Un maravilloso anacronismo
La prensa de papel está en edad de prejubilarse, a la espera de pasar al retiro definitivo. Las cabeceras nacionales son como zombis que siguen andando, no se sabe adónde, por la inercia de tantos años de influencia ya perdida. Pero yo no puedo entenderme sin el periodismo, ese oficio hermoso y homicida