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TENDENCIAS ESCÉNICAS

Conversos al teatro: los músicos valencianos que se atreven con las tablas

Néstor Mir, Remi Carreres, Don Rogelio J, Johnny B. Zero Luna y Panorama de los insectos y Pau Alabajos se encuentran entre los músicos que se suben a los escenarios teatrales

20/12/2017 - 

VALÈNCIA. Los músicos, en la hibridación de su talento con las artes escénicas, ya no se limitan a componer las bandas sonoras. Los hay que arropan en directo los espectáculos, los hay que declaman, los hay que firman la dramaturgia e incluso que ilustran la cartelería. Los artistas de la melodía son bienvenidos en las manifestaciones de teatro permeables a las mixturas.

El caso de Néstor Mir es el más arrebatado. El guitarrista lleva unos cuantos años fascinado con las artes escénicas. Se define como integrante de la generación VEO, en referencia al extinto festival València Escena Oberta, que abrió las mentes de los espectadores de la ciudad a las expresiones más contemporáneas de las tablas. Mir desarrolló junto a Jacobo Julio Roger y a Rebeca Crespo la producción propia de la muestra del año 2010, TAXI. “Gracias a la directora de aquella edición, Mariví Martín, y a las clases de Paco Zarzoso encontré un salvavidas en un momento en el que el mundo de la música y mis inquietudes vitales estaban cada vez más alejadas”, detalla.

Desde entonces, ha ido sumando muescas en el campo teatral. A la creación de espacios sonoros para Bienvenido a casa, de Eva Zapico, y Azerbaijan, de Mertxe Aguilar, y la ejecución de música en directo en Arbushto, de Paco Zarzoso, suma la autoría de Pensión Morfini, El Ring, ¿Creéis que arderemos en el infierno?

Su proyecto más ambicioso hasta la fecha es La batalla vital, una fusión de disciplinas que fue seleccionada en los Graneros de Creación 2017-2018 de La Rambleta y Espacio Inestable. La pieza, en la que se intercalaban canciones en directo con situaciones dramatizadas para contar la historia de dos parejas, se repondrá durante tres fechas en junio en Inestable, y su dramaturgia ha sido publicada por la editoria Alupa, con portada de Paula Bonet.

“Concibo cada obra de teatro como algo que parte de una idea sobre el papel, la música puede aparecer, o no, desde el principio. Fue el caso de La batalla vital, por eso se encuentra en ese no-lugar entre el musical y la obra de teatro, pero normalmente la música viene después de haber escrito algo y no tiene porqué estar siempre firmada por mí. Aunque claro, siendo músico, si lo hago yo sale más barato”, se sincera esta suerte de hombre orquesta, que hora acaricia el sueño de crear un musical, “pero de teatro de cercanía”, se contiene.

La rota cuarta pared

Don Rogelio J ya se ha atrevido con el musical. En verano estrenó en Espacio Inestable Bucles de arrabal, el último disco de su proyecto en solitario, Tumba Swing, con un espectáculo que combinaba las canciones con humor, spoken word y proyecciones.

El resultado, etiquetado como “falso musical experimental” se instalará en mayo en Carme Teatre.

“En el mundo de la música siempre tenemos una actitud muy activa con el espectador, así que este rollo de romper la cuarta pared ya está asumido. La diferencia es que, mientras en un concierto has de estar muy arriba para atraer la atención del público, que está mas relajado, en el teatro buscas más la sutileza y juegas con más intensidades emocionales, musicales y de texto. Incluso te puedes permitir silencios, y largos”, ”, distingue el dibujante, tatuador y músico.

Su condición de licenciado en Bellas Artes también la ha puesto al servicio del teatro con colaboraciones con A tiro hecho y Ximo Flores en la cartelería de sus obras respectivas: El mercado es más libre que tú, y Macbeth.

El polifacético artista se declara cómodo e interesado en seguir explorando la creación teatral. De hecho, en octubre de este año asistió en directo al Colectivo Vänta en su pieza de danza Fantasmata, programada en el Inestable. “El proceso fue muy interesante, porque tenía que componer en función del movimiento. Y además utilicé herramientas que no suelo emplear, instrumentos inventados”, valora.

Para la banda sonora de la propuesta se sirvió de micrófonos de contacto que se situaron frente a objetos que generaban sonidos que les interesaban, como cajas de latón, cajones de madera, botes de cristal y muelles. A partir de esas bases, empleaban loops para crear melodías sobre percusiones raras y, a continuación, modificaban la señal con pedal de guitarra.

A la danza por la experimentación

'A tus pies rendido un león'. Foto: Carlos Sevilla

Remi Carreres también ha estado constreñido por las necesidades de una coreografía. En 2011, en el contexto del festival de JazzPercussió Experimen-TAM TAM!, trabajó con la compañía de danza Solace bajo su alter ego para producciones experimentales, Jean Montag. “Me gustó la experiencia, porque las marcas sonoras estaban muy pautadas para que las bailarinas supieran sus movimientos. Todo era muy mecánico y mi libertad era cero”, recuerda.

Ahora, en tándem con Miguel M. Matallín, ha compuesto la banda sonora de A tus pies rendido un león, un western de Gabi Ochoa en estado de gestación. “Es un campo que me gusta porque hay un trasvase de ideas interesante, y de paso salgo del autismo pop en el que uno es el rey”, aprecia Carreres.

El fundador de las míticas formaciones valencianas Glamour y Comité Cisne, considera que su aportación personal no tiene tanto que ver con su etapa en los ochenta como por su faceta más reciente como músico experimental: “El pop y el rock son muy explícitos: hay melodía, estribillo y voz, pero la música experimental se rige por otros parámetros de los que me he servido en el teatro para crear pequeñas burbujas, mundos sonoros donde no todo está cerrado, sino que le das la oportunidad al oyente de entrar y salir de la obra con su imaginación. Si bien los sonidos están muy claros, hay suficiente espacio y aire para que el público pueda aportar al relato”.

Gabi Ochoa presentó en noviembre un work in progress de la pieza en el que ambos músicos se subieron al escenario a tocar en directo. La idea se la inspiró la asistencia en Buenos Aires a dos piezas del británico Tim Etchells y el libanés Rabih Mroué. En ambas se veían las costuras del montaje, con todos los formatos sobre la escena. “La idea era hacer una propuesta de lectura dramatizada a medio camino entre la performance y el teatro audiovisual”, puntualiza Ochoa.

No es la primera vez que el dramaturgo y director ha unido fuerzas con músicos. Ya lo hizo en Den Haag con Xavo Giménez, que además de protagonizar la obra, se encargó de la música y el espacio sonoro, y con Pau Alabajos en Vives, al que incluso le encomienda unas líneas. todavía de gira.

“Siempre aconsejo a los creadores que trabajen con músicos, porque eso te da una apertura de miras con respecto a tu obra”, anima Gabi Ochoa.

Músico de cabecera

Chema Cardeña es de los que también anda trenzando sus producciones con la savia energizante que le brinda la música. En muchos de los recientes espectáculos coproducidos por la Sala Russafa y la compañía, Arden, 8 Reinas, Revolución y La Trilogía de los Cuentos Políticos, que incluye Alicia en Wonderland, Buscando al Mago de Oz (Oh, EurOZpa!) y Viaje a Nuncajamás, y el inminente estreno La Revelación: nueva Nuncajamás, David Campillos se hace cargo de la dirección musical.

El plato fuerte de la sala en estas Navidades, programado entre el 21 de diciembre y el 7 de enero, se mantiene en el estilo de las propuestas previas, con actores que interpretan gran parte de las canciones y las integran en la trama. “Pero en este caso, se aprovechan las letras originales de los temas para hacer un guiño a la realidad política a la que alude la obra o al momento que están viviendo los personajes. La selección musical está específicamente diseñada para enriquecer la puesta en escena”, apuntan desde el teatro.

Suena Help, de The Beatles, Holding up for a hero, de Bonnie Tyler, y Should I stay or should I go, de The Clash, pero también toma los mandos para cantar versiones Johnny B. Zero, quien también toca la guitarra en La Banda de Los Piratas, donde Campillos toca el bajo y José Montoro la batería.

En directo o enlatado

La experiencia escénica de Luna y Panorama de los Insectos es muy diversa y fértil desde su formación. La primera intervención del tándem formado por Carlos Luna y Clara de Luna fue con la producción propia Carrusel de los Niños Perdidos, estrenada en la primera edición del festival Cabanyal Intim como micro pieza y en la Carme Teatre como obra larga. “Clara tiene formación como actriz en la Escuela del Actor, así que su aporte ha sido muy importante para poder entender bien el medio, ya que el trabajo en las artes escénicas requiere de ciertos parámetros que como banda de rock no son necesarios”, concretan.

En directo o enlatado, ese es el ser o no ser de los músicos en el teatro. Entre sus colaboraciones más recientes tocan los dos palos.

Para Willkommen Merkel, la obra que acaban de estrenar Perez&Disla entregaron la música grabada para las funciones. “Esto te obliga a imaginar el montaje y a ser riguroso en cuanto a la búsqueda de lo que la pieza necesita. Es un ejercicio complicado, ya que los músicos tendemos a ser un poco barrocos en nuestras canciones”, detalla la pareja compuesta por

En los casos en que interpretan la música en directo, como los recientes de Medul·la, de La Coja Dansa (con fechas en junio en Inestable) y Cos Mortal, de Patricia Pardo, comentan que hay un trabajo previo de escenografía musical y espacio sonoro. “Y a continuación trabajamos la manera de llevarlo a un show en directo, la instrumentación, la intención, la interactuación con los actores…”.

Sus próximas citas son en enero, mes en el que está previsto el arranque de la gira presentación del poemario de Carlos, No hay ninguna imagen disponible (Editorial Amargord), para la que están preparando un show de spoken word con la voz de él y música en directo a cargo de ella.

La suya es una declaración de intenciones. Han llegado a las artes escénicas para quearse. “Creemos firmemente que la inclusión de música interpretada en directo en montajes teatrales, hace crecer la intensidad y también el feedback con el espectador. Se crea una magia distinta y hace que cada representación sea única. Por otra parte, el teatro nos da la posibilidad de “vestir” nuestro trabajo musical de una manera completa. El mensaje del texto, la interpretación de los actores, escenografía, luces, visuales, con lo que el resultado final es un show y una experiencia completa, tanto para nosotros, como para el espectador”.


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