, se apaga la luz (si todavía no la han cortado) y a casa.
Escusas de mal pagador. El Consell siempre ha sabido los ingresos de que disponía, simplemente se trataba de no estirar el brazo mucho más que la manga. El Consell conscientemente se ha dedicado a gestionar mal muy mal y a gastar mucho, muchísimo por encima de esos ingresos. El Consell y sus autoridades presupuestarias y de función pública, con la colaboración de las de asesoramiento, contabilidad y control, se ha dedicado a montar un sistema que, pese a las apariencias, le permite una aplicación laxa y en otros casos directamente contraria a los más elementales principios de la lógica, legalidad y presupuestarios: primero se toman las decisiones con unos criterios de estrategia política pura pero además a muy corto plazo (intereses personales, de partido, medidas electoralistas) y posteriormente se intenta darles forma legal y presupuestaria con los resultados que todos conocemos. Tarde, muy tarde, el Consell se ha dedicado a tomar una serie de medidas destinadas al ahorro nuevamente bajo criterios de estrategia política pura como si la situación no fuera responsabilidad suya y de sus adláteres. Propondría derruir, desinfectar, comenzar de cero, pero ¿qué hacemos con lo que nos deben?
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