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políticos al habla / OPINIÓN

Votad, votad y votad

7/03/2019 - 

VALÈNCIA. A estas alturas de la legislatura autonómica, el candidato Ximo Puig no tiene otra ocurrencia que convocar las elecciones, anticipadamente, a un mes de cuando tocaban. Si el argumento es, como dice él, “para singularizar la Comunidad Valenciana”, pues ‘arreglaos’ vamos. Porque lo menos singular es convocarlas junto a unas elecciones nacionales, donde el debate no pasará de Madrid y Barcelona.

Si buscaba un argumento económico de ahorro, parece que tampoco lo tiene. Siendo que solo un mes después nos tendremos que poner en cola de nuevo para votar a los representantes de los municipios y de Europa.

Ya no sabe uno en qué estaría pensando cuando se levantó esa mañana para decirnos a todos los valencianos que íbamos a votar treinta días antes de lo inicialmente previsto porque eso era lo mejor. ¿Era lo mejor para él? ¿Era lo mejor para su partido? ¿Era lo mejor para la izquierda? ¿Era lo mejor para el tripartito? ¿Era lo mejor para la Semana Santa? ¿Para los hoteleros? ¿Para el bolsillo de los ciudadanos?

Las respuestas a todas esas preguntas serán diferentes según quienes las contesten. Es decir, para él, y eso ya lo sabemos, eso era lo mejor. Y también para su partido. Porque si algo parece razonable, y este es un comentario político, es que cuando decidió adelantar un mesecito la contienda electoral autonómica no estaba pensando en los ciudadanos sino en el pesebre socialista.

Bien tendrá el causante del adelanto leer muy bien lo que ocurra en ese domingo pues, a lo mejor, envía un mensaje terrible a sus agrupaciones locales. Queriéndose él adelantar por si las cosas no van bien, lo que está transmitiendo al redil socialista es que “sálvese quien pueda”.

 
Y dejando encuestas aparte, que suelen equivocarse últimamente, las elecciones más recientes en las que se ha votado han sido las de Andalucía. Y un bloque alternativo al PSOE más Podemos ha irrumpido con fuerza. Será que muchos ciudadanos se quedaron en casa. Pero la zozobra y la angustia con la que mucha gente ve los proyectos de izquierda barruntados en el independentismo y en el populismo, tienen mucho que ver con el comportamiento electoral.

Adelantar para huir, por si acaso, es síntoma de cierto vértigo. El griterío no puede sustituir al legítimo voto representativo. Votar vamos a votar, y no poco. Por tanto, todos esos que dicen que se vota poco, que vean las dos elecciones generales últimas y las dos, que son cuatro, que nos vienen ahora.

Que el candidato Puig sea tan aventurero en las formas al adelantar su futuro político es un grave precedente. El adelanto electoral está concebido, filosóficamente, para cuando hay un Gobierno inestable o no se tienen presupuestos aprobados. Hacerlo por puro cálculo electoral suele ser una aventura de incierto final.

Y, a lo mejor, lo que puede pasar es justo lo contrario a lo que el convocante está intentando conseguir. Que a estas alturas de democracia, 40 años, estemos con jueguecitos de adelanto electoral de treinta días dice poco del firmante de la convocatoria.

Pero el ejercicio de votar es tan sano que hasta los que quieren utilizar el sistema a favor de sus intereses partidistas y personales se pueden encontrar con un fiasco monumental. Nadie garantiza una mayor participación por juntar dos comicios. Nadie sabe cómo repercutirá el debate nacional en una comunidad autónoma española grande, como la Comunitat Valenciana.

Todas esas incógnitas las habrá tenido en cuenta el “adelantador”, pero la incertidumbre sigue en pie. Sus socios de Gobierno no acaban de verlo porque sus intereses, en esta ocasión, son contrapuestos. Es lo que tiene configurar un mestizaje folclórico.

Ya da igual, porque la moneda está en el aire. A veces unos juegan su futuro a pegarse a un líder y ese líder te arrastra a la miseria. Lo que no sabremos nunca, ni cuando acabe el recuento, es de quien será la victoria o la derrota. Porque la derrota no tiene hijos. Y la victoria tiene extraños compañeros de cama. En abril, aguas mil. Y votos.

Emilio Argüeso es secretario de Organización de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana y secretario primero de la Mesa de Les Corts.

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