GRUPO PLAZA

preparan su primer disco y presentan un documental

Vivir el Parkinson desde un grupo de rock: esto es La Desbanda

10/04/2018 - 

VALÈNCIA. Manolo Colomina quería probar a hacer musicoterapia. Padece Parkinson y era (medio) consciente de los beneficios que ésta puede aportar en enfermedades neurodegenerativas. "Sin embargo, ni yo le gustaba a ella, ni ella a mi", confiesa sentado en un bar de València. Una percepción que cambió a raíz de las clases con el músico Oliver Sáez. "Vi en un cartel que instruía a gente con necesidades especiales y fui directo a la Asociación Juntos Contra El Parkinson para proponerles que se apuntaran. A muchos les parecía un disparate, pero al final fuimos ocho. Primero organizamos una clase cero, porque Oliver solía enseñar a gente con síndrome de Down o Alzheimer. Hasta que nos preguntó con qué instrumento nos gustaría tocar para crear una banda. Yo no sabía ni qué era una maqueta e imagínate lo difícil que es para nosotros seguir una claqueta. Pero lo hicimos". 

Este es el germen de una banda de rock llamada La Desbanda. Una historia que empieza a gestarse a finales de 2014 para quedar ahora retratada en un documental y en un futuro disco. La Desbanda no es una formación al uso, y su historia tampoco lo es. Tanto para quien sea músico como para quién no, resulta inspirador verlos subir al escenario. Y es que conforme explica Manolo Colomina, hay veces en las que su cuerpo no responde a sus impulsos. El documental, su música y ellos, todo es un canto a que "si quieres, puedes". 

A Manolo Colomina (batería) lo acompañan Víctor Ruiz (guitarra y voz), Marcelino Vázquez (voz y guitarra), Jorge Ramírez (teclado), Eduardo Roig (bajo), Vicente Santonja (ukelele), Paco Galet (cajón) y Pilar Juan (voz). Juntos han compuesto las doce canciones que conformarán su primer disco. Letras que no se despegan del Parkinson ni de la soledad con la que muchas veces se topan quienes la padecen. “Es difícil sentir que tienes amigos con los que contar y parece que no termines de integrarte en algún grupo. Si la gente piensa que a veces tiene un día raro, para nosotros cada día lo es" explica Manolo Colomina. 

Sin embargo, algo cambió cuando se toparon con Oliver Sáez. Con quien no solamente encontraron un ‘aliciente’ con el que respirar, sino también un hogar, unos amigos y una forma más inspiradora de vivir. “Se dice del Parkinson que es una enfermedad invalidante, pero a mi me invalidaba más un trabajo de doce horas. Es ahora cuando me siento más útil que nunca. Yo trabajaba en logística e imagínate, me pasaba el día pensando en todo lo qué podía salir mal. Así es este trabajo. Con la música dejas de pensar que alguien va a venir a quitarte lo que tienes y solo te queda disfrutar.”

Pero, empecemos por el principio

“Los primeros días eran muy costosos porque pasábamos horas y horas para aprender un compás. En mi caso, entraba a las clases con la pierna derecha temblando. Hay que tener mucha paciencia con nosotros porque un día parece que lo hacemos bien y el otro no damos ni un golpe. El músculo de la cabeza te dice que lo hagas, pero el resto del cuerpo te dice que lo hagas tú que a él le da risa.”

Sin embargo, siempre hay un momento de no retorno y para La Desbanda fue cuando Oliver Sáez les dijo que sabía que de ahí iba a salir una banda. “Conseguí bailar claqué y todos nos fuimos a nuestras casas con la sensación de que éramos músicos” cuenta. “La mezcla de emociones que vivíamos con él, hacía que dejaras la enfermedad fuera. Ahora continua pasando, porque ya lo damos por hecho”, agrega. 

Su profesionalización empieza cuando ponen rumbo a Pamplona para grabar su primer tema, ‘El paseo de malecón’. Y es que, aunque sus integrantes viven en Valencia, ésta es la ciudad donde nació y creció Sáez. Allí grabaron en los estudios de Iker Piedrafita (Dickers), acompañados por sus amigos Kutxi Romero (Marea) y Pedro (La Fuga). El deseo era no parar y llegar hasta más allá. Pero todo se trunca con el fallecimiento de Oliver Sáez un año después. Un punto de inflexión que se resuelve con “el mejor homenaje” que podían hacer a su maestro, “continuar.” “Una muestra de que nuestras letras son intimistas y personales es que una de las canciones, ‘Aviones de papel’, fue escrita por mi hija cuando Oli murió”. 

Manolo Colomina en una instantánea del documental

Un documental por partes 

Ahora continúan formándose junto a Salva Fito, cantante de Emma Get Wild. Y entre sus proyectos se encuentra el documental que, bajo el mismo nombre de La Desbanda, han grabado con Barret Films, productora valenciana que ya ha trabajado anteriormente con la musicoterapia, pero con persona con Alzheimer (Las voces de la memoria).

Desglosado en tres o cuatro partes, la primera llega hasta su viaje a Pamplona y será exhibirá este miércoles 11 de abril, coincidiendo así con el Día Mundial del Parkinson, en la Fnac de València, a las 19:00 horas. Una cita muy especial a la que acompañarán con un concierto, tanto después de su proyección como el mismo día a las 12:00 horas en el Ayuntamiento de València.

Cuando no se puede caer en lujo de parar

El disco y el documental son las partes tangibles de La Desbanda, pero lo que les ha dado la música llega incluso más allá. “Mi médico me dijo de manera absoluta que no podía tocar la batería. Cuando le enseñé nuestro vídeo, solo pudo responder un ‘hostia’. Ensayamos un día a la semana, pero no puedo car en el lujo de parar. Sé que con ocho años de Parkinson tendría dificultades para andar y con la batería muevo cada parte de mi cuerpo a un ritmo distinto. Y mis compañeros tienen que estar coordinados conmigo y yo con ellos. Quién podría imaginárselo. Solo hay que poner los medios para adaptarse a nuestras circunstancias. Sí, la batería es lo más difícil que puede tocar un enfermo de Parkinson, pero ahí está la prueba.”

“El día que no pueda tocarla será porque habré dejado de hacer muchas cosas cotidianas, como ir en metro o coger los cubiertos para comer. Sí hay que bajar el ritmo a partir de los 80, lo bajaré. Pero tengo claro que ese día dejaré de ser la persona que soy ahora”.

“En general solo soy un paciente, pero para mí la mejor terapia es la música. Si ésta mejora los síntomas del Parkinson y el Parkinson es una enfermedad de síntomas… la música me mejora el Parkinson. He conocido a otra gente y otros lugares por una desgracia, pero hay una frase que me encanta y dice: ‘Si la vida te da media vuelta, tú le has dado vuelta y media’. Lo que hemos conseguido en La Desbanda es precisamente eso”, concluye Manolo Colomina. 

Foto: Laura Villar 

Noticias relacionadas

next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas