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begoña valero publica 'un testigo llamado cervantes'

1580, el año en el que Cervantes estuvo en València

29/04/2024 - 

VALÈNCIA. Crimen, misterio y traición se dan cita entre las páginas de Un testigo llamado Cervantes, una novela histórica compuesta por la autora alicantina Begoña Valero en la que se traslada a la València de 1580 para dar un paseo con Miguel de Cervantes por una ciudad donde el misterio lo cubre todo. Basándose en hechos reales Valero centra su relato en la historia de la desaparición de Jeroni, un joven pescador dado por muerto que provoca un revuelo en la ciudad. El mercader mallorquín Pere de Pax intenta, a través de sus medios, averiguar la verdad tras su caso para así salvar a sus amigos de la horca. 

Mientras este proceso está en marcha el soldado Miguel de Cervantes desembarca en València tras sufrir unos penosos años de cautiverio en Argel, al llegar a la ciudad perturba la paz de esta y se entromete en el relato como un joven Cervantes y con una faceta tal vez desconocida para el público, la de un autor joven e intrépido que no se deja ver a través de su literatura: “Creo que en este libro lo leemos más como un soldado, se le ve desafiante, orgulloso y muy valiente. Ese es el verdadero Cervantes que se trabaja en la novela y que el público desconoce".
 

Para escribir esta novela histórica basada en hechos reales Valero se apoya en un equipo enteramente valenciano publica junto a la editorial Sargantana. El descubrimiento del relato también va de la mano de un valenciano, del investigador Jesús Villalbazo que es quien encuentra la firma de Cervantes en unos escritos hallados en el archivo del Reino de València y a través de la que Valero comienza a trabajar: “Encuentra su firma en un documento de la ciudad del año 1580, justo cuando Cervantes acababa de ser rescatado de su cautiverio en Argel y se queda unas cinco semanas en València”, explica Valero sobre esta investigación, “en la novela intentamos desvelar parte de lo que había hecho en València, y también como convierte la ciudad en su escenario y como se mueve por esta”, explica la autora. 

Con motivo de personificar al joven Cervantes su imagen se muestra en la portada del libro a través del lienzo de Augusto Ferrer Dalmau, quien pinta el lienzo Cervantes en Lepanto, una obra que cuenta con su propio guiño dentro de la novela. “Para mi esta imagen es una manera de mostrar que Cervantes estuvo ahí, en el libro se contempla también la importancia del juicio criminal en el que se ve involucrado porque su declaración provocó altercados entre la ciudadanía valenciana”, explica sobre su intromisión en la investigación que tiene lugar en la novela. 

Para ello es importante que la imagen de Cervantes sea la de un joven intrépido que forma parte de la investigación y que con su relato se convierte también en un cronista de la ciudad. Este paseo ayuda también al lector a encontrarse con Cervantes por la València del siglo XVI y comprender cómo la ve a través de sus ojos: “Cuando Cervantes visita València se convierte en cronista de la ciudad y de lo que pasa en esta. Habla de la lengua, del espacio, de la ciudad y de las mujeres que pasean por ahí. En el libro encontramos la manera de reflejar esto en la historia y contar como lo ve a través de sus ojos”, explica Valero, quien imagina a Cervantes como testigo de una València que se descubre ahora a través de los textos. 


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