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Los colegios profesionales hoy y lo que esperamos de ellos mañana

FEDERICO BONET*. 28/10/2014

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VALENCIA. En España el ejercicio de ciertas profesiones se encuentra regulado por el Estado. Esto es así por la especial incidencia que puede tener el desarrollo de estas profesiones sobre la seguridad de bienes y personas, o por prestar servicios relevantes a la comunidad. 

Esta regulación, además del dictado de normas de obligado cumplimiento, conlleva la labor de vigilancia para que los actos profesionales se adecuen a esas normas y de que los profesionales que las ejerzan tengan la capacidad necesaria para ello.

La labor de control del ejercicio profesional es, en parte, delegada por la Administración en los colegios profesionales. Por ello son corporaciones de Derecho Público, amparados por la Ley y reconocidos por el Estado, ya que ejercen funciones públicas delegadas por éste. No son sólo una asociación libre de profesionales para la defensa de sus intereses, sino que ejercen también la defensa de los intereses generales de la sociedad.

La vigente Ley 2/1974, de colegios profesionales, con sus modificaciones posteriores, establece que son fines esenciales de los colegios la ordenación del ejercicio de las profesiones, la representación exclusiva de las mismas y la defensa de los intereses profesionales de sus colegiados. Les corresponde, entre otras, cuantas funciones redunden en beneficio de la protección de los intereses de los usuarios de los servicios de sus colegiados.

Los colegios profesionales colaboran con la Administración aportando su opinión, participando en órganos de asesoramiento y gestión, y difundiendo las novedades normativas o técnicas que se producen. A pesar de esta colaboración, los colegios no reciben subvenciones de la Administración sino que sufragan sus gastos con las aportaciones de sus colegiados. Tiene, al menos, la ventaja de no ver mediatizada su opinión por la dependencia económica.

El ejercicio de una profesión, es decir, el realizar las actividades que el Estado debe tutelar, se puede realizar como empresario, como autónomo, al servicio de una empresa o al servicio de la Administración. En todos los casos el colegio debe regular ese ejercicio, sin intervenir en la relación laboral de la forma en que se preste. Los colegios no son patronales ni sindicatos, pero debería entenderse que la profesión no sólo se ejerce en el llamado ejercicio libre. Si, por poner un ejemplo, para calcular una estructura se requiere un profesional cualificado, ello es independiente de que este cálculo se realice por encargo de un cliente o dentro de una relación laboral o funcionarial; es una actuación profesional y como tal debe ser tutelada por el colegio.

Profesión y titulación

Las profesiones reguladas se han confundido en muchos casos con la titulación necesaria para su ejercicio. No siempre es así, y con un mismo título académico se pueden ejercer varias profesiones.

Hoy en día, con la reforma universitaria llamada de Bolonia, se rompe esta identificación, ya que para acceder a determinadas profesiones se puede acceder con títulos académicos con unos contenidos comunes mínimos, pero con denominaciones diferentes. Recordemos que la reforma de Bolonia ha modificado las titulaciones universitarias, pero aun no se han modificado las profesiones reguladas.

Honorarios profesionales y competencia

Uno de los aspectos controvertidos de la actuación de los colegios es la fijación de baremos de honorarios. Una orientación de lo que puede costar un determinado servicio es una ayuda para el cliente, tanto para no pagar un precio excesivo, como para detectar ofertas excesivamente bajas que necesariamente redundan en un servicio deficiente.

Desde el Colegio de Ingenieros de Caminos consideramos que este aspecto debería ser reconsiderado, como ya lo está siendo en otros países de la Unión Europea, y permitir la existencia de baremos orientativos de honorarios.

Formación continua

Una de las funciones relevantes de los colegios es procurar la actualización de los conocimientos de sus colegiados a través de la formación continua, organizando cursos y jornadas para dar a conocer las novedades legislativas o los avances técnicos. Esta formación, que alcanza a numerosos colegiados, se realiza sin ninguna ayuda pública; son otras organizaciones las que gestionan los cuantiosos fondos para la formación.

En resumen, los colegios profesionales realizan labores de defensa de la sociedad y, mientras éstas no sean asumidas directamente por la Administración, seguirán siendo necesarios, con las consideraciones y adaptaciones que los tiempos imponen.

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* Federico Bonet es decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en la Comunidad Valenciana

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4 comentarios

Emilio escribió
28/10/2014 23:11

Señor ICCP, estos a los que ud llama 'personajes' y dirigentes de los Colegios, están por elección de la mayoría, por voluntad propia y sin asignación alguna. Están porque defienden más la profesión de lo que ud la honra...

ICCP escribió
28/10/2014 16:11

No cambian estos personajes. Ellos mismos se delatan: "tienen que tutelar", como si los profesionales fuéramos menores de edad ¿y quién les tutela a ellos? Nadie, ellos son independientes. El Gobierno tiene la obligación de acabar de una vez con los abusos de estas organizaciones arcaicas y gobernadas por una casta. Fran te equivocas los ingenieros y arquitectos pasamos por lo mismo, hemos tenido que emigrar mientras los dirigentes de los Colegios siguen con sus buenos sueldazos.

Fran escribió
28/10/2014 07:33

Me parece loable lo que dice este Decano,pero con profesionalidad, por supuesto.No se puede ejercer de médico sin serlo, de ingeniero, sin saber lo que hace, ni nada por el estilo.¿ lo consentiria ese colegio?. Es una verguenza que programas basura lo ocupen gente sin ni siquiera bachiller, sin estudios.Casos?, muchisimos, por desgracia, claro

Fran escribió
28/10/2014 07:28

Buenos dias: Los únicos que no tienen un colegio profesional son los periodistas.El por qué?, pues clarisimo.No interesa ya que contratan a becarios por 400 euros y con eso se arreglan.Si tuvieran un Colegio que los defendiera, si fueran corporativistas como en todas las profesiones, y, sobre todo, si los "grandes", fueran periodistas de carrera, esto no sucederia. Se podria hacer como se hizo en su dia con los Procuradores de los Tribunales, partir de cero y desde ya, el que no sea periodista que no ejerza de tal,pero ¿ a quien interesa?, a nadie. Siento decir esto porque, lo más seguro es que no publiquen el artículo,pero la censura no seria buena para la democracia y, creo, este periódico lo es. Saludos y buen dia a todos

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