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VALENCIA. Escribir un buen discurso es un trabajo en equipo. A pesar de que es el líder quien se luce o fracasa desde la tribuna, tras él hay un grupo reducido de personas que desde prácticamente el anonimato demuestran su valía colaborando en la difícil tarea de trasladar las ideas fuerza que defienden una gestión, plantean sus críticas o rebaten los ataques. En el argot se les llama ‘negros', rememorando al ejército de redactores de las novelas que firmaba Alejandro Dumas, mulato de padre francés y madre caribeña, conocidos en sus tiempos como ‘los negros de el Negro'.

La profesionalización de esta función les ha hecho merecer la calificación de asesores y, en algún caso, formar auténticas redacciones. Sin embargo, la disponibilidad de medios y los objetivos que se buscan marcan la diferencia entre la Presidencia de la Generalitat, más institucional, y los distintos aspirantes a ese puesto desde los partidos con representación en Les Corts.

Es en las ocasiones especiales donde a estos profesionales se les demanda lo mejor de ellos mismos. Así, cuando el pasado 23 de septiembre el presidente de la Generalitat Alberto Fabra empezó su discurso del Debate de Política General, la cita más importante del año desde un punto de vista político para un jefe del Consell, se completaba un proceso que había arrancado tres meses atrás con una reunión en la que participaron cinco personas: el jefe de Gabinete del Presidente, Jesús Lecha; el director general de Análisis y Políticas Públicas, Manuel Rosalén; los jefes de comunicación y prensa, José Luis Torró y Maite Fernández; y el propio Fabra.

En esta primera reunión se perfilaron los contenidos y, a lo largo del verano, Rosalén y su equipo recopilaron datos y ‘montan el puzzle' que, una semana antes de la cita, se presentó al presidente. Lecha y el equipo de Comunicación fueron los encargados de pulir desde un punto de vista formal este documento para destacar las ideas fuerza en frases cortas y concretas. Sin embargo, el propio Fabra también le dio su sello personal con diversas correcciones y haciéndolo suyo, por medio de ensayos y memorizándolo en gran parte, según su entorno. El de Fabra no es un caso excepcional.

El resto de dirigentes políticos tienen sus propias rutinas a la hora de establecer qué decir y cómo hacerlo en las grandes citas políticas. En el caso del PSPV-PSOE, su secretario general, Ximo Puig, inicia la preparación de sus discursos con una puesta en común en la que participan, además de la directora de comunicación, Lydia del Canto; el vicesecretario de Organización, Alfred Boix; el vicesecretario de Relaciones Institucionales, José Manuel Orengo; el jefe de gabinete de Puig, Arcadi España; y Andreu Ferrer, llamado ‘el cuarto hombre de la cuarta planta', en referencia al piso donde se encuentran los despachos de la cúpula del PSPV-PSOE en la sede de la calle Blanqueries de Valencia.

Este último, amigo de Puig desde la infancia, licenciado en Derecho y Psicología y secretario de ayuntamiento en excedencia, elabora junto a Del Canto el contenido de los discursos fundamentales, desde intervenciones ante órganos claves del partido hasta conferencias relevantes, como la participación en el ciclo de conferencias del Forum Europa.

ENSAYO EN EL DESPACHO

El primer borrador elaborado por Ferrer pasa a las manos de Puig, que comprueba que se han captado sus ideas. A continuación, el texto reformado pasa por Boix, Orengo y los responsables del partido que tengan que ver con el tema tratado. Una vez pasadas todas las modificaciones a limpio, Puig lo lee en privado y, si es un acto clave, lo ensaya en su despacho con el equipo de la reunión inicial. En casos puntuales los socialistas valencianos han contado con el asesoramiento de un primer espada de la consultoría política española como Luis Arroyo gracias a su amistad con Puig, ya que la situación económica del partido no permite retribuirle.

Aunque cada formación ha ido haciendo su propio modelo sobre la marcha, la práctica ha impuesto unas rutinas que, en el caso de los partidos con menor número de diputados, se ha abierto a canales hasta ahora inusuales, como los grupos de WhatsApp. Así ocurre en el caso de Compromís o de Esquerra Unida, con menor disponibilidad de tiempo al tener que repartirse todas la tareas entre un reducido número de diputados y asesores.

La forma de trabajar es similar también en las intervenciones de mayor calado, aunque la mensajería móvil suele sustituirse por el correo electrónico. En el caso de Enric Morera (Compromís), él mismo redacta un borrador con aportaciones de la ejecutiva de la formación, que manda por email a sus seis diputados; al responsable del Área de Comunicación de BLOC-Coalició Compromís, Lluís Miquel Campos; al coordinador del grupo, Dimas Montiel; y al jefe de prensa, Enric Cuenca. La puesta en común ya se hace con una reunión física, de la que Morera saca las modificaciones para la intervención definitiva, en la que Cuenca interviene para fijar titulares y establecer tuits.

En el caso de Esquerra Unida, su recién elegido candidato a la Generalitat, Ignacio Blanco, diputado y ex-responsable de Comunicación del grupo, también se ha escrito personalmente su primera gran intervención, que se ha producido en el debate de Presupuestos del pasado18 de noviembre.

Esto no quita para que contara con las aportaciones de sus cinco diputados; la coordinadora del grupo; la jefa de prensa, Maite Nacher; y algunos colaboradores externos especializados en Economía. Sin embargo, una vez en la tribuna, el líder siempre está solo.