Cocina casera en la Vall de Guadalest

Como comer en la casa de tu tía la del pueblo… pero en Benimantell

Viajamos al interior de Alicante para proponerte un plan muy otoñal: ir a Venta La Montaña, que hace varias décadas era una casa de postas, pero ahora es una casa de comidas familiar con ambiente de salón de casa.

| 11/11/2022 | 3 min, 42 seg

 Tras una sencilla fachada blanca con detalles de color azul Mediterráneo se esconde uno de los mejores restaurantes de la Vall de Guadalest. Podemos considerarlo un restaurante de carretera, porque por su puerta pasa la CV-70 que atraviesa Benimantell con dirección a Alcoy, en una dirección, y a Callosa d`en Sarrià, en la otra. Pero Venta la Montaña es, sobre todo, casa. La de tu tía la del pueblo, por ejemplo.

Originariamente fue una venta de postas que se fundó en 1910 y que funcionaba como tal, aún sin visos gastronómicos, únicamente para que los caballos repostaran. Fue en los años 60 cuando los anteriores propietarios la convirtieron en bar con habitaciones, a modo de hostal. Y en 1981, fue el padre de Carlos Núñez quien, junto con su abuela, cogió las riendas del negocio. Carlos, en la sala, es la segunda generación. Como jefa de cocina, su madre, Juana María Ferrer, continúa siendo el estandarte de Venta La Montaña. Ella es la responsable de que aquí se coma la mejor olleta de blat de la zona, el plato más típico de este valle. Pero antes hay que pedir entrantes como el espencat o los minchos, para continuar con arroz al horno, arroces caldosos o paellas. A los fogones también está Víctor Cabezas, el marido de Carlos, que está haciendo sus primeros pinitos en esto de la hostelería, ya que hasta hace poco no trabajaba en el sector.


Aquí los postres también son caseros: el que más triunfa es el suflé de caramelo, “una especie de merengue cocinado al baño María con un molde de caramelo”. Y en temporada también hacen una tarta con sus propias manzanas. Y otro dulce que no podía faltar en su recetario local teniendo en cuenta que Juana María es de Callosa d´en Sarrià es la tarta de nísperos. Esta sí que la elaboran durante todo el año, ya que hacen su propia mermelada. En Venta La Montaña también hay que probar su flan de almendra, el fruto seco de la zona por excelencia. Te gustará saber que puedes terminar la comida con un cremaet.

Comer en Venta La Montaña, que abre todos los días a mediodía menos los miércoles, es como hacerlo en la casa de tu tía la del pueblo, como explica a Guía Hedonista el propio Carlos. Lo harás sentado en sillas de madera y rodeado de aperos de labranza y utensilios diversos que decoran las paredes, como platos, chocolateras de bronce, almireces, lebrillos, ruedas de carro, relojes antiguos y hasta un botafumeiro de una capilla. “También tenemos objetos que nos han ido regalando los clientes durante las últimas décadas”. Venta La Montaña es un viaje a la tradición. 

En cuanto a su propuesta líquida, también es extremadamente local. Su carta de vinos se centra en la provincia de Alicante (la mitad de sus referencias son alicantinas), aunque en ella también encontrarás pinceladas de otras regiones. Y están empezando a apostar, cada vez más, por bodegas de proximidad como Celler Gurgu (Gorga), Celler 3 Tardors (Beniardá) o Pepe Mendoza (Llíber). 


Antes de irnos, le preguntamos a Carlos qué nos recomienda ver en la zona, pues la carretera de curvas que nos ha llevado hasta Venta La Montaña nos invita a alargar nuestra escapada. Que el viaje ya ha merecido la pena, pero nosotros somos de exprimir al máximo cada aventura. “En Benimantell se pueden hacer bonitas rutas de senderismo por Aitana o la Font del Molí. Y un imprescindible es Guadalest, que es el motor turístico y económico del valle”. Un último consejo: como desde el 92 en Venta La Montaña ya no tienen habitaciones, ve buscando un hotel en la zona para recorrerla sin prisas.

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