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ENTREVISTA Al ex secretario general de la otan

Solana: "Cuando las clases medias se sienten perdedoras, hay graves consecuencias económicas"

Foto: EVA MÁÑEZ
17/06/2017 - 

VALÈNCIA. Viaja solo por el mundo, ligero de equipaje. "Y no conduzco coche, voy a todos lados en taxi…". Javier Solana sigue preocupándose por su interlocutor, por el mundo, por los demás. Amable, tranquilo, inspira paz, aunque haya sido Secretario General de la OTAN, la organización militar del Atlántico Norte, hoy denostada por el presidente norteamericano, Donald Trump. Javier Solana, varias veces ministro con los gobiernos socialistas de Felipe González, también ha sido Secretario General del Consejo Europeo y primer representante de la política exterior y de defensa de la Unión Europea. Míster PESC (Política Exterior y de Seguridad Común, según las siglas), que es como se le conocía, se define más sencillamente como un "ciudadano europeo".

Más que testigo, Javier Solana ha sido protagonista de mil guerras, como la de los Balcanes, cuando durante su mandato las tropas de la OTAN entraron en el conflicto. Esta vez, le han traído a València, donde ha clausurado la XXVI Edición del Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, hablando de "La cooperación público privada para el desarrollo de la economía sostenible". Acaba de llegar de Estados Unidos, vía Madrid, donde tiene su familia, pero sigue "viviendo en el mundo".

-Le conocí en Bruselas hace más de 15 años cuando era Míster Pesc y dirigía la política de seguridad y defensa de la Unión Europea. La guerra ahora está en otra parte. El Banco de España acaba de hacer público un Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España, 2008-2014, en el que concluye que ya se han pedido más de 60.000 millones de euros del rescate bancario. De ellos, 40.000 millones los han pagado los ciudadanos y nunca se recuperarán. En diciembre de 2007, participé en un seminario para periodistas en el Banco Central Europeo y asistí a la rueda de prensa donde su presidente Jean-Michel Trichet anunció turbulencias financieras, previendo la crisis... Con la perspectiva que dan los años y la experiencia de haber estado en el ojo del huracán, ¿nadie podía haber avisado de que nos iba a pillar el toro? ¿Cómo cree usted que saldrá a la calle la ciudadanía en la próxima crisis cuando le digan que le toca pagarla de nuevo?

-Para que nos hagamos una idea de de dónde venimos, yo he pasado la gran parte de mi vida durante la Guerra Fría. Cuando cae la Unión Soviética en 1991, yo era Ministro de Exteriores de España. Antes, yo había sido catedrático de Física, diputado durante la transición, varias veces Ministro… Vivíamos durante la Guerra Fría. Lo que hemos vivido en un tiempo en el que hemos ido a la velocidad del rayo, la rapidez con la que nos hemos movido hasta hoy en día, por dos procesos fundamentales: la globalización necesaria y un avance tecnológico extraordinario. Hemos vivido una segunda revolución, no diría industrial, pero sí tecnológica que nos ha hecho cambiar las cosas en un tiempo muy corto. Recordemos que en 1992, yo era ministro de exteriores, aquí celebrábamos la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona, y no había teléfono móvil. Yo no me podía comunicar más que por uso cacharros inmensos. Y hoy llevo…

Foto: EVA MÁÑEZ

-La vida en el bolsillo.

-Exacto, como estamos hablando ahora y me está grabando. A veces se nos va el sentido del tiempo. Es verdad que eso no es razón ninguna, porque a los que vienen detrás hay que darles respuestas. Y un joven que llegue y nos vea hablar y diga, oiga que soy nuevo y no tengo empleo… Todas estas cosas han pasado y pasan muy deprisa, y es muy difícil gestionarlas a la velocidad a la que pasan. Y nos tendremos que intentar adaptar a esta velocidad y aun mundo globalizado con un orden político global. Por ejemplo, este año, el país que había tejido las necesidades del mundo globalizado parece que lo desteje. La llegada del Presidente Trump ha sido como un bombazo. El país que tuvo un papel muy importante en la Cumbre del Clima en París, un año después es el primer país que se sale del acuerdo. Un mundo en el que China sube, en el que India sube, en el que los demás bajamos y que,d e repente, el que debía llevar la batuta, es el que lo hunde y lo deja caer.

-Y además, Trump acaba de cuestionar hasta la OTAN.

-¿Ve lo que quiero decir? Le voy a contar una historia. Lehmann Brothers cae en septiembre de 2008. En mayo de 2008 yo estaba en una reunión con el Primer Ministro británico, Gordon Brown; con Pascal Lamy, director de la Organización Mundial del Comercio, con  Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional, con la Primera Ministra de Chile, Bachelet. Estuvimos cenando y tratando los problemas del mundo en aquel momento. Estuvimos hablando dos platos sobre el hambre en el mundo, la movilizaciones en Egipto porque no había pan. Y la final, la respuesta de los dos que sabían, fue: “Europa está ‘decuple’” -creciendo diez veces más-. Yo volví a estar en Washington en septiembre, en el día de autos cuando cayó Lehman Brothers, tenía una reunión con un senador y esa noche, al presidente de la reserva federal Ben Bernanke y al secretario del Tesoro, le dije “no voy”. Y me dice “vente, vente”. Y me lo encuentro descamisado, y le digo: “Y decían que estábamos ‘decuple’…”. ¡Pero más ‘cuple' no podíamos estar porque nos fuimos al garete todos juntos! ¿Era posible predecirlo? Visto desde hoy…, no nos dimos cuenta de que estábamos en aquella locura de las burbujas.

-¿Y no pudo fallar la escala de valores, que se invirtió? La ética no se estudia en las Facultades de Economía…

-Totalmente de acuerdo. Los principios éticos y los valores se han perdido. Cuando el que gana más, gana más de cien veces que el que gana menos… Esas cosas no pueden seguir, y tampoco en un mundo globalizado. Porque tira hacia abajo o el de abajo empuja para arriba. Y no caben todos, que es un problema enorme. En mi conferencia, dibujo una gráfica con un curva que muestra como las clases medias están bajando en el mundo desarrollado y teneos que entender cómo ha sido y cómo va a ser el mundo globalizado. Pero hay que entender también el valor que tienen las clases medias. Cuando las clases medias comienzan a sentirse perdedoras, ello tiene unas graves consecuencias económicas, pero también políticas porque son las clases medias las que mantienen los valores de la democracia. Y ello es lo que está pasando en países de nuestro entorno europeo, en el que aparecen partidos que tienen poco que ver con la democracia.

Foto: EVA MÁÑEZ

-La gente, a la desesperada, si sus gobernantes le defraudan, piensa que no le representan y deslegitima las instituciones, porque no le están defendiendo...

-La separación que hay en estos momentos de las élites, el desprecio hacia las élites es grande. Las élites han tenido errores muy grandes, han vivido en una burbuja, los excesos, la apropiación de una parte importante de los bienes de todos… Y todo ello genera una frustración enorme.

-Pese a seguir siendo el espacio democrático más grande del mundo donde sus ciudadanos aún se sienten protegidos, ¿Europa lo ha hecho mal? Porque Europa es el adalid de la clase media…

-Europa, la Unión Europea en su conjunto sigue teniendo desigualdades internas que antes no tenía. Y este momento, desde el punto de vista global,  Europa es un paraíso, sigue siendo mejor que nunca. La esperanza de vida, que es un parámetro fundamental, aquí es muy larga, las grandes enfermedades de transmisión están controladas. Pero también es verdad que hay un uno por ciento de gente que vive muy por encima de los demás. Y eso implica un riesgo, de que no seamos capaces de entendernos los unos con los otros. Y de ese riesgo, la responsabilidad mayor es de los que tienen más. Y ese riesgo se da porque el pacto social se ha roto, el pacto social entre el capital y el trabajo. No veo un mundo equilibrado donde no haya un pacto social nuevo.

-Siempre es a las clases trabajadoras a las que se les pide sacrificios y se están perdiendo derechos sociales…

-Yo creo que derechos se están perdiendo pocos y hoy hay más derechos sociales que ayer. Lo que hay son democracias que, en lugar de liberales, se han convertido en lo que han dado en llamar “i-liberales”, que son democracias formales peor que en el fondo el reparto de poderes es monolítico. Sólo son democracia porque votan…

Foto: EVA MÁÑEZ

-¿Cree que podrá haber una democracia en el mundo árabe?

-No tengo razón para decir que no. Los datos que tenemos hoy son los de un periodo largo de la historia. El mundo árabe tiene un problema de lucha interna entre las dos facciones de sunitas y chiítas y tienen una organización teocrática del poder. Pero eso nos pasó a nosotros hace unos años. La Guerra de los Treinta Años es una guerra entre católicos y protestantes. Nos matábamos igual que se matan ahora. Lo que si es verdad es que nosotros nos llego el Siglo de las Luces que, de alguna manera, o han pasado de largo o no han llegado a otros países. Tampoco está claro que tengan que pasar por la misma transición que nosotros. Hemos pasado de las guerras religiosas más crueles, en las que hemos cortado muchas cabezas -se pasa el dedo por el cuello de izquierda a derecha- … Ha pasado muy poco tiempo desde que estos países eran colonias nuestras. El mundo árabe era un imperio y nosotros lo dividimos sobre el mapa. Parece que fue ayer, pero han pasado muchos años…

-Se lo decía por las primaveras árabes.

-Las primaveras árabes son del año 11. En diciembre del 10 cae Mubarak. Y ls primaveras árabes van relativamente bien hasta que llegan a Siria, donde llevamos seis años y pico de guerra. Y en Siria se dan tres guerras a la vez: la guerra entre sunitas y chiítas, la guerra entre árabes y no árabes, y la guerra entre potencias extranjeras

-Entre Rusia y Estados Unidos…

-Hay una guerra mundial, una guerra regional y una guerra local. Todo esto es tremendo. Pero no soy pesimista, tampoco soy naïf. He vivido muchas cosas pero sí creo que se puede seguir trabajando porque la situación europea es mejor desde que Macron ganó las elecciones derrotando a Le Pen. Vamos a tener una buena relación entre alemana y Francia. Y para España es muy importante porque la salida del Reino Unido nos deja un cierto espacio que si lo jugamos bien nos puede salir bien. Ahora, bien no solo es ir sino decir cosas y dar soluciones.

-De vuelta en Europa, usted firmó el primer acuerdo de cooperación entre la Unión Europea y Rusia. Sin embargo, ahora parece que es el enemigo.

-Yo no lo considero así, creo que enemigos no tenemos, sino adversarios. Porque cuando pase la historia y veamos todo lo que ha pasado sobre la frontera Este de Europa, habrá muchas cosas que veremos de aciertos y errores. Aciertos, este acuerdo con Rusia. Errores, haber acelerado sin ningún acuerdo con Rusia la entrada de alguna de sus ex Repúblicas.Todos los países son libres de elegir donde quieren estar pero hay que tener un poco de respeto por la historia. Nos faltó un poco de sensibilidad. Y me refiero a Ucrania, porque no debía entrar en la Union Europa ni parte de la OTAN. Puede tener buena relación con Europa sin que obste para que tengamos buenas relaciones con Rusia. Y ahí hay una pelea porque, para Rusia, Ucrania es muy importante, entre comillas, y para nosotros lo es menos. Kiev fue la primera capital de Rusia y el Primer Ministro ruso me dijo en una cena: “Yo tengo a Kiev en el corazón”.

-Por último, un recuerdo para Trump.

-Yo no tengo nada que ver con Trump. Me parece un… desastre -titubea dudando sobre el epíteto a utilizar-, con todo el respeto a los americanos que le han votado. Pero creo que es un gran desastre, no sé si para los americanos, pero sí para el orden mundial en el que vivimos. No puede ser que el país que ha tejido los acuerdos más grandes del orden mundial sea el que los destruya.

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