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crónicas por los otros / OPINIÓN

El pupitre amarillo

La vuelta al cole llega marcada por desigualdades y diferencias un año más. La educación pública es un derecho garantizado en los países desarrollados pero las condiciones en las que se accede a esta educación no son iguales para todos/as. Existen familias que sufren la vuelta al cole.

8/09/2018 - 

Hoy les presento un proyecto pequeño y grande a la vez. Pequeño podría considerarse si prestamos atención a los datos numéricos y objetivos que siempre nos ubican; pero este proyecto pequeño es grande también porque surge de la iniciativa docente, de los profesores y profesoras del colegio M.A.S. de Calderón que han puesto en marcha El Pupitre Amarillo. Y es que con la vuelta al cole hay familias que no pueden cubrir los gastos básicos.

El Pupitre Amarillo es una asociación compuesta por la mayoría de los profesores y trabajadores del centro, 42 en total, que colaboran con 2 euros al mes para ayudar a los alumnos/as que están en riesgo de abandonar el sistema educativo por falta de recursos para acceder al material, uniforme y comedor. Este año han ayudado a más de 10 familias y esperan seguir porque lamentablemente se sigue necesitando.

Visibilizar la falta de recursos puede evidenciar diferencias entre los y las alumnos. Esta desigualdad provoca en los estudiantes desmotivación y comportamientos de rebeldía que termina en abandono de los estudios.

El perfil de las personas beneficiadas son niños/as provenientes de familias muy desestructuradas, niños/as de familias donde apenas hay ingresos, familias con bajos ingresos y con 2 o más hijos, niños/as que pasan el mayor tiempo solos en casa porque sus padres trabajan (niños de la llave). Además el proyecto se centra en los adolescentes que sufren cambios en el comportamiento-rendimiento y estos cambios se deben a su situación en casa.

Esos alumnos a medida que van creciendo y van siendo conscientes de su situación, y cuando se comparan con el resto de compañeros de su clase, se sienten en inferioridad de condiciones y les da vergüenza reconocerlo. Y muchos lo traducen en un comportamiento de pasotismo, rebeldía y rechazo que les impide avanzar y acaban abandonando el sistema.

Una realidad de la que han sido conscientes los docentes del centro con pequeños detalles porque en algún momento han encontrado a chicos/as que se sentían diferentes por no poder llevar, por ejemplo un instrumento musical, unas deportivas o un simple diccionario.

Se trata de una iniciativa maravillosa puesta en marcha por la buena voluntad y la generosidad popular pero deberían ser las instituciones públicas quienes garanticen la no desigualdad entre los y las estudiantes.

El proyecto surge ante la necesidad que tienen algunos alumnos de tener material escolar, uniformes o tener acceso a las comidas en condiciones para evitar la desigualdad y el abandono de los estudios. Ante estos casos han sido los propios profesores quienes a nivel individual han comprado el material que necesitaba ya que consideran injusto que un niño/a se sienta diferente ante otros niños/as por las circunstancias que a su familia le ha tocado vivir.

Un gesto loable por parte del profesorado y personas implicadas en el proyecto pero que nos debería llevar a la reflexión de si son las personas a título individual quienes deben cubrir esta necesidad o deberían ser las instituciones públicas.

El presente

Han llamado al proyecto Pupitre AMARILLO porque han cogido las referencias de los colores del semáforo: rojo, amarillo y verde. Esos alumnos pueden pasar a rojo y abandonar o volver a verde y seguir desarrollando sus estudios con normalidad.

El dinero que recaudan lo destinan a la compra de material, uniformes o pagar comedores y almuerzos a niños/as que no tienen beca y no hacen las comidas normales. También intentan cubrir los gastos de la escoleta de Julio o del comedor de dicho mes. Este pasado mes de julio, por ejemplo, han conseguido becar a 3 alumnos en la escoleta d’estiu, así estos niños no tendrán que pasar las mañanas encerrados en casa y tendrán una comida asegurada.

Se han puesto en marcha diferentes vías para captar financiación. Tienen un sistema de préstamo del material, es decir, suministran lo que necesitan y dejan de fianza 3 euros, cuando a final de curso lo devuelven (cualquiera que sea su estado) se les devuelve los 3 euros o pueden donarlo a la asociación.

“Kilowiners”, es una manera de trabajar la campaña del kilo y los valores que implica en forma de competición solidaria. Desde que empezaron rozan los 2000 kilos por campaña. También el proyecto “Ensucats” en el que buscan cada mes una empresa que patrocine el zumo de naranja natural de los viernes para los casi 700 alumnos del centro.

Y una de los objetivos más importante es crear conciencia entre padres, madres y alumnos/as promocionando la campaña Deja tu huella en el CaldeCon esta campaña se pide a las familias que los uniformes, zapatos, mochilas, libros de lectura, etc... Que ya no van a usar porque han acabado o se les han quedado pequeños los traigan al centro y así proveer a los alumnos/as que lo necesiten.

El futuro

El objetivo a corto plazo es proveer de material (comprado o donado) a estos alumnos y si se detecta alguna necesidad en el ámbito alimenticio poder pagarles comedor, almuerzo y si hiciera falta algo más también.

Aún es pronto para pensar a largo plazo pero ya tienen varias ideas pensadas, entre ellas crear un voluntariado (que en algunos centro ya existe) con los alumnos más mayores del centro. Quieren ponerlo en marcha el curso que viene y se llamará Dona una hora de tu tiempo.

Con esta iniciativa además de los valores implícitos en el voluntariado quieren que se impliquen y ayuden a compañeros más pequeños, ayudándoles a leer, a hacer deberes, organizándoles juegos...

Con todo esto lo que pretenden es que ningún niño/a sea diferente a otro por ningún motivo. Los niños/as son niños/as y deben disfrutar de todas las oportunidades por igual. Este proyecto es el reflejo de un profesorado y una sociedad comprometida e implicada con esta realidad y con ganas de conseguir cambios.

Les gustaría en un futuro cuando se vayan cumpliendo objetivos, poder compartir esta experiencia y este proyecto con otros centros educativos e involucrar a más personal docente, porque estas necesidades por las que surge Pupitre Amarillo, por desgracia, no son extrañas ni ajenas a algunos centros educativos valencianos.

La semana que viene… ¡más!

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