Chinchineando por el 2022

Al vino, patitos

Pues sí, señores y señoras, toca estrenar año en este rincón hedonista. Chinchineando, que es gerundio, con buen vino y dispuestos a comernos el mundo. Porque este 2022 no va a haber quien nos pare los pies, así que adelante, que viernes es

| 14/01/2022 | 4 min, 39 seg

Empezando con el descorche de referencias un poco a lo loco, como somos. Cositas que nos gustan más allá de famas, puntos o precios. Botellas de hacer piña de amistad sin tropicalismos, que tampoco hay necesidad. Entre pajarillos que revolotean, ositos cariñosos y hasta algún unicornio travieso. Pero sin viruses, que estamos cansados de eso. De latitudes varias y sus pintas. Con perfiles de todo tipo, que aquí no hay buenos ni malos y todos los que nos gusten serán bien cuidados. De las gürbujas a los generosos y todos tan hermosos. Así que vamos a ello, gonitos, que empiece la fiesta de estrenar calendario y que repitamos a diario.

Con el Caze-Thibaut Naturellement (Maison Cazé-Thibaut). Pinot meunier de celebrar que la vida sigue y promete sonreír. Elegantón y finito, tiene aquello del suelo que reluce reflejando ese sol de invierno que nunca congela. Porque está en tensión y esperando a que vengas a buscarle para ir juntos a pastelería pomposa en la que elegimos un sandwichito de pollo y la barqueta de pistacho, que es memoria de la de llevar en el capacho.

La Manzanilla Orleans Borbón (Bodega Los Infantes Orleans Borbón) viene a poner el puntito chisposo a esta nuestra existencia. Que es una saca tan especial como el grupito de los amiguis de Contubernio. Sedosa intensidad de rama flexible que hace sonar la música de bailes lentos, lentos. Con ese mover de caderas por callejas gaditanas con parada en cada taberna hasta alcanzar la barra de aquella morena en adobo. 

Continuamos en el sur con el Sábalo 2019 (Barbadillo). Palomino en forma de fresco zumo todo fruta con su fondo de albariza. ¡Y viva la tiza! Lozanía que revitaliza y da pasos hacia delante, que el pasado ya se fue. Gustoso y encantador. Parlanchín que maneja la lengua con soltura, porque no es de timideces ni tonterías. Alegría en barrio alto y mejor con algo de guitarreo y una de acedías, tías. 

El Georges Descombes Beaujolais Blanc 2018 (Georges Descombes) es curiosidad de chardonnay. Infusión de melocotones chicos y esa camomila de perritos cariñosos con carita triste y corazón contento. La envolvente realizada con gracia y soltura porque la falta de años no le impide tener mucha cordura. Cuerpo insolente entre campos de heno mecidos por el viento. Un tiempo que asegura ser mejor con unas pechugas villeroy, ahí es .    

Con el Badiola Viura de Cabezadas 2018 (Península Vinicultores) hacemos escapada con calma a pueblos de estampa de postal. Carta escrita con letra firme y prieta. Trazo elegante de esas caligrafías que llevan estudio y esfuerzo. Resultados decididos a atraparnos en horizonte de viñedo que te acoge como casa dispuesta a darse entera, con su chicha certera y acertando en el plato con un chuletón de los buenos. 

Desobediencia si, prohibiciones poquitas

Entre mito y utopía se presenta el Mythopia Disobediencie 2015 (Mythopia). Suizo y naranjoso esto es todo un coloso. Variedad fendant que se nos da a conocer así, sin ningún complejo de ser la nueva de nuestra ignorancia. Complejidad muy loca que es clara como el agua más limpia cuando se convierte en vino por arte de magia. Eternidad que se queda con nosotros en cuerpo y alma, sin relojes y con un aperitivo a la hora en punto de queso gruyere.

No nos equivocamos en absoluto al abrir el Something Wrong 2018 (Flashes by Vértigo). Syrah de los que además de naturis son guapitos. Que se ponen en plan serio para comentar de acideces muy bien puestas. Coloque y disloque de bayitas salvajes. Coraje para lanzarse a aventuras que triunfan con los amigos y con todo el que tiene brillo. Como tú cuando me plantas delante del flequillo una pizza de butifarra negra. 

Nos vamos a Ronda con su magia y aquellos tiempos todos amor. Y volvemos cuanto antes con El Espino 2018 (Cortijo de los Aguilares). Petit verdot con su poco de tempranillo, syrah y la justa barrica para redondear. La doma de un potro señorito que quiere correr por el monte sin que nadie le ponga límites.  Rústico de paisaje frondoso y hierbas balsámicas ondeantes y tan campantes, y a sus anchas con un rabo de toro. 

El cielo nos atrapa cuando miramos hacia arriba y nos encontramos con la Señora de las Alturas 2019 (Viña Zorzal). Garnacha navarra por derecho propio. Pulcritud formal y la emoción de aquellos que son tan cual. La autenticidad de los que se olvidan de dobleces que no obedecen a lo que nos gusta. Sinceridad con prestancia y la constancia que acaba teniendo recompensa en forma de una menestra de verdad.    

Terminamos este repaso por próximos deseos con el Amontillado L&B (Lorente & Barba). Maravilla de barnices salinos. Tienda de antigüedades a pie de playa en la que perderse buscando alguna joyita para llevarnos a casa. Seda desde antiguo y para siempre que nos acariciará en cada sueño y al despertar todas las mañanas con la emoción y la esperanza por esta etapa que comienza.

Comenta este artículo en
next