Kaido Sushi Bar

En ese hueco, el sushiman Yoshikazu Yanome muestra los pescados que llegan de la lonja de València y allí mismo, y a la vista de todos los comensales, prepara con una delicadeza casi hipnótica —es una maravilla cómo usa su Kengata Yanagi— los pases del menú. Bocados repletos de sabor y texturas diferentes que te adentran en la tradición nipona, como la anguila a la brasa con trufa, el kasuzake de Black cod o la sucesión de nigiris. Escenografía y tradición, porque Kaido se distingue del resto de ‘japos’ por basarse en el Edomae sushi, una técnica culinaria milenaria de conservación y preparación del pescado y del marisco fresco que data del periodo Edo, cuando no había medios de transporte, electricidad o hielo. Y, seguramente, tampoco contaminación. ¿El resultado? Más sabor y autenticidad. Todo queda para el recuerdo, en esa experiencia que no se repetirá jamás. En la cultura japonesa lo llaman Ichigo-Ichie (un encuentro, una oportunidad) y en Kaido tiene su razón de ser, de ahí que cada servicio sea una ocasión única para disfrutar y compartir.

En confianza: Ulises Menezo apostó por ofrecer algo nuevo a València. Lo hizo basándose en el producto fresco del Mediterráneo, en la exclusividad —diez comensales por servicio— y en la tradición nipona. Hoy su apuesta se traduce en una Estrella Michelin y en ser uno de los restaurantes más codiciados de la ciudad.