El diseño que hay en un bigote

VALÈNCIA. Quizá nunca se ha hablado tanto de diseño en València como en los últimos años. Lo hacemos cuando miramos a la excelencia de la escena local, premiada recientemente con no pocos Premios Nacionales de Diseño y una lluvia constante de reconocimientos. También en el necesario debate en torno a la Inteligencia Artificial y los efectos que está teniendo en las profesiones creativas, con los derechos de autor en el centro de la reflexión. El diseño se habla, se debate, se premia, pero también está en lo no explícito, en aquello cotidiano. En el café de cada mañana, en el teléfono móvil o en su bigote. Sí, sí, han leído bien, en el bigote. 

En el hecho de afeitarse, de cortar a ras de la piel la barba, el bigote o el pelo de cualquier parte del cuerpo, también hay diseño. Por cuestión de moda o de higiene, el afeitado es una práctica cotidiana para millones de personas, una acción que también se explica a través del diseño de los utensilios que a lo largo de los años se han comercializado para tal fin. Para indagar más en esta cuestión, hasta el 23 de febrero se puede visitar en la Colección Alfaro Hofmann la exposición temporal La máquina de afeitar. 100 años de diseño y moda, una fotografía que recorre más de un siglo de historia de ese objeto que seguramente tengan algo desperdigado entre los cajones de su baño. 

Comisariada por Andrés Alfaro Hofmann y Remedios Samper Villalba, el espacio cultural, ubicado en la localidad de Godella, reúne una amplia selección de maquinillas y máquinas de afeitar destinadas tanto a mujeres como a hombres que, por su diseño y eficacia, han destacado a lo largo de más de cien años, un viaje en el tiempo que habla de la evolución de la tecnología, la estética y la propia sociedad. En este sentido, además de las maquinillas, la sala de exposiciones también incluye distintos materiales publicitarios de época que dan muchas pistas sobre las sociedades de cada época así como sobre los roles de género. 

A través de esta selección la entidad propone una revisión de la historia del afeitado a partir de la invención de la primera maquinilla de seguridad con hojas intercambiables hasta nuestros días, un punto de partida que se fija en el año 1895 con la patente del americano King Kamp Gillete. Es la maquinilla comercializada para hombre Valet Model C, que data de principios de siglo XX, otro de los objetos más antiguos que presenta la exposición, un modelo con un dispositivo en un cabezal por el que se introducía una correa de cuero para afilar la hoja, permitiendo aumentar su durabilidad. 

En este viaje en el tiempo que plantea la Colección Alfaro Hoffmann también destaca la máquina de afeitar Packard Lektro-shaver, un “innovador” modelo de afeitadora eléctrica que funcionaba sin cuchillas, o la conocida como 'Camera-look', porque recordaba a una cámara de fotografiar. De esta manera, la muestra relata a través de un objeto tan cotidiano una evolución en la que destacan nombres como los de la empresa americana Schick, pionera en el sistema del afeitado eléctrico, o Philips y Braun en Europa, un mercado en en el que hay una "disputa" que se ha mantenido en el tiempo: corte en húmedo o corte en seco.

La exposición también hace especial hincapié en al afeitado femenino que históricamente, y por “convencionalismos sociales”, ha tenido menor difusión publicitaria, tal y como subrayan los organizadores de la muestra. Fue en 1915 cuando Gillette puso el foco en el mercado femenino en 1915 con la llamada Milady Décolleté, un tipo de maquinilla de seguridad de hojas intercambiables, de menor tamaño que las diseñadas para uso masculino, y que se publicitaba como una “necesidad para disfrutar de unas axilas más suaves”. Otro de los objetos publicitados específicamente para mujeres que presenta la muestra es la máquina de afeitar Lady Shave, de la firma Philips. Comercializada durante la década de los setenta, el objeto -producido en plástico- presentaba una estética marcada por las formas redondeadas y los colores rosados y violetas.