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SILLÓN OREJERO

Pestilence: ¿Y si la peste hubiese sido la primera invasión zombi de la Historia?

Aftershock publica una ucronía en la que propone que la peste negra del siglo XIV fue en realidad una invasión zombi cuyas causas fueron convenientemente ocultadas por El Vaticano. Una mera excusa para que Oleg Okunev se luzca dibujando grandes batallas de seres putrefactos con caballeros cruzados y Frank Tieri trate de aportar originalidad al saturado género de los muertos vivientes añadiendo intrigas palaciegas  vaticanas a los intentos de Satanás de dominar la Tierra con sus ejércitos de zombis

2/07/2018 - 

VALÈNCIA. 1353, la peste negra está arrasando Europa. La gente cree que la enfermedad la traen las ratas, pero es una burda manipulación. En realidad, se trata de un virus zombi que convierte a la gente en caníbales. La primera invasión zombi de la Historia, pero la Iglesia lo oculta. No intente pensar mucho sobre si este planteamiento tiene sentido alguno, se trata solo de pasárselo bien.

Se está publicando ahora mismo la segunda serie de Pestilence. en AfterShock, un cómic dibujado por el ucraniano de origen Oleg Okunev y guión de Frank Tieri. En la primera entrega, el Santo Grial se convertía en la cura para los zombis. Un grupo de guerreros, los Fiat Lux, dirigidos por un tal Roderick, se iba de Cruzadas solo para ir sanando caníbales putrefactos por todo el orbe.

Pero esa plaga había sido solo el comienzo. Sir Richard, el caballero que la había combatido en los primeros seis números, ahora es poseído por el mismísimo diablo y le hace formar un ejército para acabar con la humanidad, lo que no habían podido conseguir antes con la peste zombi. Entre estos delirios argumentales, uno puede deleitare con la posesión del caballero, entre vómitos, sangre y pentagramas dibujados en el frío suelo de piedra. La idea nueva de la segunda entrega de la serie es que el líder de los asesinos a sueldo de la Iglesia ahora se verá perseguido por sus antiguos compañeros.

Los dibujos de Okunev no son espectaculares, pero cuando se enfrenta a planos panorámicos de masas poseídas, son bastante atractivos y van mejorando número a número. El horror de la medicina medieval para enfrentarse a plagas de zombis también lo plasma de forma bastante retorcida. Este dibujante fue elegido precisamente por su capacidad para poder dibujar grandes batallas, escenarios caóticos y sobre todo solvencia a la hora de imbuirse en el espíritu zombi y gore, saber dibujar a decenas de personajes putrefactos arrancando cabezas y comiéndose unos a otros. Una imagen muy bella que ha dejado aquí es la de una madre zombi que va por ahí con sus hijos zombis a los que tiene que amamantar.

Sin embargo, si hay algo que destaca en ambas series son las portadas. Son obra de Tim Bradstreet, que tiene una larga carrera como portadista, sobre todo de El Castigador y Hellblazer, ha colaborado con Guillermo del Toro en Blade II y es famoso también por la portada del disco de Iron Maiden A Matter of life and death, en la que salía Eddie subido encima de un carro de combate.

Bradstreet es un amigo personal del guionista desde hace años, habían trabajado juntos en Marvel, especialmente en Punisher NoirCuando se empezó a desarrollar la idea, Tieri fue al primero que llamó. El resultado es extraordinario. No es que sean buenas portadas, es que algunas merecen más la pena que el propio tebeo.

Es bastante simpático cómo se gestó esta historia. Según Tieri, que tiene una dilatada carrera en la profesión, fue AfterShock quien le propuso la idea en plan what if, con la premisa "¿Y si la peste negra en realidad era un apocalipsis zombie no divulgado porque fue ocultado por la Iglesia".

Originalmente, la idea no partió de la editorial. Era el boceto de un guión que una pareja de escritores de Hollywood había pergeñado para un videojuego. El proyecto cayó en manos de Aftershock y se le encargó a Tieri porque era un fanático de la Historia e iba a saber jugar con las luchas de poder en el Vaticano y retratar con conocimiento el final de la Edad Media con los cruzados y los paisajes de la España, Francia, Chipre o Tierra Santa de la época.

 El hombre se puso manos a la obra y parió Pestilence, voz inglesa que es imposible escribir sin recordar al grupo holandés de death metal técnico. La intención de Tieri era salirse un poco del tópico, lo cual es realmente complicado en el más que saturado género de The Walking Dead , Resident Evil o World War Z. Por eso la vía de escape para aportar un mínimo de originalidad pasaba por las intrigas palaciegas en el Vaticano y la ucronía histórica.

En una entrevista en Multiversity Comics el guionista elogió a la editorial por atreverse con esta historia: "Creo que libros como Pestilence le van bien a Aftershock porque los fans han empezado a darse cuenta de que no volverán a encontrar la misma vieja basura en Aftershock. Aftershock se arriesga y ha comenzado a ser conocida como un lugar donde conseguir calidad en todos los géneros, no solo en superhéroes, estoy contento de estar asociado con ellos".

 

En cuanto a los zombis, también se ha querido salir del estereotipo de "comecerebros" y "caminantes" dándoles un poco más de habilidades, se supone que antes habían sido soldados muertos por la Peste, y como nuevas criaturas eran capaces de luchar en las mismas circunstancias.

En los números que acaban de salir, su personalidad va más allá. La presencia de Satanás se intuía en los primeros seis números de la serie, pero ahora el diablo se persona en la acción y los zombis pasan a ser todos esclavos con mente colmena y Satanás actúa a través de ellos, habla por su boca y ve lo que pasa con sus ojos. Como si el demonio estuviese jugando al Call of Duty.

En esta segunda entrega de esta segunda serie, el nivel de la intriga y la desmadre llegan a su punto culminante hasta el momento. Hay que admitir que en ese aspecto mejora en cada número, sobre todo el dibujo. El número 2, concretamente, empieza con orgías dentro del Vaticano, donde los cardenales han sido infectados. Es decir, sexo entre seres putrefactos en los grandes salones del palacio. Muy edificante: pura diversión.

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