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la danza como purgatorio

‘Averno’: un descenso a los infiernos de Mario Bermúdez

19/04/2024 - 

VALÈNCIA. En las artes y en la cultura es común hacer una “bajada a los infiernos”, un pequeño viaje para conocerse a uno mismo, pelear los males e intentar sanar de alguna manera para no embarcarse en una aventura de no retorno. Una persona, una situación y un lugar se pueden convertir en un infierno… un pensamiento atascado, también. Como muchos de los mortales el coreógrafo, director y bailarín Mario Bermúdez convive con los suyos propios, pero da un paso más allá: su trabajo ha sido transformarlos -y sanarlos- a través de la danza con el espectáculo Averno. Con este desciende a las tablas del Rialto este viernes 19 de abril junto a siete bailarines que se pelean con sus propios demonios dando un giro al Infierno de Dante a través de la coreografía, el lenguaje con el que se puede contar todo más allá de las palabras.

Cuando Bermúdez estaba pasando por un momento emocional complicado cayó en sus manos un ejemplar del Infierno de Dante con el que pudo conectar con el relato de Virgilio y su historia: “Pude ponerme en sus escenas y con esas almas atrapadas, también me pareció liberador transformar ese dolor en movimiento, conectar mi infierno con este a través de las emociones y las imágenes”. Con ello genera una coreografía dantesca en la que sin hablar, solo con los movimientos, el vestuario y las caras de los bailarines logra contar la historia de una “reconquista emocional”: “Para nosotros el movimiento son las palabras, la historia la transformamos con el corazón y con la mente”, explica, algo que sobre la escena se traduce en un ascenso que se hace en sincronía a la música.

Para que esto se entienda desde la butaca se puede ver una especie de “escalada” que se hace a través de los “círculos del Infierno” que se disponen sobre el escenario en ascenso que conforme más velocidad adquiere más al límite lleva al cuerpo, tras ese agotamiento de los bailarines llega el vacío, “el momento de calma y de soltar”. El trabajo sobre el escenario es que esto lo cuenten los personajes y que lo “evolucionen”. Sobre el escenario nada es casual elementos como el vestuario agobiante, la colorimetría, el juego de luces y oscuridad, la propia continuidad están muy estudiados para que se comprenda el descenso, la subida y la transformación de los personajes: “Si somos paisajes, fieras, minotauros u otros seres nos vamos transformando constantemente, aunque todo nace de un lugar muy oscuro se vive la liberación de subirlo a la escena”.

El coreógrafo de Marcat Dance trabaja con el Infierno de Dante, su viaje y simbología a través de bailarines que navegan constantemente entre lo individual y lo común, generando una pieza donde llegan a la desnudez del cuerpo y del alma tras su travesía. Todo esto se origina de un relato de tristeza del propio Bermúdez, quien emplea el poder sanatorio de las artes para liberarse de una “transición angustiosa” que le estaba atravesando. Un viaje y una sensación en la que se “entristece” con lo que le rodea y con la situación que estaba viviendo su compañía dentro del panorama de danza en España “por la escasez en este país” que ahora de ahora se devuelve en nominaciones: la obra es candidata en tres categorías de los Premios Max -coreografía, mejor intérprete femenina y mejor espectáculo- y cuenta con cinco nominaciones en los Premios Talía. 

Respecto a esta respuesta positiva desde el mundo de la danza agradece la transformación que se da desde el mismo lugar en el que nace todo: “El halago por parte de un jurado profesional es algo muy importante porque todo nace de un lugar en el que siento “enfado” con lo que engloba a esta profesión, que el gremio te lo agradezca es humor”, añade. También celebra que desde que giran con el espectáculo ha comenzado a librarse de estos infiernos, desde el momento en el que sube la obra al escenario por primera vez dos meses más tarde de su creación: “Cuando volvía a adentrarme en ese lugar fue muy chocante, quise entrar en él como terapia y como una transformación. Primero no quería y luego tuve claro que tenía que despegarme de ello a nivel personal y acercarme desde el espacio interpretativo, al final es lo que te permite trascender”. Y con ello Bermúdez mira al mismo demonio a los ojos, y consigue extinguir sus llamas a través del baile. 

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