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LAS PISTAS TIENEN PROBLEMAS DESDE HACE UNA SEMANA

Treinta valencianos quedan atrapados en el aeropuerto de Estambul por el temporal de nieve

9/01/2017 - 

VALENCIA. Cuando subían en el avión que les llevaría de Tokio a Valencia vía Estambul, ya les avisaron de que la tormenta de nieve haría difícil el aterrizaje. Era viernes por la mañana y al mediodía del domingo, el grupo de 30 valencianos que viajó a la capital nipona para pasar la nochevieja seguía atrapado en Turquía sin poder salir del país, pese a que su llegada a Valencia estaba prevista para el sábado.

Era la una de la tarde del viernes cuando una de las pasajeras anunciaba a sus familiares en Valencia: “Estoy en el aeropuerto de Tokio, ya vuelvo a casa”. A las tres y media de la tarde del sábado, su respuesta ante la falta de noticias era desesperada: “Estoy en Turquía tirada en el aeropuerto. ¡Un horror! Ya te contaré, que voy a dormir, que me caigo…”. El vuelo desde Japón era de 13 horas y ya habían pasado casi 28 sin noticias. La preocupación seguía en aumento, cuando casi a las dos de la madrugada del domingo el mensaje en el móvil decía: “Sigo en Turquía”.

Desde el jueves, el aeropuerto de Estambul ha estado casi cerrado al tráfico internacional, con más de 800 vuelos cancelados debido a la tormenta de nieve que ha cubierto de blanco la capital del Bósforo. El aeropuerto de Atatürk se ha visto desbordado, por la dificultad de las máquinas quitanieves para retirar el manto blanco que cubría la pista de aterrizaje borrando sus señales.

Otro mensaje por whatsapp de la pasajera valenciana decía a las seis de la mañana: ”El aeropuerto de Estambul, helado, nos desvían a Antalya. Aquí, los de Turkish Airlines no han aparecido para decirnos qué hacemos. Un desastre. El guía ha conseguido que nos asignen un hotel y no sabemos nada. Nadie nos informa, es muy fuerte”. En la prensa española no había noticia de la helada desde el jueves. La prensa extranjera seguía informando de los problemas para organizar el tráfico aéreo desde Estambul, pese a que el tiempo anunciaba una “ligera y débil nevada” sobre la ciudad.

Nuevo mensaje a las 11.37 horas del domingo. “Yo ya no entiendo nada, Nos han enseñado un vídeo con todo helado y estamos en Antalya, en un hotel…”. A casi 700 kilómetros de distancia, el avión procedente de Tokio se desvió desde Estambul a esta ciudad costera al sur de la península de Anatolia. Al parecer, el problema no era sólo climatológico, sino el caos para reorganizar los centenares de cancelaciones internacionales, ya que los vuelos nacionales funcionaban sin problemas.

El viernes, cuando el grupo despegaba de Tokio, ya les avisaron de que el aeropuerto estaba cerrado. “Íbamos a Estambul y ya sabían que ahí no aterrizaban porque estaba ya cerrado el aeropuerto cuando salimos”, explicaba la excursionista valenciana, aún desde Turquía. “Nos preguntaron el peso a cada uno de los pasajeros al subir al avión, porque nos iban tener dando vueltas en el aire”, añade. De hecho, cuando estaban llegando al aeropuerto de Estambul, les informaron de que desviaban el vuelo al sur del país. “Al llegar nos dicen que nos destinan a Antalya porque no se puede aterrizar por la nieve. Y llegamos a ese aeropuerto y no hay nadie de la compañía aérea para informar. Nadie nos dice nada, nuestras maletas todas tiradas en el aeropuerto…”. En el aeropuerto de Antalya, el panorama no es mejor. “Bajamos del avión y había miles de personas en ese aeropuerto y nadie, nadie de Turkish Airlines nos informa de nada. Nos quedamos ahí tirados cuatro o cinco horas sin que nadie nos dijera nada. Nuestro guía consiguió que nos pusieran una visa de tránsito. A unos nos la han puesto de tres días y a otros de cinco días. Nos trajeron en un autobús a un hotel en la costa. Y aquí, estamos, esperando! ??????.  ¡Muy fuerte! ¿Qué hago?”. 

Esta pasajera viajaba, además de con un grupo de amigos, con su hija adolescente. “El guía llamaba a Turkish Airlines en España, porque aquí ni caso le hacían. De hecho, yo le he dicho al guía que llame al Consulado y no sé por qué no ha llamado. Por favor, llama al Cónsul en Valencia…”. Ésta era su llamada de socorro ante la incertidumbre de si saldrían del país. La pasajera se lamentaba horas después de que, antes de salir en Tokio, “ya sabían que no se podía aterrizar en Estambul y, a pesar de eso, nos meten en el avión 13 horas cuando faltaba una hora para el despegue. Nos dicen que nos vamos a Antalya, porque en Estambul está todo nevado”.

A las doce del mediodía del domingo, el guía anuncia que les llevaban de vuelta a Estambul. “A ver, es que él se cree que vamos a conseguir salir hoy, pero yo no me lo creo. En este hotel, hay miles de personas en la misma situación que nosotros. Han estado desviando muchísimos vuelos que iban a Estambul y, entonces, muchas personas estamos en la misma situación”, explicaba. “Espera, que dicen algo de las tres”. La comunicación por mensaje era continua y esperanzadora. “A ver si podemos salir. Mientras me informan, te lo voy contando para que alucines…”. Incrédula, añadía: “Dicen que nos recogen a las tres... ¡Uff, a ver si es verdad! Ya te contaré, a ver si ahora nos dejan tirados en el aeropuerto de Estambul, que es lo que nos tememos… Te dejo, que me voy a hacer la maleta. Besos”.

Al llegar al aeropuerto de Antalya, la gente se agolpaba en los mostradores de Turkish Airlines. Nuestra informadora seguía con su crónica por whatsapp. “Un caos. Del hotel nos han sacado al grupo valenciano y a todos los pasajeros que llevaron allí. Nos han vuelto a traer al aeropuerto y ahora la gente hace colas en los mostradores de la compañía aérea y no saben qué hacer con nosotros. ¡Un desastre! La gente está chillando y pitando en las colas. Me mandarán vídeos de cómo estaba todo ayer pero ahora no, porque nadie tiene wifi”. En un momento dado, se decide que no iban a salir.

Eran casi las ocho de la noche cuando llegaba la siguiente comunicación. “Bueno, te cuento, que al final nos han vuelto a mandar a otro hotel y no salimos de aquí hasta el martes, que viajaremos a Barcelona y, de allí, en autobús a Valencia. Una odisea… Lo bueno es que es un pedazo de resort de esos alucinantes, con montones de pasteles, que parezco un cerdo tibetano”.

La aventura terminó feliz a medias a última hora del domingo, pero de nuevo con la incertidumbre de la vuelta. “Encima, nos han dicho que, si el martes vuelven a cerrar el aeropuerto, ya no sé cuando saldremos, porque salir de aquí ya parece imposible”. La inesperada informadora explicaba que “hay por aquí gente de todas partes tirada y no les dicen cuándo van a poder salir”. Y añadía un alegría: “ De todas, formas, si se lo puedes decir al Cónsul, mejor, que lo sepan. ¡Que estamos aquí 30 españoles tirados, comiendo como cerdos  y que no podemos volver a España desde el viernes!”. 

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