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Las máquinas se abren paso en el IVAM

10/04/2020 - 

VALÈNCIA. Dios desde la máquina. Dios con la máquina. Dios contra la máquina. Cuestión de preposición, que no proposición, la relación de la sociedad con la maquinaria ha sido siempre un elemento de reflexión constante, ya sea como aliada o como enemiga. Es esta reflexión, desde sus distintos prismas, la que irrumpirá próximamente en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), con Imaginarios mecánicos: el siglo de las máquinas en la colección del IVAM, una exposición comisariada por el propio director del centro, José Miguel García Cortés, junto con Sergio Rubira y Mª Jesús Folch que busca hacer una completa (y compleja) fotografía de la relación reciente de la sociedad con la industria. La exposición, que previsiblemente se podrá ver en la próxima temporada debido al cambio de calendario por la crisis sanitaria, muestra así una nueva lectura de la colección del museo, un proyecto que reúne a autores como José María Yturralde, Marcel Duchamp o Valentina Kulagina. 

"Se dan las dos facetas. Desde la fascinación por ese futuro en el que la máquina es nuestra amiga y, por otro lado, todo lo que tiene que ver con cómo los sistemas de producción fordistas suponen la alienación absoluta del trabajador. Esta dualidad se ha dado siempre. Si pensamos en el siglo XIX, en la revolución industrial, ya estaban los luditas en contra de las máquinas. Siempre han estado presentes esas dos miradas sobre la máquina”, explica Sergio Rubira. La exposición pone el punto de partida en la ruptura que se da en el devenir del arte a partir del siglo XIX, con la consolidación de la edad industrial, pasando de un progreso “homogéneo y acumulativo” a un concepto mucho más variable, supeditado al avance tecnológico, tanto desde el punto de vista de la representación de estos avances como del uso de sus herramientas o reflejo de su imaginario. Dios, la máquina y todo lo demás. 

Foto: Marcel Duchamp.

En este recorrido, efectivamente, se habla de la fascinación por los avances tecnológicos de, por ejemplo, las vanguardias pero, también, del cuestionamiento tras casos como los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Esta dualidad se ve claramente, explica el comisario, en el caso de los coches, símbolo del sueño americano, de la familia acomodada, una máquina también capaz de matar, tal y como la representaba Andy Warhol en sus ‘Car Crash’. Y es que Imaginarios mecánicos reúne artistas de la colección del IVAM no solo interesados en diseñar y construir mecanismos sino en crear imaginarios que reflejaran el espíritu de la cultura industrial y científica que los rodeaba. Así, los grandes inventos de los dos últimos siglos como el cine, la cámara fotográfica, el avión, el automóvil, el teléfono, el telégrafo, los electrodomésticos, las máquinas de guerra o el ordenador irán de la mano del arte menos convencional, abierto a la incorporación de nuevos materiales, técnicas o mecanismos de construcción

La exposición mostrará desde dispositivos inútiles que inauguraron una forma de usar lo mecánico con un sentido estético y lúdico como los móviles del Calder, las placas rotativas de Duchamp o las construcciones de Pevsner hasta imaginarios centrados en hacer visibles no solo la energía como fuente de vida de las tecnologías industriales (rayogramas de Man Ray, las fotoimágenes de Themerson o las líneas de fuerza de Moholy Nagy) sino también de las partes integrantes de las máquinas (los diseños de máquinas de Picabia, la palanca de Ignatovicht o el Maschinenteile de Zwart), los paisajes industriales (Metal de Germaine Krull) o las masas obreras (Gustav Klucis, Valentina Kulagina y Natalia Pinus). Todos estos elementos revelarán la fascinación del hombre por la modernidad y el avance tecnológico e industrial que estuvo presente durante la primera mitad del siglo XX. También incluye la muestra a aquellos “visionarios” que imaginaron máquinas utópicas, como Estructura Volante II (1976) de José M.ª Yturralde, B.T. Desértico (1994) de Nacho Criado.

Es Yturralde, de hecho, uno de los artistas que convirtieron sus estudios en una suerte de de laboratorios en un momento en el que la dualidad arte y ciencia fue objeto de debate y reflexión, especialmente con la formación de colectivos como MENTE, Antes del Arte y el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, agrupaciones que defendieron el hermanamiento entre la ciencia y el arte desde diversas perspectivas y articularon el nuevo rumbo de las tendencias geométricas.

La muestra se podrá ver en la próxima temporada, tras el reajuste del calendario expositivo debido a la crisis sanitaria, una crisis que no pasará por alto el proyecto. “Obviamente hoy no vamos a poder leer alguna de las obras como lo hacíamos hace dos meses. Todavía estamos en esa fase de shock que no nos permite pensar con tanta claridad. Pero, por ejemplo, cuando hablamos de procesos de desindustrialización, ahora sabemos lo que suponen. También aquellas obras que tienen que ver con a investigación científica. Ahora lo tenemos delante de nuestros ojos. Muchas obras van a adquirir otra capa de significado. Tendremos que replantear alguna parte de la exposición, seguro”, explica Sergio Rubira. Dios, la máquina y crisis sanitaria.

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