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Ricard Sicre, del espionaje antifascista a venderle a Franco la Pepsi-Cola

Marta Hierro y Pablo Azorín firman dos documentales sobre espías republicanos

25/03/2017 - 

VALÈNCIA. El año pasado Marta Hierro y Pablo Azorín presentaron un nuevo documental, 'Espías en la arena. Objetivo España'. Se ha estrenado ya en la Filmoteca Valenciana, en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y en la Universidad de Alicante. Es un trabajo de investigación de gran importancia. Por poner de relieve información desconocida o poco difundida hasta el momento y por detenerse en la figura de los republicanos españoles, que sufren un doble olvido en un país que carece de una cultura oficial antifascista como los vencedores de la II Guerra Mundial y algunos de los perdedores.

Se trata de la historia de todos los españoles perdedores de la Guerra Civil convertidos en agentes secretos de los Estados Unidos. Una serie de líneas de investigación a las que accedieron documentándose para su anterior documental, el de 'Agente Sicre, el amigo americano'. Un excelente trabajo que, sin embargo, como me comenta Azorín, "pasó sin pena ni gloria" en su momento.

El documental está disponible en la web de rtve.es y en esta columna nos detendremos en él porque es uno de los más completos documentales históricos que se han realizado en este país en los últimos años y porque descubre la figura de un personaje realmente peculiar, con una peripecia vital que podría argumentar varias novelas. Ricard Sicre.

Natural de Bellver de Cerdanya, era el hijo del médico del pueblo y estaba afiliado a ERC. Durante la guerra, cuando los anarquistas intentaron implantar su sistema en aquellas zonas entre Cataluña y Aragón, tomó las armas en una rebelión popular contra las fuerzas de la CNT. Con la puesta en marcha del Ejército Popular Republicano, Sicre fue llamado a filas en la llamada Quinta del Biberón, la última. No pudieron resistir las ofensivas de los ejércitos fascistas y Sicre tuvo que huir a Francia como tantos otros miles, para acabar en campos de concentración.

Sicre logró huir a Inglaterra y posteriormente a Nueva York, donde fue reclutado por los servicios secretos estadounidenses bajo amenaza de devolverlo a la España de Franco. Un dato interesante que aporta el documental es que los americanos querían que sus agentes fuesen republicanos españoles porque así tenían una garantía de que eran muy antifascistas.

La operación más importante en la que trabajó Sicre fue la 'Operació Banana', en la que introdujo armas desde el norte de África en España e infiltró agentes. Tenían como misión controlar la colaboración de Franco con los nazis. Sin embargo, un delator dentro del PCE, El Chato, reveló toda la información a la policía y fueron detenidos. Para ese momento, en Estados Unidos e Inglaterra ya tenían pergeñado el plan para contar en un futuro con la España de Franco como aliado o colaborador en la inminente Guerra Fría.

Paradójicamente, al término de la II Guerra Mundial, Sicre intentó convertirse en empresario en Estados Unidos y no lo consiguió, y aquí viene el giro de los acontecimientos, entró a formar parte de una compañía exterior controlada por la CIA y volvió a España, esta vez como influyente empresario.

Pablo Azorín y Marta Hierro se quedaron impactados con esta aparente contradicción en su trayectoria. Con un gesto que va más allá de la política y entra dentro de la reflexión sobre el género humano. Según me explica: "La experiencia vital de Sicre nos cautivó desde un principio. En él no encontramos al héroe perfecto como el Joan Pujol “Garbo”. Sicre es un joven idealista que lucha contra el fascismo, primero en la Guerra Civil y después en la II Guerra Mundial. A través de la lectura de los documentos que firma durante su actuación como agente de la OSS nos queda muy claro que es un antifascista y que está convencido de que los Aliados acabarán con todos los fascismos incluido el régimen franquista. El abandono a su trágico de los agentes irregulares españoles que él dirige, por parte de la diplomacia y la propia OSS norteamericana y la posterior alianza de Eisenhower con Franco le empujan al desengaño, a un terrible baño de realidad que le conduce al pragmatismo como fórmula de supervivencia primero, y más tarde para enriquecerse económicamente".

Pasó de ser Ricard a ser Ricardo. De la lucha antifascista a pasear a todos los notables del régimen en su yate, con la mira puesta en los negocios. Formó parte de esa jet que, mientras España pasaba hambre, así se narra en el documental, "tiraba el dinero". Lo que uno esperaría, llegado el caso, es que Sicre se hubiese mantenido trabajando para la CIA y pasándoles información, pero Azorín y Hierro no encontraron pruebas, tan solo intuiciones: "Muchos ex agentes de la Office of Strategic Services pasaron a engrosar los efectivos de su organización sucesora: la CIA. Otros muchos, entre los que se encuentran algunos de sus principales responsables, como el propio general William Donovan, Frank Ryan jefe de la OSS en España y Ricardo Sicre encontraron un muy rentable medio de vida en el mundo de los negocios en la World Commerce Corporation que operó en España en plena sintonía con el régimen. La verdad es que no hemos encontrado ninguna prueba documental al respecto, su hijo Emilio lo niega. Yo personalmente creo que si bien no se realizaba una labor de espionaje al uso, como había venido haciendo durante la II Guerra Mundial, si que aprovechaba su situación de privilegio en la España franquista para recabar mucha información privilegiada, valga la redundancia, que compartía, o no, en función de sus propios intereses, pero volvió a España en una empresa montada por antiguos espías".

En esta época como empresario, trajo numerosos productos americanos a España, entre ellos la famosa Pepsi-Cola. Los negocios eran propios de aquella España, todo se basaba en mordidas e influencias con una administración absolutamente corrompida. Son llamativos detalles que se vierten en el documental, como que Picasso desconfiaba de él porque sabía que había sido de Esquerra y ahora estaba nadando en las aguas del régimen franquista muy plácidamente. Del mismo modo, se dan trazas de lo que podía pasar por su cabeza. Se le describe como persona de emociones reprimidas, al que nunca se le llegó a ver feliz. Aunque fue un vitalista hasta el final, cuando le diagnosticaron cáncer, llenó un yate de amigas y se fue al Caribe. Murió a los pocos meses. Elaborado tras años de investigación y recurriendo a fuentes primarias, estos son los documentales que queremos. Y necesitamos.

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