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Westworld: qué ha cambiado de la película a la serie

Acaba de estrenarse la nueva serie de HBO con un comienzo prometedor aunque confuso a la hora de presentar un mundo imaginario donde existe un parque de atracciones para adultos, habitado por androides humanizados, con el que viajar al Salvaje Oeste.

8/10/2016 - 

(Este artículo contiene spoilers sobre el primer episodio de la serie)

VALENCIA.Casi medio siglo de diferencia separan la película de ciencia ficción de Michael Crichton de la nueva adaptación de Jonathan Nolan y Lisa Joy, estrenada esta semana en HBO. Además de los cambios estéticos debidos a la evolución de las técnicas de dirección, filmación y postproducción, comprensibles desde la perspectiva lógica del tiempo, ambas producciones poseen otras disparidades.

Pero, ¿cuál es el origen de Westworld? Títulos como El planeta de los simios o La naranja mecánica pusieron de moda a principios de los setenta las películas sobre mundos distópicos, de manera que el gran éxito en taquilla de Westworld en 1973 entraba dentro de lo previsible, dada la tendencia de la época. 

La película, sin embargo, fue mucho más allá, con una arriesgada fusión entre dos mundos, el de los androides y el de los cowboys, en una divertida mezcla entre ciencia ficción y spaghetti western. En el metraje se veía de todo: sangre ralentizada, violencia, sumisas bellezas femeninas; generaba incomodidad, suspense, y hasta provocaba risa en las escenas de mamporros, acompañadas de una divertida banda sonora más típica de los westerns europeos de bajo presupuesto. La película de Crichton, de hecho, se rodó en tan solo 30 días, y esas costuras cutres aportaban carácter chic al film.

La historia creada por Crichton se desarrollaba en un mundo donde existía un parque de atracciones para adultos con el que disfrutar una aventura en diferentes épocas de la historia (el oeste, en la edad media o en la época romana), rodeados de androides idénticos a los seres humanos que envolvían el juego de rol. Una empresa llamada Delos había creado estos tres lugares de mentira, repletos de personajes artificiales con los que los visitantes podían satisfacer sus instintos menos racionales: podían matar adversarios, ser infieles a sus esposas, acostarse con prostitutas, torturarlas en mazmorras… lo que estuviera al alcance de su imaginación. 

El Disneylandia de dos rombos se fue al garete cuando un virus en la programación les hizo perder el control de los androides. Sobre todo con un cowboy, interpretado por un Yul Brynner, vestido de negro como en su mítica película Los siete magníficos. A este ‘hombre de negro’ se le cruzaron los cables literalmente y se quedó atascado en la obsesión de matar al protagonista (Richard Benjamin), como cuando Pedro Sánchez se enrocó en el no a Rajoy, hasta que se lo quitaron de enmedio. Ya saben: la máquina, o el líder del PSOE, creados para servir al hombre, o al aparato del partido, se rebelan en su contra.

La serie arranca con una premisa casi idéntica que la película: existe un parque temático donde los turistas “recién llegados”, también llamados “huéspedes”, se adentran en una única época: la del Salvaje Oeste. Allí pueden ser libres para hacer lo que quieran, como en el film. Una serie de “anfitriones”, los robots humanoides, participan en las diferentes tramas narrativas en un permanente bucle que se repite una y otra vez como en la película “Atrapado en el tiempo”. 

¿Un virus o un error intencionado?

El primer tema que dista entre una obra y otra, es el detonante de la historia. En la serie los robots no son víctimas de un virus como en el film, sino que sufren un error de actualización. Queda todavía por saberse, imaginamos que esta pregunta se responderá más adelante, si el problema de su sistema operativo es intencionado o simplemente debido al clásico error científico, como argumenta Anthony Hopkins en su papel de alter ego del Doctor Frankenstein: “los seres humanos somos la consecuencia de un trillón de errores”. 

Anthony Hopkins en Westworld

Fue él quien agregó un nuevo código al sistema operativo de las máquinas, al añadirles la capacidad de tener ensueños. Ahora simplemente están pasando por la fase experimental, y queda saber cuál será el resultado tras la fórmula de prueba y error, si los humanos podrán tenerlos controlados, o como en la película, si se les irán de las manos, cosa que tiene toda la pinta.

Por ahora el primer episodio nos muestra a unas máquinas humanizadas que poco a poco están perdiendo el control de sus movimientos y acciones. Alguno de los androides llega a cuestionarse su propia naturaleza, incluso tiene sed de venganza por todo lo que los humanos les han hecho vivir durante treinta años de historia del parque. 

Porque la realidad de estos androides es que durante todo el tiempo de vida del parque temático han sido asesinados, torturados o violados en reiteradas ocasiones. Ahora estos autómatas tienen memoria, comienzan a despertar, y adquieren un subconsciente, marcando la diferencia con la película donde los robots eran planos, meras máquinas para dejarse matar o ser torturadas.

El hombre de negro: ¿máquina o humano?

A partir de aquí se multiplican las diferencias, y en el caso del primer episodio se cometen dos errores de presentación de la serie, a nuestro entender, graves. Gracias al visionado de la película al unísono, hemos podido encajar un poco las piezas, pero si queremos ser justos con el estreno, avisarles que el piloto no es nada fácil y es lógico perderse, al menos eso nos ha pasado a nosotros, y si no fuera por la película y por el segundo visionado, no hubiéramos entendido ni la mitad. Salvados estos dos escollos, la serie es francamente prometedora.

En la película de los setenta el ‘hombre de negro’ era un terrible robot, un cowboy vestido de negro, interpretado, como decíamos, por Yul Brynner. Los protagonistas del film, dos turistas del parque, habían asesinado ya en dos ocasiones a esta máquina durante su estancia, porque su rol en la aventura era ser el típico vaquero de gatillo fácil con el que se topaban constantemente y había que matar. Luego la empresa volvía a poner a punto la máquina y salía a escena de nuevo. Cuando el virus informático se expande, el robot se atasca con que tiene que matarlos, y les persigue sin parar.

Yul Brynner en la película de 1974

En la serie aparece un nuevo ‘hombre de negro’, clavado en apariencia al Yul Brynner de los setenta, esta vez interpretado por Ed Harris. Pero en la versión de HBO el rol es totalmente al revés.

Ed Harris rechaza los impactos de balas, mientras que Yul Brynner sí recibía los disparos, porque era un robot diseñado para ello (intentar matar humanos y acabar siendo acribillado, como en los videojuegos). 

En la película de los setenta nos explicaban además que existía un complejo sistema que, por medio del calor, identificaba quién era humano y quién era robot, de manera que cuando una pistola se disparaba hacia una persona, ésta se encasquillaba. Cuando el virus se expandió en el parque, el sistema comenzó a fallar y los humanos se volvieron vulnerables.

El ‘hombre de negro’ de HBO es disparado en reiteradas ocasiones, pero las balas no le hacen el más mínimo rasguño. Si seguimos la teoría del funcionamiento del parque original, eso significa que Harris es un humano, y son los robots quienes intentan matarlo. Además, la escena de presentación de Ed Harris va acompañada de una voz en off que habla justamente de los “recién llegados”, encima del plano en el que aparece Harris por primera vez. Y de remate, Harris en esa escena le dice a una joven, a la que después viola fuera de cámara, que lleva 30 años “jugando” con ella, en un insistente mensaje sobre que el ‘hombre de negro’ no es un robot como en la película, sino un “huésped”.

El problema estriba en nuestra referencia cinéfila, que automáticamente nos hace dar por hecho que el ‘hombre de negro’ es un robot como Yul Brynner, y nos cuesta cambiar el chip. No entendemos este cambio que nos hace más difícil entrar en la historia. Y si no ¿por qué visten a Ed Harris de negro como a Yul Brynner? ¿No se hubiera solucionado simplemente no vistiéndoles igual?

Evan Rachel Wood en Westworld

Hay una tercera teoría que elucubra con que tal vez el ‘hombre de negro’ sea un robot programado para no morir, o un robot programado para creer que es una persona. Si esto fuera así, nos quedaría saber quién, de todos los personajes que manejan los hilos, ha introducido a este Terminator, y por qué nadie de la empresa que gestiona el parque, desde sus monitores que todo lo ven, se ha percatado de su carácter especial. Desde luego la teoría es posible. Lo sabremos algún día. Por ahora nos ha parecido un hueso difícil de digerir en la presentación de la serie, que nos hace preguntarnos si era necesario armar semejante confusión, cuando estamos en el arranque, presentando a los personajes y el conflicto.

El estilo J. J. Abrams 

El segundo entuerto, muy parecido al anterior, se nos presenta durante la presentación de un vaquero llamado Teddy. En los primeros minutos de la serie, que van acompañados de nuevo de una voz en off, mientras se nos habla de nuevo de quiénes son los “recién llegados”, nos muestran en pantalla al vaquero Teddy viajando en un tren de la época, mientras escucha la conversación de un hombre que presume de sus anteriores viajes turísticos al Salvaje Oeste. Los espectadores entendemos, por tanto, que ambos son “recién llegados”, y que estos huéspedes humanos están viajando hacia el parque temático, en este caso en tren, como en la película viajaban a través de una especie de aeropuerto.

Pues no. Los guionistas, junto con el rey de la vuelta de tuerca J.J. Abrams, productor ejecutivo en la serie, juegan con nosotros a una nueva confusión que no entendemos para qué, haciéndonos creer que es un recién llegado, para después demostrarnos lo contrario. ¿Los guionistas van a jugar al gato y al ratón con nosotros, o, si nos hacen el favor, intentan contarnos las cosas clara y meridianamente porque estamos en un primer episodio, en un primer acto, y tenemos primero que aterrizar? 

Teddy, el vaquero diseñado para confundirnos

Los androides son protagonistas

Otro cambio del que no tenemos nada que objetar, sino más bien nos parece un elemento atractivo, es que en la serie algunos androides son tan protagonistas como ciertos humanos, mientras que en la película ‘el hombre de negro’ era simplemente el antagonista, y eran los humanos los protagonistas.

Se multiplican los antagonistas

Otro enorme escollo que vemos alrededor de unas cuantas escenas ambiguas, es el abanico que se abre en cuanto a posibles antagonistas. Por un lado tenemos a Ed Harris, que viene al oeste, según dice en el capítulo, dispuesto a llegar a un nivel de inmersión más profundo en el juego. 

Da la sensación de que está buscando cómo traspasar el mundo ficticio, probablemente para entrar en el corazón de la empresa que genera el parque temático (de ahí que le corte la cabellera a un robot, para quedarse con su código de barras, que pueda servirle como llave de acceso). Lo que está claro es que va por su lado y quiere hacer algo más que matar vaqueros y violar señoritas.

Sidse Babett Knudsen en WestworldEn segundo lugar tenemos a la ambigua jefa de la empresa Delos, Theresa Cullen, interpretado por Sidse Babett Knudsen, más conocida como Birgitte Nyborg en la serie danesa Borgen. Un fichaje claramente estratégico de cara a potenciar HBO Nordik, pero con evidentes problemas de adaptación, pese a que hablamos de una magnífica actriz. De ahí que en todas sus escenas la veamos normalmente “en escucha”, o si habla, sea el otro personaje quien vemos que está en escucha. Incluso hay una escena que directamente la plantean con ella de espaldas. Cuanto menos se vea que sus labios se tropiezan con el inglés, mejor.

Hay una escena en la que Cullen deja caer, mientras habla con el guionista del parque, que la administración de la empresa tiene otros intereses ocultos más allá del parque temático. Tiran la piedra y esconden la mano. Repetimos, productor ejecutivo J. J. Abrams. No esperen menos que un melón que se abre detrás de otro en cada episodio. 

En el tercer puesto de dudoso perfil está el propio Hopkins, porque todavía no sabemos si está jugando con el error casual, si está toqueteando los robots adrede, o qué. Pero, desde luego, él tiene la llave de acceso oculta sobre el interior de los androides, así que ahí tenemos otro espacio de incertidumbres que se abre.

Por último tenemos el antagonista más evidente de todos, Peter Abernathy (Louis Herthum), el padre de Dolores (Evan Rachel Wood), el primer robot que adquiere conciencia y promete vengarse de todo lo que han sufrido él y su hija en sus treinta años de vida como juguetes para adultos. 

Cuatro antagonistas, por ahora, frente al único que teníamos en la película: el robot escacharrado. Jonathan Nolan, Lisa Joy y Abrams aterrizan dispuestos crear conflictos como para diez temporadas.


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