Isabel Bonig, en Les Corts. Foot: KIKE TABERNERVALÈNCIA. "El 1 de enero entró en vigor el presupuesto de la Generalitat, ¿cómo piensa elevar el grado de cumplimiento de los ejercicios anteriores?". Esta es la pregunta que el PP de la Comunitat Valenciana que lidera Isabel Bonig le ha planteado durante tres plenos al president del Consell, Ximo Puig.
Los populares registraron esta cuestión en la sesión de control del pasado 25 de enero. Una pregunta que repitieron solo un mes más tarde para el pleno del 22 de febrero. Ahora bien, el partido que encabeza Bonig se equivocó entonces de fecha, es decir, manifestó que esta interpelación se presentaba para el día 25 de enero cuando fue formulada en el debate del día 22 de febrero.
Con el mismo texto y con la fecha de la pregunta correcta, el PP volverá a preguntar lo mismo este jueves. La misma cuestión en apenas dos meses. Según fuentes de la formación de la gaviota, la insistencia en esta cuestión responde a "una estrategia". "No nos han contestado cada vez que se les ha preguntado", justifican desde las filas populares.
El PP, con una labor de oposición que transita entre la dureza para combatir el auge de Ciudadanos y la moderación de buscar pactos con los socialistas para evitar fugas en el electorado más centrista, busca con esta táctica dos objetivos. Por un lado, mostrar que su tarea de fiscalización es persistente y que no van a cesar hasta saber cmo tiene pensado el Consell cumplir el techo de déficit fijado por el Ministerio de Hacienda, en manos del popular Cristóbal Montoro.
A su vez, se busca encontrar alguna posible contradicción en el discurso de Puig. En caso que el president contestara de forma diferente a las anteriores interpelaciones, el cambio podría ser aprovechado por el PP para intentar, aunque de manera fugaz, volver a practicar el discurso de un ejecutivo que da "tumbos como el Titánic".
Desde los partidos que integran al Consell analizan esta "estrategia" de distinta forma. La repetición de las cuestiones ha generado un profundo malestar entre Compromís y PSPV, que observan este episodio como "una falta de respeto" a unas sesiones creadas para controlar al Gobierno valenciano. Sea una estrategia para buscar un rendimiento inmediato de crítica política y de consolidación de la labor de oposición o sea muestra de los cambios en la manera de hacer oposición de Bonig que han indignado, incluso, a miembros de sus filas -un ejemplo fue la ofensiva contra las ayudas a la patronal valenciana- esta iniciativa no ha dejado indiferente a nadie.
