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entrevista al catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de València 

Antonio Bar Cendón: “Creo en una Europa con Rusia”

8/07/2023 - 

BRUSELAS. Cuando un país y un Continente se encuentran en una encrucijada, se hace necesario reflexionar sobre el peligro inminente y los instrumentos a nuestro alcance para salvarlo. El momento crucial es ahora y el Continente es Europa, donde la Unión Europea debe jugar un papel esencial para la seguridad global y el bienestar de sus ciudadanos. Con la guerra de Ucrania llamando a la puerta, la comunidad académica pone sobre la mesa el pensamiento crítico que le caracteriza, esta vez, a través del último libro coordinado por el profesor Antonio Bar Cendón, en el que participan otros diez autores: “La Unión Europea ante la crisis: Derechos, valores, seguridad y defensa”. En tiempos de crisis, en tiempos de guerra, el profesor Bar Cendón se atreve aquí a decir lo que muchos piensan y todos callan…

-Antes de entrar a analizar el libro, capítulo por capítulo, no podemos obviar el momento excepciona en el que se encueran España, con una campaña electoral en ciernes y el inicio de su Presidencia Europea, que ostentará hasta el próximo 31 de diciembre.

-Es una situación sobrevenida por la necesidad, porque el gobierno socialista de Pedro Sánchez perdió unas elecciones autonómicas y municipales de forma aplastante y tuvo que tomar las riendas convocando elecciones anticipadas el 23 de julio. Es un paso muy osado y con riesgos. Pero está acortando distancias para recuperar la situación con un campaña muy fuerte y presentándose ante todos los medios de comunicación más críticos durante su gobierno, y la sensación es que está ganando la mano. Está al 50% de que gane o que pierda. No creo que el PP vaya a ganar de calle, porque la respuesta de Sánchez una agresiva y eficaz. Se ha comportado como buen estratega. Pero ya ha afectado a la Presidencia europea, al cancelar algún acto. No obstante, no se cambiarán las prioridades, que pasan por temas ecológicos y de energía, estándares mínimos de tributación de las empresa, reglas fiscales nuevas, paquetes de gas e hidrógeno, residuos microplásticos. Es normativa pendiente que España quiere que se avancen legislativamente.

-Aunque aquí hemos venido a hablar de su libro, cabe otro inciso porque la actualidad manda. Esta semana se ha publicado la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) desestimando el recurso de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsati. La sentencia da la razón al Parlamento Europeo en su acto de suspensión de la inmunidad parlamentaria. ¿Supone esto un regalo al Ejecutivo español, como una muestra de confianza?

-El TJUE está suficientemente lejano de las políticas de los Estados. Se puede decir que sus sentencias son justas, decididas por los 54 miembros del Tribunal General. Prueba de ello es que no les importan los calendarios políticos de los países. En todo caso, era una sentencia bastante esperada, que no va a tener una influencia en el proceso electoral de España y tampoco en el enfrentamiento entre Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts. A pesar de que tienen un abogado muy eficaz, no creo que sea una sentencia revisable. No hay recursos de apelación del Tribunal General, sino recurso de casación ante el Tribunal de Justicia y éste versa sólo sobre cuestiones de Derecho, por error en el procedimiento o en la aceptación o rechazo de prueba. No conozco precedentes.

-Pasemos al libro, por capítulos, coordinado junto a la profesora Mónica Martínez López-Sáez. En el primero, Susana Sanz Caballero nos introduce a las violaciones del Estado de Derecho, incidiendo en el papel de la Comisión Europea y del TJUE, en especial en los asuntos contra Hungría. Tenemos más cerca los procedimientos de infracción, también judicializados contra Polonia, por la injerencia del gobierno en el Poder Judicial. Y cada vez que se le recuerda el caso a Polonia, su gobierno señala a España por los cinco años de incumplimiento de la ley por parte del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ante la falta de pacto entre Gobierno y oposición para su renovación.

-Polonia se fijó en España, pero su caso no es comparable. España no renueva el CGPJ por la exigencia de mayorías tan grandes establecidas en la ley. Sobre todo, cuando Podemos pidió cambiar la mayoría exigible y Polonia dijo: “Mira, como nosotros”. Pero a la Comisión sí le preocupa esto porque afecta al nombramiento de cargos importantes, como el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Aquí el problema estuvo en Podemos, que quería entrar con sus vocales. Y el PP dijo que Podemos eran una coyuntura histórica, como se ha probado. Los continuos bloqueos del pacto han provocado incluso que se perdiera la ocasión de elegir a la primera mujer presidenta del Constitucional. Al final, el Gobierno impuso a Cándido Conde Pumpido. Nuestros padres estudiaron juntos y nosotros coincidimos también en la Facultad de Derecho.

-El segundo capítulo nos introduce en los valores y Derechos Fundamentales de la UE en tiempos de crisis, escrito por Mónica Martínez López-Sáez. Se puede decir que  la actual legislatura de Ursula von Der Leyen ha pasado por las mayores crisis, comenzando por la pandemia de la covid-19, la crisis de la energía, la guerra en Ucrania y una inflación galopante que nadie sabe parar. ¿Estamos ante una pérdida de valores de Occidente que se traduce en cristianismo/islamismo, cancelaciones de la libertad de expresión, auge de la extrema derecha, revueltas en Francia…?

-Occidente lleva en crisis desde principios del siglo XX. Te recuerdo que ya en el año 1918 Spengler escribió una obra monumental, en dos volúmenes, titulada “La decadencia de occidente”. Pero si lo comparamos con la crisis financiera, aquélla fue sistémica y provocada por las hipotecas subprime, y la empezamos a sufrir de 2008 al 2012. Pero la provocamos con nuestra debilidad de estructura interna, la inexistencia de una unión bancaria, la imposibilidad del Banco Central Europeo para comprar bonos a los Estados… La actual crisis se debe a factores externos, por la agresión de Rusia a Ucrania y por las medidas restrictivas de la UE a Rusia, y que se nos han vuelto en contra, especialmente cortando el gas ruso en el Este de Europa. Excepto Hungria y Bulgaria, el resto de países de la UE han decidido no seguir comprando el gas ruso. Alemania también cortó con el gasoducto ruso-alemán  Nord Stream I, antes de que saltaran por los aires el Nord Stream I y el II, posiblemente Estados Unidos o Ucrania, no se sabe. Rusia, desde luego, no fue, porque sabía que iba contra sus propios intereses y porque puede volver a necesitarlo. La guerra de Rusia no va a ser eterna y la salida no va a ser la victoria militar, sino una negociación dirigida por China. ¿Y por qué no una alianza China-Estados Unidos en este conflicto, cada uno como juez favorable de ambas partes, Rusia y Ucrania? Ya se hizo algo parecido en los acuerdos de Minsk. Y hoy Lukashenko se ofrece como negociador. ¿Por qué rechazarlo? Sentémonos y escuchemos su propuesta. China hizo ya su propio planteamiento y su oferta, favorable, a Rusia. Eso no lo podemos eliminar, sino sentémonos y discutamos. La guerra no puede ser indefinida ni los ucranianos lo pueden aguantar, ni Rusia económicamente tampoco. La debilidad de su ejército se ha puesto en evidencia. ¿Que tienen la bomba atómica? Sería un desastre para todos. Y Europa está en crisis continua desde que salimos de la pandemia. China sufre porque el mercado internacional se resiente y su capacidad de venta no es la que tenía. Y China ya no es una potencia ideológica sino comercial. Podría haber una especie de recomponente asiático con India, que es el país democrático más grande del mundo…

-La agenda feminista entra también en este libro con el capítulo sobre las políticas de igualdad en la UE, escrito por Marcela Jabbaz Churba. Recientemente se ha criticado en el Parlamento Europeo la falta de uniformidad en los Estados para aplicar el Convenio de Estambul, pese a lo que se establece en los Tratados. En un momento histórico en el que en España hay un partido que ha entrado en los gobiernos regionales negando la violencia machista y en Occidente se eleva un movimiento por la supuesta izquierda que no sabe definir lo que es ser mujer, ¿cree que existe un peligro de involución social en políticas de igualdad?

-Ese riesgo existe siempre, pero no lo veo. Con respecto a los posicionamientos de VOX,  dios me libre de defenderlos, pero en términos no ideológicos sino conceptuales el término violencia machista se inventó la extrema izquierda en España. No existe un término similar en la legislación de la UE. Ahora bien, eso no significa que no condene la violencia contra la mujer y la protección específica de la mujer en cuanto a igualdad de trato y de salario. Si VOX dice, como hizo en València, que rechazan el concepto “violencia machista” pero están a favor de  la lucha contra la violencia contra la mujer… Evidentemente, hay una situación de abuso y hoy lo vemos de forma omnicomprensiva. Lo que antes eran jurídica y socialmente crímenes pasionales, hoy los vemos con el componente social de que hay que luchar contra ello y ahí es donde entra el concepto de violencia machista. Y, si es así, lo apoyo. Entiendo que es un concepto negativo y ha provocado un rechazo en ciertos sectores de la sociedad que se ven a asaltados por planteamientos tan radicales que parece que hoy, si te ciñes a las relaciones heterosexuales, eres un fascista. Y eso provoca un posicionamiento radical contrario.

-Tamar Shuali Trachtenberg y Clara Centeno se adentran en un continente que garantiza el derecho a la educación de forma universal. ¿Está en peligro la cultura democrática en Europa?

-En los procesos de integración social, se ha producido un fenómeno que comenzó en Estados Unidos con la multiculturalidad, y que se trasladó al Reino Unido, consolidando  los guetos de hispanos y negros en lugar de integrarlos en el conjunto de la sociedad. Europa trasladó esta experiencia pero la llevó a un segundo paso, que es la interculturalidad, la idea de que no se pueden mantener grupos separados sino buscar diálogo y vías de acercamiento, y que deben ceder las dos partes. Se intentó en Francia y Bélgica, pero ha fracasado totalmente, no se ha logrado diálogo, integración ni inclusión. La segunda guerra mundial supuso 60 millones de muertos en Europa. Las fábricas se quedaron sin hombres. Y las mujeres asumieron en principio el papel en la producción industrial. Por esa necesidad de sacar a la mujer de casa, la Comunidad Económica Europea impuso en 1957 el derecho a la igualdad del hombre y la mujer en el trabajo, no como persona. Éste es el aspecto positivo para la mujer, pero lo negativo es que las mujeres no eran suficientes y, también tenían que parir y cuidar a los niños. Y hubo que traer masas de extranjeros de distintos países. Inglaterra los trajo del Caribe, de sus colonias. Recuerdo los barcos que atracaban en Vigo y me decía mi abuela: “Yo no sé a dónde van a meter tanto negro los ingleses…” Y Francia los trajo de África, de sus provincias y colonias: Argelia y Marruecos. Alemania, de Turquía. Los pusieron en puestos de trabajo y, con la buena intención de protegerlos, se les permitió escuelas y educación en su propio idioma, cultura y religión, pensando que volverían a sus países. Estamos con cuatro generaciones y, no es que se volvieron, sino que han tenido muchos hijos y se han quedado. En países donde se mantuvo la multiculturalidad, estas minorías se desarrollaron autónomamente, negros e hispanos en Estados Unidos, y en Reino Unido negros, hindúes y paquistaníes, como el Primer Ministro Británico y el Alcalde de Londres. Se mantuvo la multiculturalidad y, cuando se intentó la interculturalidad en Francia, se produjo el choque. Se les llevó a escuelas donde estaban todos, las minorías y los autóctonos, que no se relacionaban, y se sintieron discriminados. ¿Qué proponen las nuevas tendencias? Proponen educación para la ciudadanía, en derechos y democracia. Un marco de derechos donde todos se beneficien de ellos. Que nadie se diferencie por su origen, su piel ni por su vestimenta. Si en la lucha por la integración hay rechazo, la gente se reafirma en sus símbolos de identidad, de pertenencia al grupo, como ocurre con el uso de la kipá o el velo. En una sociedad plural se debe reconocer la diferencia, pero incluirlas en base a una comunidad de derechos. En Francia hay un grupo social muy grande de minorías de origen árabe y los franceses deben hacer un gran ejercicio de inclusión.

-Llegamos los capítulos sobre la política europea de defensa, que introduce usted y el Teniente General Juan Montenegro Álvarez de Tejera, especialmente hoy, en tiempos de guerra y con Rusia paseando sus tanques por Ucrania. El general estadounidense Milley ha dicho que ésta “va ser una guerra muy larga”. ¿Dónde está ese ejército europeo que defienda nuestros intereses y la paz en el mundo?¿Quién va a parar esta guerra? ¿Queremos una Rusia paria?

-Si hubiéramos tenido un ejército europeo, podríamos imponer nuestra política internacional y de defensa. Pero la UE, desde la Acta Única, renunció a tener una política de defensa propia y la entregó a la OTAN. Lo que no es desquiciado, porque la gran mayoría somos los Estados europeos. Es verdad que los fuertes son los Estados Unidos y por eso llevan la batuta: ponen los soldados y las armas. Es su política y la hace la la Otan con el artículo 5 que obliga a la solidaridad en caso de ataque externo. La UE estableció en el Tratado de Maastricht y con el Tratado de Lisboa una política de defensa común, pero dice que es para hacer la paz en otros países en conflicto. Y eso convierte a la UE en una ONG para mantener la paz y crear capacidades de democracia. Eso es para lo que sirve la política de defensa de la UE. No hay un ejército europeo. La famosa “Brújula Estratégica” de Josep Borrell propone un ejército de 5.000 soldados, una estimable reducción de losacuerdos de Helsinki de 1999 que establecían 60.000 efectivos. Nunca fue la intención defendernos frente a Rusia, sino para llevarlos al Congo, al cuerno de África o a Afganistán. Donde creamos que nuestros intereses económicos se vean afectados. Y por eso la política de defensa tiene un componente militar y otro civil, para crear capacidades democráticas: jueces, policías, funcionarios, etc. Es política de ONG. Somos ONG’s bondadosas para lograr la paz en el mundo. Y me niego. Creo que debemos tener capacidad defensiva pero salvaguardando el vínculo atlántico, que es el único que puede defendernos. Pero eso no significa que todos debamos hacer lo que un miembro quiera. Necesitamos autonomía estratégica. Lo que no puede ser es que venga un Secretario General, Stoltenberg, y diga que no invita a las empresas españolas a un Consejo de la Otan y sí que inviten a las francesas, alemanas e italianas. Stoltenberg no respeta a España. Y estamos produciendo el Airbus y el Eurofighter para enviar a Ucrania. Aún así, Rusia es un Estado europeo y debería ser colaborador de Europa. Con la Perestroika, Rusia llegó a tener oficina en la sede de la Otan en Bruselas, y la Otan en Moscú. Es la etapa bonita y debería recuperarse. Se tiene que terminar el conflicto en Ucrania y que Rusia se convierta en un Estado democrático. Creo en una Europa con Rusia. No que tenga que entrar en la UE, sino que sea un socio. Nuestra primera política de vecindad fue con Rusia.

-Llegamos a la gobernanza económica, con Mariam Camarero y Cecilio Tamarit.  La UE, el FMI y el BCE ya le han pedido perdón a Grecia por la imposición de políticas  de austeridad que llevaron al rescate de éste y otros Estados miembros durante la crisis financiera mundial. Esta normativa está ahora en revisión, liderada por la Vicepresidenta Nadia Calviño, que pide la flexibilidad de la regla de oro del pacto fiscal. ¿Vamos a levantar el maltrecho Estado de Bienestar con la vuelta a un estilo keynesiano?

-Es lo que estamos haciendo ahora con los fondos NextGeneration, pero creo que una economía no se puede mantener de esa manera. Creemos en el libre mercado, porque el dinero del Estado debe salir de algún lugar, del mercado internacional o vía impuestos. Hay que tener cierta flexibilidad en el control del déficit y la deuda, que los hemos tenido enormes y ahora duplicamos los datos. ¿Hay que cortar de repente en plan 2010 y volver al cero? No, pero hay que dejar de hacer propuestas idiotas como dar 20.000 euros a los niños emprendedores. Si nos vamos a gastar eso, lo haremos para fortalecer la educación, la sanidad y la policía en España. La política del Banco Central de subir el interés del dinero, incrementando el coste de las hipotecas, que tienen un coste extraordinario. Me sorprende la actuación del BCE porque subir los tipos de interés en este caso es un error. Nos encontramos ante una inflación artificialmente creada, producto de la guerra por los altos costes de la energía, no por un exceso de demanda. Todo lo contrario, la demanda se ha contraído, es muy baja, porque los precios son muy elevados por el alto coste de la energía. Por lo tanto, aumentar el precio del dinero en este caso castiga aún más a la economía doméstica y a los sectores más desfavorecidos, pero no reduce los precios porque se reduzca la demanda. Esta es ya muy baja por los altos costes de las cosas y de la energía. Es de primero de Economía. Compramos la tecnología  a China y el gas a Rusia. Subir los tipos para controlar la inflación cuando hay escasez de demanda es una auténtica locura. La solución pasa por bajar drásticamente el precio del dinero para favorecer a los desfavorecidos y que paguen sus hipotecas. No es una medida loca e izquierdista, es la regulación básica de la economía. Creo que es torpeza de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, o puede que haya algo más…

-Domenec Ruíz Devesa habla en el último capitulo sobre el futuro de Europa, donde es fundamental el Pacto Verde, que desarrolla José Ángel Camisón Yagüe. ¿Cómo se puede hacer ecología tras cambiar las normas de taxonomía en febrero de 2022 declarando el gas y la nuclear como energía verdes? Alemania se niega a dejar de producir coches de combustión fósil y, en el G8, la UE también dio marcha atrás con el cambio climático…

-Bueno, son energías que no contaminan porque no producen CO2. Y es verdad, lo que necesitamos es asegurar una transición justa, o suave de la economía carbonizada a la neutra. En España estamos muy avanzados porque hemos sustituido los árboles por los molinos de energía, la gente que pone placas solares ya no puede vender a las centrales porque hay exceso de energía. Es momento de transición. La nuclear, pese a los costes para su instalación, es barata de producir y limpia, no contaminante, pero los residuos son muy peligrosos. El gas es mucho mejor que el carbón y es más limpio. Si vamos a suprimir todo, de qué dependeremos? ¿Del viento? ¿De las mareas? ¿De los pantanos que hizo Franco?  Aún tendremos que agradecérselo… Creo que en unas circunstancias normales, ambas son energías a extinguir pero, en época de transición, el cierre de las centrales nucleares en España es un error hasta que alcancemos la plena autosuficiencia energética.

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