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estrena su primer largometraje, 'formentera lady' con josé sacristán

Pau Durà: "Nunca es tarde para dudar de las convicciones que nos llevan por la vida"

1/07/2018 - 

ALICANTE. «Desenrollaré mis viejas cuerdas mientras el sol se oculta, no afrontaré retos mientras el sol brille», cantaba Robert Fripp en la canción Formentera Lady, perteneciente a su debut, Islands (1971). Los británicos King Crimson situaron en el mapa del rock progresivo esa isla paradisíaca, describiéndola de un modo tan sugerente que atrapa. Pau Durà (42) recoge aquel momento histórico, aquella icónica canción, para contar una historia de una época que no volverá, desdibujada por el tiempo, de una isla y unos personajes varados en un instante impreciso, en un modo de vida alternativo, ajeno a las imperiosas obligaciones del mundo y la madurez. 

Durà ha presentado, junto a Jose Sacristán (80) y Sandro Ballesteros, la película en el marco de la trigésimo tercera edición de Cinema Jove en València, después de haber pasado por el Festival de Málaga. Pau se encuentra en la prueba de vestuario para el nuevo filme de Achero Mañas, Un mundo normal, mientra explica por teléfono de dónde se había sacado esta historia cuando estaba de viaje por Formentera con su mujer: "Yo estaba a punto de ser padre —comenta el alcoyano—, y en ese momento vital de cambio que se acerca pensé en la Formentera de los 70, la Formentera hippie. Y el conflicto que pudieran tener aquellos chavales jóvenes en busca de libertad con una de las responsabilidades más grandes: qué es la paternidad". 

El director cuenta mucho más que una historia de personajes nostálgicos, “pensé hacer una película de segundas oportunidades —relata—, un viaje hacia atrás, de aquel hombre de los 70 que no ha ejercido de padre, y de ese paraíso que se trunca y se queda solo con la marcha de su hija y su mujer. Y al cabo de bastantes años le toca hacer de abuelo cuando no ha sido padre. Esa es la génesis de esta historia. Al final es una peli de varios temas que flotan, uno de ellos es la responsabilidad, pero también la nostalgia, la nostalgia como ese dolor por la imposibilidad de regresar. Ese es un tema que se me pasa por la cabeza”. 

Sacristán y Durà junto al niño Sandro Ballester. Foto: E.F.

Sacristán se muestra huraño, detenido en el espacio tiempo. A Durà no le tiembla el pulso en su primer largometraje, muestra la pena, pero también el optimismo. “Este personaje ha vivido treinta años evitando ese dolor desde la separación de su mujer e hija, encerrado o protegido en esa isla, que puede ser una cárcel, y con la llegada del nieto se destapan estas cosas. Es un viaje que está plagado, sin quererlo, de ese dolor por el no regreso”. Todos emprenden un viaje, pero Samuel (José Sacristán) es el que sufre la pérdida y el encuentro, “Lo que me interesa de la película es el viaje a sí mismo”, sentencia Durà. “Uno de los temas interesantes de la película es que nunca es tarde para dudar de las convicciones que nos llevan por la vida”. 

Con todo lo relatado hasta ahora podría parecer que el director buscaba la tragedia, pero no es así, Durà refleja la vida de un modo poliédrico, “hay momentos emotivos, pero sin haber ido al melodrama, a la cosa edulcorada. El humor flota entre los mismos personajes, y de la excentricidad en ciertos momentos”. Sin duda la película no podría erigirse con todo su realismos sin la presencia de José Sacristán, que nuevamente vuelve a realizar un excelso trabajo, “me puse en contacto con él —comenta Durà—, le pasé el guión y nos conocimos, porque no nos conocíamos personalmente. Fue una maravilla  porque para mi es un mito, y ahora más que lo conozco tanto. Ha sido un regalo de la vida, no solo el actor, sino Pepe como persona. Y nada, a los dos días me llamó, y ya se quería poner a dar clases de banjo, de coña claro”. 

En la charla posterior a la proyección del filme, Sacristán comentó que había retocado un poco el guión, “los actores cuando entran en un proyecto así —explica Durà— tienen que involucrarse, y uno de los aciertos como director es intentar contagiar la ilusión por esa historia, y no tener las cosas tan claras, porque hasta el momento de rodar se pueden plantear muchas dudas, y eso lo que hace es hacer crecer el guión”. 

La isla es un personaje más

Otro de los elementos necesarios ya viene descrito en el propio título de la película, y es que Formentera es otro personaje más. “Al rodar en Formentera —explica Pau— gran parte de la película nos dio un gran punto de libertad para movernos, y estar abiertos a cosas y con eso también al trabajo de los actores”. La impresionante Formentera nos atrapa a todos los espectadores, “la belleza entra por todos los poros, es una belleza más otoñal, como el personaje. Hemos estado lejos de la Formentera de postal”. Por supuesto aquella isla llena de hippies, y paraíso de los que buscaban huir del mundo se habrá perdido un poco, “no durante el invierno —aclara Durà—, en invierno he conocido una isla que no conocía. Se parece mucho más a la Formentera de los 70, puedes entender un poco a la gente que vive allí, que están buscándose un poco a sí mismos, viviendo de otra manera. Es una isla que en invierno es otra isla, incluso queda gente de aquel entonces. Este personaje está, no es ficticio del todo, existe”, concluye el director. Pau Durà no es nuevo en esto, ha dirigido cuatro cortos y una tv movie para Tv3. Aun así, la gran parte de su filmografía es como actor, “llego a ponerme a dirigir —cuenta—, no tanto como actor sino como espectador, desde el cinéfilo. Aprovecho mi experiencia en los rodajes, mi experiencia técnica. El ansia de crear una historia viene más del espectador, no tanto del actor”. 

Volvemos al principio, cuando Pau estaba con su mujer en Formentera e imaginó la película, de eso hace ya ocho años, mucho tiempo para cocinar la historia, “no tuve prisa, fue un guión que fue pariéndose poco a poco, entre medias me he pasado al otro lado de la cámara, es cuando he rodado cuatro cortos escritos y dirigidos por mi y una Tv movie que rodé en 2011”. Pese a todo, Pau llevaba en la cabeza la trama durante esos rodajes, “la película me ha acompañado durante todo este tiempo, hasta que hace dos años me puse más en serio, encontramos productor y dijimos: vamos a hacerla”.

Foto: E.F.

Otro de los pilares que hace muy especial al filme, es el manejo de la lengua, tanto el valenciano y el catalán como el castellano. Pau es meticuloso en que cada zona tuviera su propio acento, sus modismos, “tenemos una versión doblada por ellos, pero la riqueza (lingüística) es maravillosa”. Una de las asignaturas pendientes en España sigue siendo asistir al cine en versión original, aunque con esta película se perderían matices viendo la versión doblada, Durà lo tiene claro, “el problema está en el poco porcentaje de espectadores del cine que vamos a salas en versión original. No considero una película rumana o asiática donde no le oiga hablar como hablan”. 

El filme llegaba precedido de unas muy buenas críticas desde el Festival de Málaga, “fue nuestro primer gran espaldarazo —sentencia—, nos quedamos sin premio pero parecía que estaba gustando mucho, y recibimos muy buenas críticas. Fue muy bonito. Durante este mes lo hemos exhibido en muchos sitios: Huesca, en Tudela (Navarra) y en Formentera. Allí fue mucho más que veían más cosas, cada vez que se hablaba de los italianos, pues lo leían de una forma muy clara”. Tras la conversación me pongo los auriculares y dejo que suene Formentera lady.

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