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EL LENGUAJE DEL CINE

El Gran Gatsby,
También por encima de sus posibilidades

MANUEL DE LA FUENTE. 18/05/2013

VALENCIA. "En mi primera infancia, mi padre me dio un consejo...". Así empieza la novela El gran Gatbsy, una de las obras más importantes de Francis Scott Fitzgerald, publicada en 1925. Bueno, en realidad así es como empieza una de las ediciones españolas, exhibiendo un error garrafal de traducción en la primera línea del libro. Porque la obra de Fitzgerald no trata de la infancia ni de los consejos que recibimos siendo niños, sino de la juventud. Sus personajes son todos jóvenes que experimentan la fiesta y el desenfreno de un país, Estados Unidos, que en los años 20 se sentía también joven, como una sociedad donde todo estaba por descubrir y disfrutar.

El error de traducción, corregido en las ediciones españolas más recientes, resulta sintomático de las torpezas y desajustes que se comete a la hora de leer las obras que se catalogan como "clásicos". Una etiqueta que, en ocasiones, conlleva una sacralización del texto, una distancia que perjudica la lectura de determinados textos literarios. Vamos, que a veces uno se enfrenta a los clásicos con un respeto mal entendido, sin considerar que los clásicos lo son no por tratar temas inmortales y sagrados sino porque dialogan constantemente con nuestro presente.

Esto afecta, a su vez, a las adaptaciones cinematográficas de Hollywood. El estreno reciente de En la carretera caía en esta idea de que las novelas "clásicas" son sagradas e intocables. Así es como se adaptaba, de manera casi literal, la obra de Jack Kerouac: realizada en 2012, la acción transcurría en los años 40, sin plantearse el tiempo transcurrido desde la publicación de la novela, es decir, sin caer en la cuenta de que el libro de Kerouac no hablaba de un pasado remoto, sino de un pasado reciente.

Algo similar ocurre con esta adaptación de El gran Gatsby al partir de una premisa errónea: si en el texto original se hablaba del presente (los años 20, cuando se escribió la novela), en la película la acción transcurre en el pasado (los mismos años 20, pero narrados desde 2013), ya que no ha habido un proceso de adaptación, sino de mera traslación de las palabras a imágenes.

No obstante, El gran Gatsby nos habla en todo momento del presente. La novela nos narra la historia de Jay Gatsby, un multimillonario famoso en Nueva York por organizar en su mansión las mejores fiestas de la alta sociedad. Cada fin de semana, acuden a su casa decenas de personas atraídas por el desfase y la diversión sin límite. Son los locos años 20, cuando se está digiriendo la resaca de la Primera Guerra Mundial y cuando Estados Unidos está inmerso en plena vorágine capitalista, con el consumo desaforado como credo máximo.

Evidentemente, Fitzgerald no era profeta, pero su novela anticipaba de algún modo el crack bursátil que se produciría poquísimos años después, en 1929. Y esta anticipación era evidente, al retratar una sociedad preocupada sólo por la apariencia, por la exhibición del lujo y por la ilusión de la eterna juventud. Por la creencia de que a la fiesta nunca le llegará la resaca.

El cineasta Baz Luhrmann lo tenía bastante fácil. Un trabajo de adaptación riguroso, de diálogo con la novela, nos habría situado lo que planteaba Fitzgerald en su presente con el nuestro, estas épocas conectadas por esa sensación de la vida por encima de las posibilidades. Porque ahora, en 2013, estamos viviendo la resaca que Estados Unidos y Europa vivieron en la década de 1930. De esta manera, la película nos habría planteado el debate que sí estaba en la novela de Fitzgerald: el vacío de una sociedad capitalista que lleva a la destrucción de los individuos y a un conflicto irremediable de clase.

Al fin y al cabo, el personaje de Jay Gatsby nos resulta plenamente reconocible en la actualidad: un arribista que amasa una fortuna gracias a la especulación y que se convierte en poco tiempo, y a la vista de la sociedad, en el modelo que hay que seguir. Todos se acercan a él cuando está en la cúspide, porque todos creen que obtendrán un beneficio a cambio.

Sin embargo, Luhrmann opta por la simple ilustración de las palabras de Fitzgerald. Se ha intentado no tocar ni una coma, hasta el punto de que la voz en off reproduce la literalidad del texto, incluso con las algunas palabras impresas en la pantalla. Para que la gente vaya a ver la película se cambia un poco la música, eso sí, y donde había jazz en el texto literario, pues aquí se mete hip hop, y arreglado. Es el mismo mecanismo burdo que el realizador había usado ya en Moulin Rouge, y que se ha visto también en otras cintas recientes, como María Antonieta, la cinta de Sofía Coppola en la que la reina del siglo XVIII escuchaba música rock en su cabeza porque así queda más moderno..

Con eso no basta porque, pese a la idea que se ha instaurado en nuestra cultura, una adaptación literaria fiel no consiste en calcar y copiar tiempos y espacios narrativos. Por ejemplo, son más fieles los trabajos de adaptación del Quijote llevados a cabo por Grigori Kozintsev y Orson Welles (que no siguen la literalidad del texto de Cervantes) que el de Manuel Gutiérrez Aragón que sí, que ubicará la acción en los paisajes de la Mancha, pero que apenas articula los ideales expresados en el texto original.

Con todo, la película de Luhrmann no chirría demasiado. Su opción es la de ser una ilustración de una época y, por lo menos, no resulta, ni de lejos, tan pedante como Moulin Rouge. Es más, aparece como un film pausado, sereno, que no se deja llevar por lo que promete: el carnaval desmadrado y hueco de aquella película con Nicole Kidman. No llega a aquel desbarajuste, pese a que El gran Gatsby siga sin ser entendida desde Hollywood. O a lo mejor es que sí se entiende, y por eso se persevera en esta línea de no tocar demasiado a los clásicos, no hacer gran cosa más allá de presentarlos en películas bonitas y que no nos hagan pensar demasiado en nuestro presente.


Ficha técnica

El gran Gatsby (The Great Gatsby)
EE.UU., 2013, 142'
Director: Baz Luhrmann

Intérpretes
: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Joel Edgerton, Carey Mulligan

Sinopsis
: El millonario Jay Gatsby es famoso por las fiestas que organiza en su mansión neoyorquina. No obstante, nadie sabe gran cosa de su pasado y del origen de su fortuna
Adaptación de la novela de Francis Scott Fitzgerald

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3 comentarios

Ay escribió
20/05/2013 22:19

Hay más cosas en la novela, ¿no?. Y en la película las refleja bastante bien. El amor, el romanticismo, la clase dirigente sin escrúpulos ni piedad. La miseria. La honradez (del narrador), la amistad. He leído varias traducciones malas, al final te haces una idea. La peli se me pasó sin acordarme de fumar. Saludos y gracias por la página estupenda que hacéis.

Quevedin escribió
20/05/2013 08:46

El artículo está bien, pero la introducción es, cuando menos, obtusa. La famosa introducción habla precisamente del consejo que le da su padre a Nick Carraway antes, literalmente "In my younger and more vulnerable years...". Cierto es que "años mozos" suena mejor, pero el argumento inicial está basado en una atribución de error cuando menos muy discutible.

jose escribió
19/05/2013 10:24

magnífico y potente artículo!

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