Foto: FREEPIK.ESSi observamos durante un breve espacio de tiempo cómo se comporta nuestro entorno, tanto en el ámbito personal como profesional, nos damos cuenta de cómo la sociedad actual parece evolucionar hacia una cultura del "yo", en la que prima lo personal sobre lo colectivo.
De algún modo, estamos alentando el egoísmo en toda su dimensión, primando el cumplimiento de las necesidades y objetivos personales, sin tener en cuenta los del resto.
"En ningún caso la libertad de un individuo prima sobre la de otro"
Esto me hace recordar una valiosa lección que nos transmitió en clase Fuensanta, profesora de religión con la que tuve la suerte de tropezar en mi época de estudiante de bachiller, la cual he intentado tener presente en todos los momentos y ámbitos de mi vida. Aunque he de confesar que no siempre me ha sido fácil, e incluso que en ocasiones he fracasado estrepitosamente en el intento, ha resultado ser como la "regla de tres" o el "teorema de Pitágoras", de esas herramientas tipo navaja suiza que llevas en tu "mochila" de experiencias y que te sirven de guía en múltiples y variadas situaciones.
Pues bien, lo que nos enseñó Fuensanta fue la diferencia entre libertad y libertinaje. Básicamente se trata de entender que la libertad de cada individuo acaba donde empieza la del resto. Sencillo y evidente, ¿verdad? Si lo analizamos bien, vemos lo complicado que nos resulta al ser humano aplicar esto a todos los niveles: familia, amigos, negocios, política, …. Tenemos un sinfín de ejemplos en los que somos libertinos (por mal que nos suene la palabra) y no libres.
Ser libres implica entender que no basta con respetarnos, cuidarnos y querernos a nosotros mismos, sino que esto mismo, justo en la misma medida, se lo debemos al resto. Puntualizado, a TODO el resto, no solamente a aquellos que queremos o apreciamos, también a los que no entendemos de ningún modo o nos generan rechazo. En ningún caso, la libertad de un individuo prima sobre la de otro.
Si todos entendemos esto y nos esforzamos por llevarlo a la práctica, ¡de cuántas cosas no hará falta hablar!: conflictos bélicos, violencia machista, igualdad de género, racismo, homofobia,… ¡Infinitas!
Implica una visión humilde, honesta y generosa de las relaciones humanas. Valores que sin duda es necesario fomentar en la educación de nuestros hijos y en la cultura de nuestras empresas.
En total desacuerdo con el homo homini lupus de Thomas Hobbes, que considera al egoísmo como un aspecto básico del comportamiento humano. Confío en la naturaleza humana y en su capacidad de reinventarse a sí misma y sorprendernos con grandes logros.
Ánimo. Si nos lo proponemos, podemos.
Carmen Mª Pérez Lacal es responsable de Recursos Humanos en Inforges.
Foto RojoLover by Mª José Puche
