Agenda Hedonista: literatura y gastronomía

VALÈNCIA. Quedó claro la semana pasada y hoy nos reafirmamos: las intenciones, mejor al descubierto. Por ese motivo, no nos ocultamos: esta semana traemos muchos libros y mucho Ruzafa –los barrios nos gustan mucho, esa es la verdad–. Lo cierto es que no ha sido una decisión premeditada, pero esta semana tenemos planes que maridan bien con páginas, capítulos, portadas y prólogos. Será porque todo libro tiene su parte más gastronómica; o porque todo plato puede tener repercusión y representación en una publicación escrita. Será porque no nos podemos quitar de la cabeza cómo disfrutamos cuando comemos y bebemos. «No hay amor más sincero que el que sentimos hacia la comida», que decía el escritor y dramaturgo irlandés George Bernard Shaw. Y no vamos nosotros a quitarle la razón a un Premio Nobel de Literatura. Faltaría.

LUNES. Sabores que endulzan la vida

Sí, es cierto: a veces cuesta arrancar la semana. Los lunes son unos días un tanto miserables y ni siquiera la mejor frase de Mr. Wonderful podría hacernos pensar lo contrario. Pero, eso sí, hay cosas que ayudan a remontar el inicio de la semana. Productos que, por su calidad y cercanía, aportan un toque dulce incluso en los días aciagos. Uno de ellos es la deliciosa mermelada de higos –llegada desde Xaló (Alicante)– que se puede adquirir en El Almacén de Patraix –al ladito de El Observatorio y El Astronómo–. Ya confesaba su artífice, Sergio Mendoza, a Guía Hedonista hace unos meses que muchos de los productos que se venden aquí, en El Almacén de Patraix, «cuestan más de encontrar que si fueran ilegales». Ojo ahí: a los productos que endulzan la vida –en más de un sentido– no hay que perderlos nunca de vista.

MARTES. De quitarse el sombrero y liberarse

¿Sabes quiénes son las «sinsombrero»? Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Margarita Gil Roësset, María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, Ángeles Santos, María Zambrano… artistas y pensadoras de la Generación del 27 que, a diferencia de sus homólogos, no forman parte de los manuales de Historia. El libro Las sinsombrero (Espasa, 2016) de la escritora y directora de cine Tània Balló recupera sus historias; historias que también el Ubik Café recoge en su club de lectura de este martes. De asistencia gratuita, la lectura de Las sinsombrero resulta una oportunidad perfecta para conocer a estas mujeres que se quitaron todos los corsés intelectuales de la época. También tú te puedes quitar –en este caso– el hambre con sus delicias veganas y vegetarianas. Nos chivan, además, que tienen una adquisición reciente: los refrescos bio valencianos de La Fantástica Soda.

MIÉRCOLES. A Ruzafa se ha dicho

El hinojo no es solo una planta herbácea, sino un lugar enclavado en la calle Buenos Aires número 5, en pleno barrio de Ruzafa. La historia de esta tienda tiene su «aquel»: nació, precisamente, en pleno confinamiento. Tras unas cuantas charlas de Zoom, una familia de cuatro decidió abrir el que sería su primer negocio en común. Y no un negocio cualquiera: uno dedicado a los productos cero residuos y a las plantas. Un espacio repleto de ideas para crear un mundo más sostenible donde se pueden encontrar desde elementos de higiene y cuidado personal hasta menaje, entre muchos otros accesorios. Dicen desde Hinojo que esta apuesta firme por unos productos diferentes puede parecer poca cosa, pero, en realidad, «es toda una revolución». Revolución o no –eso júzguenlo ustedes–, justo al ladito está el Bluebell Coffee. Como se suele decir: no decimos nada y lo decimos todo.

JUEVES. Comerse un libro es posible

APLAZADO AL 23 DE JUNIO

¿Es posible comerse un libro? La periodista y compañera de Guía Hedonista Lidia Caro piensa que sí. De su puño y letra –y quizá también estómago– llega la segunda entrega de Comerse un libro, un evento gastro literario en el que se disecciona una publicación para degustarla junto a ricos manjares. Después de hacerlo con Panza de burro, ahora le toca el turno a la prosa de la moldava Tatiana Tîbuleac, autora de El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes y El jardín de vidrio, ambos editados por la editorial Impedimenta. El precio es de 8 euros e incluye un aperitivo moldavo, un detalle de la editorial y, por supuesto, el debate en Bangarang –un sitio que, además, nos encanta por su selección de cómics–. Bon appétit!

VIERNES. A la moda

«Solecito y descuentos». Este es uno de los ejes de la pop-up store de esta temporada de la Ruzafa Fashion Week, una iniciativa de los creadores de la Ruzafa Gallery con un objetivo claro: acercar a València las tendencias y las grandes marcas de la moda a, eso sí, un precio «realmente excepcional». Entre las marcas que habitan esta tienda efímera se encuentran SKFK –anteriormente Skunkfunk–, sita murt o Thinking Mu; todas ellas con la sostenibilidad como retal indispensable. El espacio, por cierto, se encuentra a solo diez minutos del Blackbird, una cafetería encantadora donde podemos completar el día con una merendola. Servidora solo ha probado los dulces, pero qué dulces; especial mención al cinnamon roll, uno de los reyes indiscutibles de las cuentas foodies de Instagram –más de un millón y medio de publicaciones con la etiqueta #cinnamonrolls–. Que no se diga que no estamos a la moda.

SÁBADO. De cervezas va la cosa

En Cervezas Antiga tienen un sueño: que a la gente le apasione la cerveza artesanal tanto como les apasiona a ellos. Es un amor, el suyo, que dura ya más de diez años –pandemia por medio, que eso siempre arruga más las expectativas–. Una de las formas de mostrar esta pasión son sus visitas a la fábrica, en Catarroja, donde además de probar cuatro estilos diferentes de Antiga, se puede conocer cómo es el proceso de elaboración de una cerveza artesanal. Las cervezas varían en función de la cata, y entre los productos que se pueden degustar hay desde bebidas suaves y refrescantes hasta aromáticas y amargas pasando por cítricas y acarameladas. El precio de la cata ronda los 12 euros y, como sugerencia, desde Antiga recomiendan desplazarse hasta la fábrica en tren. El que avisa –dicen– no es traidor.

DOMINGO. Fábricas con encanto

En los últimos años, la Fábrica de Hielo se ha ganado un lugar en el corazón de los valencianos y valencianas. No solo acoge conciertos, charlas, proyecciones o un sinfín de actividades –a una se le viene a la cabeza la palabra «eclecticismo»–, sino que el espacio es, en sí mismo, historia de la ciudad. Antiguo almacén que acogía, en efecto, hielo para el negocio pescadero de la ciudad –imposible no pensar en su enclave, en el Cabanyal–, hoy es un lugar icónico para tomarse algo o, incluso, comer. Buena cuenta de ello es La Regional, la propuesta gastronómica que vive en La Fábrica de Hielo y que ofrece focaccias, hamburguesas, ensaladillas, pepicos o bikinis. Vaya, ya llevamos dos semanas proponiendo acabar los domingos a la orilla del mar, pero ¿acaso hay algo mejor?  

La vida es demasiado corta para tragarte un libro o un plato que no te entusiasma. Elige bien, hedonista.