Colegios de paja

Pablo Quintana trabajó durante muchos años en el montaje de escenografías y como decorador de escenarios para la ópera. En 2007 empezó a tener problemas físicos y una serie de dolencias que le obligaron a retirarse de los escenarios. Lloró la pérdida de su trabajo porque desde 2008 pasó a ser pensionista debido a la discapacidad que sufre. Y fue esta misma discapacidad, su inquietud y su fuerza lo que hicieron reinventarse y emprender nuevos proyectos. La vida le dio una segunda oportunidad.

Un arquitecto se enamoró de la maqueta que él había hecho años atrás para un suelo de una ópera y le pidió que trasladara su concepto a un edificio brutal y majestuoso. Le pidió que diseñara la gradería del Pabellón de las Iniciativas ciudadanas de la Expo Zaragoza 2008. Un edificio que, descubrió, estaba hecho de paja.

Hasta entonces Pablo se había interesado por las construcciones con caña de rio, pero desconocía el universo de las construcciones de paja. Cuando se adentró en este mundo se trasladó a vivir a Valencia.

Y es que la ciudad de Valencia es uno de los mejores destinos para desarrollar proyectos de construcción con paja gracias al Parque natural de l´Albufera. Recién arrancada la temporada de la cosecha del arroz todas las toneladas de paja de arroz que se genera en la Albufera podría servir para construir. Además, la paja de arroz está legalizada para construir.

Por ello Pablo ha decidido implicarse totalmente e implicar a todas las concejalías del Ayuntamiento de Valencia y consellerías varias en las construcciones con paja. Propone empacar la paja y guardarla de la lluvia como algo prioritario y evitar, así, la quema de la paja que tanto conflicto genera. Pero aún espera respuesta institucional.

En Valencia y en otros lugares del mundo se quema la paja del arroz sin saber que es el mejor material de construcción sostenible y legal. Además es un material más económico, ecológico y antisísmico.

Se trata de un tipo de construcción perfectamente transportable a cualquier lugar del mundo donde hay paja, y que a priori parece también aconsejable para países en desarrollo o construcciones de colectivos desfavorecidos y que podría ser interesante para proyectos de cooperación y entidades sin ánimo de lucro.

Por ejemplo, la construcción de un piso de 40 metros de altura podría costar 180 euros, en el valor de sus muros. Además, con un buen acabado, las construcciones con paja no se notan, a simple vista no se sabe que en vez de un ladrillo de cemento hay paja. A esto se añade que el transporte, si nos ceñimos a Valencia, puede ser también barato y sostenible porque sería con barcas y bicicletas, según propone Pablo... pero ahí no contaríamos con el factor de las prisas y los tiempos.

Además de ser más económico, es más ecológico y más energético porque la paja se convierte en uno de los aislamientos térmicos más resistentes al frio y el calor, así reduce el consumo de electricidad.

Y, por último, también cuenta con un alto grado de resistencia antisísmica pues los muros de paja son muros orgánicos de componente vegetal que resisten mejor los seísmos.

El proyecto de la paja

El proyecto que propone Pablo tiene tres fases: una primera fase que es montar una fiesta cultural y artística de dos días con todos los colectivos implicados* para elaborar una casita con muros de paja macizos al estilo “Los Tres cerditos”. Esta acción pretende implicar y dar visibilidad a colectivos varios porque, asegura, que todos pueden participar en la construcción de casas de paja.

La segunda fase es la llegada a Valencia de la Red de construcción con paja (www.casasdepaja.org). Del 25 al 28 de Octubre tiene lugar un encuentro en el Complejo Deportivo Cultural La Petxina de la Red con la visita de los arquitectos más relevantes en la construcción de espacios con paja como Iñaki Urkía. Vienen los mejores de este país y de otros países de Europa porque Francia o Suiza son referentes en este tipo de construcciones, de hecho tienen ya colegios construidos de paja.

En Francia hay una importante red de colegios de paja. De ahí la propuesta de transformar los barracones en escuelas de paja, pero para ello necesita la implicación de las instituciones públicas.

Y la tercera fase del proyecto es hacer un “Festival de la paja “para enseñar todos los usos posibles de la paja que son muchos. De hecho Pablo se atreve incluso con el mundo de las fallas que se podrían construir con paja.

Para él todo esto no es un trabajo, es una cuestión de conciencia social. Pablo es un enamorado de la Albufera, lugar que escogió para celebrar su 55 aniversario. Ahora lleva un año en Valencia y parece que lleve toda una vida. Realmente asegura que se ha enamorado de los habitantes de Valencia porque se ha metido de lleno y con mucho respeto en la Albufera y en sus costumbres.

Pablo dedica todo su tiempo al proyecto y a la idea de popularizar este tipo de construcción. Su objetivo más importante son los colegios de barracones y las viviendas sociales construidas de paja de arroz

El derecho a una vivienda, la escolarización digna, la igualdad de género por emplear a mujeres y la inclusión de las personas con discapacidad que también podría trabajar en este tipo de construcción son algunos sectores que podrían implicarse en este tipo de construcciones. Una manera también de generar empleo local. Todo apunta sobre el papel a ser un proyecto muy interesante para tener en cuenta. Pero ahora habrá que analizar la letra pequeña y ver qué rentabilidad o intereses podrían tener las instituciones públicas para apoyarlo o dejarlo pasar.

 La semana que viene… ¡más!