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atirohecho crea su sección juvenil para rescatar 'Ladran, luego cabalgamos'

'A Galopar': teatro militante 10 años después del 15-M

18/02/2021 - 

VALÈNCIA. En los últimos meses la calle se había desactivado por la crisis sanitaria. Y de repente, un encarcelamiento, una pelota de goma, un vídeo en redes sociales, se convierte en cerilla capaz de encender la indignación de la ciudadanía. Ocurrió hace 10 años, con un 15-M cuyas consecuencias se analizarán largo y tendido el próximo mes en las páginas de política y opinión de los diarios. Ocurrió hace nueve años, con una primavera valenciana a la que tanto que aluden las imágenes de los altercados de esta semana (y las declaraciones de la Delegada de Gobierno).

La compañía Atirohecho estuvo entonces y sigue ahora tejiendo un proyecto singular desde la calle y con lo colectivo como pilar de sus montajes escénicos. “En realidad todo teatro es político (incluso el aparentemente inofensivo, inocuo, teatro de divertimento), pero, además de político, existe un teatro combativo, de barricada. Teniendo en cuenta la declaración de intenciones antes expuesta, entrecomillada, podemos arriesgarnos a calificar como ‘combativo’ el teatro de Atirohecho que apuesta por un trabajo físico que acompaña a la palabra y que tiene como guía la memoria histórica”, explican. 

Desde esta misma idea nació el año pasado el espectáculo Ladran, luego cabalgamos, una obra que repasa la historia de las principales revoluciones del siglo XX para mirar al futuro. Fue -entonces- el segundo montaje de la compañía y ahora, una década después, la han recuperado dándole la vuelta bajo el nombre A galopar, que se estrena este fin de semana (con todas las entradas agotadas) en Espacio Inestable.

El encargo de rescatarla encendió la idea de crear una división de juventudes de la compañía, que se estrenan con este montaje. Arantxa, Francesc, Marc, Carmen, Cova y Rubén (todos entre los 20 y los 26 años) toman el relevo del elenco original y actualizan, desde su perspectiva, qué ha cambiado y qué es importante seguir recordando. “Atirohecho no trabaja con personajes sino con perfiles de personas, hay otras energías y repetimos escenas y diálogos (aunque los hemos revisado y alterado) y hemos introducido nuevas escenas para hablar de algo tan importante como la primavera valenciana”, comentan a este diario las actrices y actores.

El trabajo horizontal ha formado parte de todo el proceso creativo. “Incluso los propios castings se hicieron de una manera muy diferente a lo que algunas personas que ya tenían experiencia en el teatro habían vivido. Aquí estuvimos haciendo actividades y dinámicas de reflexión colectiva para mostrar nuestro compromiso militante y, de paso, ya revisar el discurso del montaje original. Una de las frases que dije entonces ha llegado hasta la obra que estrenamos ahora”, explican.

Desde el casting hasta ahora ha pasado poco más de un mes en el que la creación ha sido puramente colectiva. Durante el proceso, junto a la obra se ha tejido una comunidad que ha llegado a compartir protestas en la calle estos días: “Han sido unas semanas de mucha fraternidad, apoyo mutuo, sentir que vamos todos en el mismo barco…”. Sobre la relación junto al equipo original (Carla Chillida sigue dirigiendo la obra), el equipo lo tiene claro: “El teatro político no se hace solo sobre el escenario, y así ha sido, no hemos sentido unas dinámicas de poder y eso crea una dinámica que va más allá de la palabra ‘elenco’”.

Hacer memoria para luchar el futuro

La revolución de los claveles o el movimiento anarcosindicalista de los años 30 en el Arco Mediterráneo son algunas de las referencias de la obra, cuya escenografía copan unas tiendas de campaña. Hacían entonces referencia al 15-M, cuando era un tema de clara actualidad. Ahora, ¿qué queda de aquel panorama? “La reflexión a la que hemos llegado, y que está presente en la obra es que de todo aquello, como de las otras reflexiones de principio del siglo XX, queda el hecho como suceso histórico. Recuperar esa memoria es imprescindible para pensar en el futuro”, opinan.

Los altercados de esta semana son buena muestra de ello, con unas imágenes que recuerdan a las de entonces y otras tantas revueltas en otros tantos lugares. “El encarcelamiento de Pablo Hasel estará explícitamente en la obra, como es obvio, porque no podemos ignorarlo. Ojalá no tuviéramos que reivindicar los abusos contra la libertad de expresión”, adelanta. Y añade: “todo el teatro es político, pero nosotros no queremos seguir el pensamiento hegemónico”.

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