restorán de la semana

Erajoma

Era lunes, pero no un lunes cualquiera

| 05/01/2024 | 1 min, 46 seg

Era el segundo lunes de diciembre 2023, el lunes en el que presentamos el Anuario 2024. Un 11 de diciembre que parecía 11 de junio. Aquella noche no hacía falta chaqueta. Cuando en la Gran Sala, las bodegas y el resto de marcas que nos arroparon recogían, salimos a buscar quien nos diera de cenar. Era lunes y eran las diez de la noche. No iba a ser fácil. No nos trataron bien en el primer sitio al que entramos y después de quince minutos esquivando las contestaciones y la cara larga del camarero (eso cuando se dignaba a mirarnos), nos largamos. En menos de cinco minutos entramos en un Erajoma abarrotado. Era lunes, pero parecía sábado noche. 

Allí habían recalado buena parte de los invitados la fiesta.  Pero ellos, hosteleros listos, tenían mesa y nosotros no –y sobre ellas descansaban muchos Anuarios–. Dio igual. En Erajoma perdura el aroma de bar de antes donde se comía en la barra y se bebía de pie, y donde el barullo era parte del escenario. No importó porque enseguida teníamos una cerveza en la mano y nos habíamos hecho un hueco en la barra, entre un cocineros asiduo al local y demás fauna autóctona. Con una ensaladilla, unas bravas, unos pimientos de padrón y los imprescindibles montaditos de solomillo, terminé de descargar la adrenalina de la noche, ahora sí sobre una de las mesas altas de la entrada. 

Se hacía tarde y aún había que acabar de rematar la crónica la de aquella noche bonita. Yo seguía en la nubes, pero antes de volver a casa todavía pude abrazar y sentir –aun más– el calorcito de algunas personas a las que no había podido saludar en la presentación y que terminaban su cena en aquel bar donde una siempre se siente a gusto.  

Era lunes, y a pesar del vino y la cerveza, la resaca del día siguiente venía de otro lugar. 

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