La Marina fija una serie de exigencias y costes adicionales para macrofestivales

VALÈNCIA. Este miércoles la organización de Electrosplash 'oficializó' a través de un comunicado su traslado de de Vinaròs a la Marina. "Una decisión difícil y motivada por la falta de apoyo del alcalde hacia un festival que ha ayudado a diversificar la oferta de ocio de la localidad y a atraer jóvenes de diferentes puntos de España y de Europa", aseguró su director, Vicente Salvador. Las fechas previstas por el festival para su celebración en València son el 21 y 22 de julio, pero desde el espacio público participado tanto por Generalitat como por el Ayuntamiento se insiste en que el alquiler del espacio todavía no ha sido concedido. Así lo volvió a confirmar ayer mismo su gestión a este diario.

La Marina de València estudia tanto el proyecto de Electrosplash como el de Marenostrum que, en caso de celebrarse, ocuparía el espacio conocido como Marina Sur apenas 10 días antes. La solicitud de ambos macrofestivales de música electrónica, localizados hace apenas un mes en otros municipios de la Comunitat, ha acelerado la adaptación interna de la 'nueva' Marina a esta realidad. Si la primera semana del mes de marzo se presentaba el Plan Estratégico de la Marina 2017-2022 con el visto bueno tanto de instituciones y empresarios, la primera semana del mes de abril la asociación de estos últimos estudiaba denunciar a las Paellas Universitarias por lo que consideraron un "macrobotellón". La escalada de tensión -y atención- en torno al único recinto natural para acoger este tipo de eventos en la capital ha derivado en reuniones con las partes y, finalmente, la puesta en marcha de una serie de exigencias y costes adicionales para este tipo de eventos en la Marina.

La Marina ya ha dejado claro tanto a Electrosplash como a Marenostrum cuáles son esas condiciones, entre las cuales les exime -por no haber sido publicado a tiempo- que "cualquiera que tenga este tipo de propuestas para la ciudad en el espacio tendrá que presentarla con al menos tres meses de antelación a su celebración". El director estratégico del Consorcio 2007 que gestiona el recinto, Ramon Marrades, asegura que "nos gusta la música en directo, nos gustan los conciertos, la cultura está inserta en nuestro Plan Estratégico y estudiaremos caso por caso lo que se nos proponga". Sin embargo, "los eventos con un aforo previsto para más de 4.000 personas o que duren más de cuatro horas pagarán un precio extraordinario, se fija un límite de 18.000 asistentes como máximo y en el caso de Marina Sur y el horario límite de finalización es la 1:30 horas de la madrugada".

No obstante, entre la serie de medidas que será publicada en la web de la Marina de València en los próximos días destaca otra exigencia: los macrofestivales se tendrán que reunir con la asociación de empresarios de la Marina. Este colectivo "emitirá un informe sobre la propuesta que no será excluyente, pero sí muy influyente en la decisión". Marrades asegura que por una cuestión estatuaria no puede dejar en manos de los empresarios en exclusiva la decisión de las actividades que el espacio público puede albergar, pero sí admite que "tendrán que ver cuál es el impacto de cada proyecto, las fechas y aforo previsto y tener pleno conocimiento de lo que va a suceder". En cualquier caso, ya emitirán su opinión sobre propuestas como Marenostrum o Electrosplash.

Además de las exigencias, la Marina ha previsto aspectos de bonificación para las propuestas que reciben. Por ejemplo, los eventos que tengan carácter 'familiar', en el que los niños tengan acceso y actividades propias, "tendrán una tarifa bonificada". Todos estos detalles se concretarán en las próximas jornadas, aunque tanto los citados macrofestivales como la asociación de empresarios de la Marina los conocen y "están de acuerdo con lo propuesto".